CIENCIAS SOCIALES Y HUMANIDADES
El desafío de mantener la diversidad lingüística de los pueblos originarios
En el norte del país, una de las regiones con mayor variedad de lenguas del país, investigadores del CONICET desarrollan estudios en comunidades.
De acuerdo a los datos del último Censo de Población, Hogares y Viviendas de Argentina del año 2010, en el país se hablan 13 lenguas indígenas, de las cuales 11 están localizadas en la zona del norte del país. Estudiar las características y las condiciones del uso de estas lenguas es el objetivo con el que trabaja un equipo del Instituto de Investigaciones Geohistóricas (IIGHI, CONICET–UNNE), ubicado en la provincia el Chaco.
Marisa Censabella, investigadora independiente, y Mónica Medina, becaria doctoral, se desempeñan en el Núcleo de Lenguas Minoritarias Americanas (NELMA) de ese instituto y días atrás participaron del ciclo de entrevistas que el CONICET Nordeste desarrolla en el programa Un Buen Día, en el canal Chaco TV. Allí hablaron del trabajo que se desarrolla en la región, haciendo hincapié en el desafío que representa el desarrollo de acciones que permitan la preservación y el respeto por la diversidad lingüística.
Para poder entender la magnitud de los objetos de estudio que se abordan, se debe tener en cuenta que actualmente existen en Argentina personas que pertenecen a 30 pueblos originarios. “En cada censo nacional cada vez más gente reconoce su pertenencia a estos pueblos, lo que revela que aquellos que pensaban que Argentina era un país sin indígenas están equivocados. Dentro de esos 30 pueblos originarios, se hablan 13 lenguas indígenas, de las cuales 11 corresponden al Norte Grande argentino, que es la zona compuesta por el NOA y el NEA. A esto hay que sumarle todas las demás lenguas de inmigración que todavía se hablan en esta zona, por lo que tenemos una diversidad lingüística muy amplia”, explicó Marisa Censabella, doctora en Lingüística.
Mediante el abordaje de esta temática desde el IIGHI se promueve el trabajo interinstitucional, en colaboración con diferentes áreas del estado y asociaciones civiles. “En la mayoría de los ámbitos todavía existe mucha discriminación y racismo hacia los pueblos originarios. Argentina recién está saliendo de la concepción de que debe existir una sola forma de hablar correcta, que es una variedad del español hablada principalmente en Buenos Aires y sus alrededores, que corresponde generalmente al habla de las élites. Entonces, todo lo que no se acomode a ese molde es visto como signo de poca cultura, de gente poco escolarizada. Eso hace que las personas bilingües o incluso monolingües en lenguas que no son la oficial, deban enfrentarse a situaciones muy difíciles”, agregó la investigadora, directora del NELMA.
En ese sentido, consideró que es necesario reforzar las acciones para promover el respeto por la diversidad. “En el mundo se hablan prácticamente 7 mil lenguas. De ese total, solamente 500 se usan en la escolaridad. Hay un mundo de diversidad lingüística que generalmente se ha negado o menospreciado”, ejemplificó. “Sin duda, durante estos últimos años, ha habido una visibilización de lo que son las lenguas originarias del Chaco. Pero pareciera que nunca nada es suficiente, porque todo eso no solo debe traducirse en leyes o acciones similares, sino que debe impregnar las acciones cotidianas. No tenemos que tener miedo de tener al lado a una persona que habla otra lengua. No nos tiene que molestar eso”, reflexionó.
Desde el NELMA se siguen dos grandes líneas de investigación. Una de ellas incluye estudios fonológicos, morfosintácticos, semánticos y pragmático-discursivos de lenguas indígenas y variedades de español habladas en Sudamérica. La segunda, se dedica a estudios sociolingüísticos, planificación lingüística y Educación Intercultural Bilingüe. En esta área se desempeña Mónica Medina, quien también participó de la entrevista y contó detalles de su trabajo.
“Mediante nuestras investigaciones intentamos ver cómo influye la dinámica social en la lengua y específicamente en la modalidad intercultural bilingüe. La información, en ese caso, consiste en estudiar las políticas educativas, específicamente las lingüísticas, aplicadas a tres lenguas indígenas del Chaco: qom, wichi y mocoví”, detalló la magíster en Antropología Social. En la tesis que está elaborando analiza los usos lingüísticos de la lengua Qom en el barrio Mapic de la ciudad de Resistencia. “Intento ver qué hace la gente con la lengua, cuándo la usa, con quiénes y en qué momento”, comentó.
La tarea no es sencilla, ya que por la falta de políticas de respeto por la diversidad durante muchos años, se generó una gran pérdida de espacios. “Las lenguas originarias del Gran Chaco están en un proceso de desplazamiento. El español va ocupando cada vez más espacios de uso social y va dejando relegadas las lenguas indígenas. Por eso, para los indígenas es muy importante que las lenguas originarias estén dentro de la escuela. Es importante visibilizar a la comunidad indígena y lograr que la escuela, que ha sido un agente de aculturación tradicionalmente, pueda devolver otra cosa diferente y dejar de negar la identidad cultural de sus alumnos”, agregó Censabella.
“Es todo un desafío, porque las prácticas lingüísticas comunitarias no tienen un espacio de la escuela porque tradicionalmente no había escuela. Entonces, los mismos hablantes y profesores interculturales bilingües deben generar roles y significados sociales dentro de la escuela, lo que genera otros planteos con respecto a la lengua: ¿La escribimos o no la escribimos? ¿Con qué ortografía la escribimos? Cómo se gestiona algo que es casi impensable desde el punto de vista del español representa un desafío educativo impresionante”, finalizó.
Por Cecilia Fernández Castañón. CCT Nordeste.