Día Nacional del Inmigrante

Fronteras de la discriminación

Un científico social reflexiona sobre el aporte realizado por extranjeros en la construcción de nuestra nación y la percepción que tenemos en Argentina sobre los migrantes.


El 4 de septiembre de 1812, en plena construcción de las bases fundacionales de lo que iba a ser la República Argentina, el Primer Triunvirato redactó una disposición que ofrece “su inmediata protección a los individuos de todas las naciones y a sus familias que deseen fijar su domicilio en el territorio asegurándoles el pleno goce de los derechos del hombre en sociedad”. En conmemoración a ese evento, el Gobierno de Juan Domingo Perón sancionó en 1949 a la fecha, como el día del inmigrante.

Desde sus orígenes, el suelo de nuestro país ha sido poblado y trabajado, también por manos extranjeras. El aporte que han brindado y aún brindan estas personas provenientes de otros horizontes en la construcción de la nación es innegable. Entre 1860 y 1930 llegaron seis millones cuatrocientas mil personas. En la actualidad  y según el último Censo realizado en el año 2010, el 4,5 por ciento de la población total que habita en suelo argentino, no ha nacido en él.

Sergio Kaminker, becario doctoral del CONICET en el Centro Nacional Patagónico (CENPAT) analiza la figura del migrante y el peso constitutivo que tienen en la configuración social, política y económica de nuestra patria.

“Existe un relato nacional que indica que el país fue construido con el invaluable aporte de personas que provenían de Europa y si bien es cierto que la Argentina fue probablemente una de las naciones que mayor crecimiento relativo tuvo a nivel población basado en esa migración entre 1880 y 1930, esa narración es parcial y tiene efectos graves como discurso generador de racismo. Por lo pronto no da cuenta de los pueblos indígenas que ya habitaban el lugar, de los afrodescendientes ni de los migrantes limítrofes”.

Según Kaminker, este imaginario  indica que la Argentina es blanca, e invisibiliza a la población de las naciones vecinas que con el correr de los años siempre tuvieron un peso específico propio a lo largo de toda la historia nacional. Actualmente y según el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC), representan el 3,1 por ciento de la población total.

Para erradicar ese relato parcial “hay que trabajar de forma integral en los hogares, en las escuelas, en los medios de comunicación y en todos los lugares donde  circula la información para modificar las representaciones sociales que en definitiva son las que determinan los fenómenos de discriminación que se dan en muchísimos espacios de nuestra sociedad”, explica.

Nueva Ley y más derechos

Desde el año 2004 existe en nuestro país una nueva ley 25.871 de migraciones que garantiza derechos a la igualdad de trato y al acceso no discriminatorio a servicios sociales, bienes públicos, salud, educación, justicia, trabajo, empleo y seguridad social, y derecho a la información.

“Esta ley comprende verdaderamente el lugar que ocupan los colectivos de extranjeros en nuestro país y plantea la migración como un derecho humano. Es un aporte para combatir un relato muy destructor de las diferencias que viene operando en la construcción de un imaginario colectivo determinado desde hace por lo menos 130 años”, concluye Kaminker.

  • Por Alejandro Cannizzaro y Diego Núñez de la Rosa.