DESARROLLO PRODUCTIVO

Fibra de guanaco, una herramienta de desarrollo social y tecnológico sustentable

Investigadores del CONICET trabajan junto con una cooperativa mendocina para fabricar íntegramente en la Argentina, por primera vez, hilo para prendas de alta gama.


Casi mil dólares. Eso es lo que cuesta en algunas casas de diseño europeas un chal hecho con hilo de fibra de guanaco. Sin embargo, según datos publicados en 2011 por el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) el productor argentino recibía apenas 80 dólares por kilo de fibra, una cadena de valor donde la mayoría de las ganancias quedaban en el extranjero.

Para ello, investigadores del CONICET trabajan desde el año 2005 con la Cooperativa Payún Matrú, de Malargüe, Mendoza, para desarrollar un programa de manejo sustentable de la especie.

Los resultados llevaron a que este año el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva, a través de la Agencia Nacional de Promoción Científica y Tecnológica, anuncie el otorgamiento de más de 5.5 millones de pesos al desarrollo de un modelo productivo para mejorar la calidad de vida de pequeños productores rurales, basado en el uso sustentable de guanacos y la apropiación de innovaciones tecnológicas.

El CONICET, la Municipalidad de Malargüe, Payún Matrú y el Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI) integran el consorcio que va a llevar a cabo la iniciativa. “Es un proyecto que desde el principio unió rigor científico con la transferencia de tecnología a sectores vulnerables”, explica Gabriela Lichtenstein, investigadora adjunta del CONICET y una de las impulsoras de la propuesta.

“El guanaco tiene una de las fibras más finas del mundo, reconocida por su sedosidad, poco peso y calidad aislante. En Argentina habita la mayor población de este camélido del mundo, y está en condiciones de desarrollar productos y un mercado para su fibra, una excelente oportunidad socio-productiva para nuestro país”, asegura.

Junto con Pablo Carmanchahi, investigador asistente del CONICET, trabajan junto a la Cooperativa Payún Matrú en el diseño de nuevas metodologías de captura, manejo y arreos de los animales y la posterior producción de fibra.

Pero, además, el proyecto tiene en cuenta las características socio-económicas y ambientales de Las Salinillas, un paraje alejado de la ciudad de Malargüe y donde funciona la cooperativa. “Se buscó fomentar el arraigo y generar fuentes de empleo a nivel local”, comenta Lichtenstein.

La iniciativa contempla no sólo la instalación de una planta de procesamiento de fibra, junto con su tendido eléctrico y redes de telefonía – que también van a suministrar energía y comunicaciones a una población que hasta ahora no tenía -, sino que además incluye talleres de capacitación en técnicas de manejo de la especie y procesado de la fibra.

 

Más fibra sin descuidar al guanaco

Uno de los primeros pasos fue el diseño de sistemas de arreo, captura, esquila y posterior liberación de los guanacos, para después hacer la transferencia al sector productivo – es decir a la cooperativa. El diseño estuvo a cargo de Carmanchahi y el objetivo fue mejorar la productividad con altos estándares de bienestar animal.

Estos nuevos protocolos de cuidado, que se comenzaron a desarrollar en 2005, permitieron reducir la mortalidad durante la captura, arreo y esquila a partir de la evaluación de parámetros a diferentes niveles.

Uno de los aspectos analizados fue el efecto de la captura, manejo y esquila sobre los aspectos fisiológicos, donde se determinaron los niveles de hormonas relacionadas con el estrés. A nivel comportamental se buscó identificar conductas que resultarían en malestar del animal durante el manejo. Por último, los estudios sobre las poblaciones de guanacos permitieron determinar los efectos que todo el procedimiento tiene sobre los individuos y los grupos, así como su comportamiento tras la liberación.

“Al estudiar estos tres niveles pudimos identificar acciones de manejo que permiten disminuir el impacto de esta actividad sobre los guanacos capturados”, enumera Carmanchahi. Esto llevó no solo a una reducción de la mortalidad sino además del riesgo para los operarios, que manejan animales silvestres, fuertes, y que pueden pesar entre 120 y 150 kilos.

 

Valor agregado

El segundo paso fue agregar valor a la fibra, transformarla en hilo y luego fabricar prendas. Los miembros de la cooperativa comenzaron a trabajar en el descerdado e hilado manual de fibra, pero estos sistemas consumían mucho tiempo y no eran redituables.

“Eran técnicas ancestrales de procesamiento con rueca, pero a una hilandera le llevaba casi un mes y medio de trabajo hacer un kilo de hilo”, cuenta Marcos Díaz, secretario de la cooperativa Payún Matrú.

La planta, que se instalará a partir del otorgamiento de este proyecto, permitirá procesar esa misma cantidad en una hora y aumentar la productividad de la cooperativa. “La fibra va a poder ser usada por los argentinos”, afirma Díaz.

A partir de la incorporación de esta nueva tecnología y técnicas de manejo, se va a poder aumentar el número de animales por temporada con los que se trabaja y procesar fibra producida por otros emprendimientos que también trabajan con guanacos.

A su vez, la participación del INTI permitirá desarrollar nuevos productos textiles con una identidad adaptada a las necesidades del mercado. “Esperamos que este proyecto contribuya a unir la conservación de una especie silvestre con el desarrollo socio-productivo de las zonas áridas de nuestro país”, enfatiza Lichtenstein.

La Agencia Nacional de Promoción Científica y Tecnológica, dependiente del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva, aprobó la adjudicación de más de $32.000.000 en subsidios para cinco proyectos presentados por consorcios públicos privados orientados al aprovechamiento de fibra de camélidos. Junto a los aportes que realizarán las empresas e instituciones involucradas en cada consorcio, la inversión para llevar adelante las iniciativas ascenderá a más de $52.000.000.

 

Proyectos:

– “Desarrollo de un modelo productivo para la mejora de la calidad de vida de pequeños productores rurales, basado en el uso sustentable de guanacos y la apropiación de innovaciones tecnológicas”, que será ejecutado por la Cooperativa Agropecuaria de provisión, transformación y comercialización Payún Matrú, el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET), el Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI) y la Municipalidad de Malargüe.

– “Desarrollo tecnológico de procesos y productos innovadores para la cadena de valor de camélidos”, presentada por un consorcio integrado por el INTI, la Universidad Tecnológica Nacional y las empresas Textil de los Andes S.A. e Hilados Santa María S.A.

– “Fibras de Jujuy” será llevado adelante por el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), la Cooperativa agro-ganadera Cuenca Río Grande San Juan y el Ministerio de la Producción de la provincia de Jujuy.

– Consorcio integrado por la Universidad Nacional de Río Negro, la Asociación Civil Surcos Patagónicos, la Asociación Civil Mercado de la Estepa Quimey Piuké y la Dirección de Fauna Silvestre de la provincia de Río Negro.

– “Industrialización de la fibra fina de camélidos con inclusión social”, presentada por el INTI, el INTA y el Ministerio de Ambiente y Producción Sustentable de Salta.

  • Por Ana Belluscio.