El CONICET lamenta el fallecimiento de Roberto Benencia



Fue Investigador Principal del CONICET en la Facultad de Agronomía de la Universidad de Buenos Aires. Magíster en Sociología, Benencia fue una referencia en investigación en Ciencias Sociales, en materia de estudios migratorios y medios rurales.

Las investigadoras Dora Barrancos y Susana Aparicio destacan su trascendencia, calidad humana y legado. Lo describen y recuerdan con las siguientes palabras: Nos ha dejado Roberto Benencia. El CONICET ha perdido a uno de sus mejores investigadores en Ciencias Sociales, referencia ineludible en materia de estudios migratorios, pero también han sido fundamentales sus análisis de medios rurales. Si fue un notable especialista en lo concerniente a procesos migratorios de las poblaciones bolivianas, de la misma manera sobresalen sus abordajes sobre mercados laborales agrícolas y agro hortícolas, y los relacionados con las formas de tenencia de la tierra y su producción. Migración y economía fueron sus grandes dimensiones tópicas.

Roberto pertenecía a esa clase de investigadores que no podía ser negligente con las causas reivindicativas de las poblaciones que analizaba, conocedor de sus necesidades y de la precariedad de sus derechos se constituyó en un científico comprometido. Analizaba de modo agudo y comunicaba con un lenguaje de sutil elegancia. Profundo en sus lecturas de la realidad, podía dejarse bañar en las implicaciones de sentido que daban los actores sociales a sus acciones, aunque con ellas se pusieran en cuestión miradas tradicionales, más fáciles de sostener en los medios académicos. Su análisis de los dispositivos generados por las comunidades migrantes para mejorar sus condiciones de vida, rompían e innovaban respecto a interpretaciones rígidas que de últimas impiden leer los cambios sociales. Su desarrollo de la “Escalera boliviana” se transformó en concepto en el estudio de migraciones laborales y en un ejemplo de como no seguir camino cómodos. De aguda inteligencia y de enorme bonhomía fue un maestro generoso, formador con dosis exponenciales de altruismo dejó una leva de discípulos. Introdujo inquietudes sociales e interpretativas en muchos jóvenes sensibles de las ciencias agronómicas de todo el país y del exterior.

Para quienes tuvimos el privilegio de su amistad, Roberto no dejaba de sorprendernos con su agudeza, su sensibilidad, su humor y su fina ironía para contender. Pérdida inmensa para el sistema científico, para la sociedad toda.