JORNADAS DE PERIODISMO CIENTÍFICO
“El periodista debe encontrar el anzuelo para interesar a la gente en temas de ciencia”
Lo dijo Claudia Nicolini, que debatió sobre la comunicación de la ciencia en medios tucumanos junto a dos investigadores del CONICET.
Las Jornadas de Periodismo Científico desembarcaron en la provincia de Tucumán, donde tuvieron como invitados a Claudia Nicolini, periodista de La Gaceta de Tucumán y miembro de la Red Argentina de Periodismo Científica, Victor Ataliva, especialista en Estudios Culturales del Posgrado de la Escuela para la Innovación Educativa de Santiago del Estero, técnico del Instituto Superior de Estudios Sociales de Tucumán (ISES) y perito de la Justicia Federal de Tucumán en la causa “Pozo de Vargas”, y al investigador del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) y director del ISES, Daniel Campi, cuya línea de estudio principal es la conformación de un moderno mercado de trabajo en el marco de la pervivencia de arcaicas normativas laborales. “
Para comenzar, Nicolini comentó cómo se acercó al periodismo y a la ciencia. “Cuando yo era chiquita, yo le decía a mi mamá que yo quería estudiar “cultura general”, y ella me decía que eso no se estudiaba sino que se construía. Lo bueno es que esta profesión, más la de periodista científica, me está permitiendo cumplir mi deseo de niña. Con cada científico que entrevisto mi mundo crece”.
En este sentido, recordó: “Yo empecé en un medio de casualidad, como correctora porque necesitaba un trabajo. Empecé en La Gaceta, y aprendí un oficio que no conocía, porque yo soy psicóloga. Y en un momento, mi sección se redujo y tuve que reinventarme como periodista. En un principio me dedicaba a todos los temas, luego me fui encargando de algo que me gustara: allí el trabajo se transformó en un placer. Hoy, después de 24 años en La Gaceta, siento que lo disfruto más que nunca. Llegué a la ciencia por el mismo azar: en Tucumán nos conocemos todos. Yo tenía en mi Facebook un contacto de alguien que conocía desde muy chiquita, que es María Eugenia Farías, que se convirtió en una bióloga muy importante. Y me enteré que se había ganado el Konex. Como la conocía, me enviaron a hacerle una nota. Cuando fui a entrevistarla por ´los estromatolitos´, yo le pregunté qué eran porque no entendía nada, así empecé mi breve carrera por el periodismo científico y esa nota terminó premiada por la universidad”.
Por su parte, Victor Ataliva comenzó diciendo que “si tuviera que definirme, creo que soy un trabajador de la ciencia, que se vale de las herramientas de las Ciencias Sociales para abordar aspectos del pasado con gran incidencia en el presente”. Contó que “en 1995 estudiaba Agronomía y tuve un viaje iniciático por Bolivia, y en las ruinas de Tiahuanaco me di cuenta que eso era lo mío. Volví y comencé a estudiar Arqueología, ahí empecé una etapa de indagación que me lleva hasta este presente, en tres líneas de investigación: pueblos originarios, patrimonio industrial y la cuestión forense, vinculada a crímenes de lesa humanidad”.
En la jornada se mencionó que en Tucumán, en materia científica, se da una particularidad: a las Ciencias Sociales se le da mucha relevancia, sobre todo son pioneras en la colaboración con la Justicia, línea que profundizaron a partir del trabajo en el Pozo de Vargas. Sobre la experiencia de transmitir ese trabajo a los medios, Ataliva comentó que “en esa investigación sabemos que no solo estamos recuperando restos óseos sino historias de vida. Entonces siempre tenemos presente que no vamos a hacer un show del horror: muchos periodistas entendieron esa instancia y muchos otros no. Uno no puede controlar lo que dicen los periodistas acerca de los resultados de nuestro trabajo, pero siempre solicitamos eso: no espectacularizar el caso”. Y completó: “El trabajo con los periodistas generalmente es bastante tenso, tenemos mucho ciudado y en general intentamos preparar la nota para que la nota se difunda. A menos que vengan periodistas con formación y experiencia previa”.
“Entiendo lo que decís”, respondió Nicolini, “porque el Pozo de Vargas, más que analizado desde lo científico, suele analizarse desde lo político”. Como periodista científica, Nicolini resaltó la importancia de preguntar por qué, y animarse a decir “no te entiendo” al científico hasta que el tema quede esclarecido. “Para que la gente entienda, hay que pensar las notas como si fueran escritas para un chico de cuarto grado. Buscar estrategias para encontrar el gancho que permita que el público se interese. Sino la ciencia se comunica endogámicamente”. En el mismo sentido, advirtió que en sus comienzos como periodista científica, le costaba mucho trabajo convencer a los científicos de la importancia de ser entrevistados para ser comprendidos por “el ágora”. “Todavía tengo que salir a la caza y a la pesca de temas. Pero con la práctica, aprendí a ejercitar mucho la escucha y a que los científicos me tengan paciencia para entender de óptica, meteorología, física… Finalmente, hacer esto es fascinante”.
Tensiones y avatares de la comunicación
A partir de su trabajo, entre risas, Nicolini recordó que uno de sus mayores logros fue recibir el llamado de una investigadora que le agradeció que a partir de su nota, sus padres se enteraran y comprendieran a qué se dedicaba en materia científica. “Ese ha sido mi mayor premio. Mi único trabajo es que la gente quiera seguir leyendo después del título y los dos primeros párrafos. Encontrar la manera de decirle al lector `tengo algo divertido para contarte`. Encontrar el anzuelo para que lean estas noticias y después chequear todos los datos técnicos con el científico: si logro eso, estoy realizada”.
En otro tramo del debate, Ataliva planteó que la formación científica no da herramientas para la comunicación de la ciencia, aunque advirtió que como estrategia práctica, le parece muy valiosa esa tarea para viabilizar el quehacer científico. “En el último tiempo desde las Ciencias Sociales se valora cada vez más la participación de la sociedad en las temáticas que nos atañen”, dijo. También se refirió a las experiencias de comunicación sobre su trabajo en la causa Pozo de Vargas, y confesó que “nunca quedamos conformes con las notas que nos realizan”. Pero también dijo que aunque el inconformismo siempre esté, hay que contemplar que el periodismo tiene otros tiempos y finalidades, y que salir a contar sobre ciencia siempre suma.
Nicolini planteó diferencias entre noticia y nota, y subrayó que ella produce notas. “Nosotros en La Gaceta tenemos un adjetivo muy odioso, que es el `publicable`. De todo lo que escribo se tiene que justificar que salga, y que alguien lo lea. Quizás es un hallazgo enorme, pero si es muy abstracto a nadie le importa, o eso plantea el editor. Tengo que apelar a todas las herramientas de seducción periodística, como Matías Loewy (editor de la Agencia CyTA-Leloir), que tiene entrenamiento de décadas en ese campo. Pasa en investigaciones en Literatura, Psicología… materias que son más difíciles de divulgar. Yo siempre lo intento”.
Ataliva y Campi resaltaron las diferencias que existen entre las noticias que están resueltas con un trabajo de campo por detrás, y las que se realizan de un día para el otro, sin tener un proceso de indagación que lo sustente. “Fue el caso de revista Viva: cuando salió esa nota de tapa, el periodista que nos entrevistó en 2005 volvió trece años después y nos entrevistó por el trabajo del Pozo de Vargas. Cuando no está la urgencia, sale mucho mejor y a nosotros nos da más tranquilidad”, dijo Ataliva. Sobre el final, Campi rescató diversas anécdotas de su experiencia con los medios, transmitió ejemplos de comunicaciones fallidas en la materia de los ingenios, y de su tema de estudio.