El CONICET lamenta el fallecimiento de Olga Inés Echeverría
Fue investigadora independiente del CONICET en el Instituto de Geografía, Historia y Ciencias Sociales (IGEHCS, CONICET-UNICEN), historiadora, profesora en la Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires y directora del Anuario del IEHS.
In memoriam
Su muerte, tan imprevista como dolorosa, no ha recogido desde entonces sino una dilatada muestra de pesares y lamentos entre quienes la conocimos como docente, investigadora y compañera de trabajo.
Nacida el 23 de abril de 1966 en Tandil, su ingreso a la UNICEN coincidió con el retorno de la democracia a la Argentina, en 1984. Cursó los estudios del profesorado y la licenciatura en Historia, y alcanzó este último título en 1991 con la tesis “Autoritarismo y represión: los enemigos de la sociedad militarizada. Argentina 1976-1983″. Fue becaria de investigación, primero de la SECYT – UNICEN y luego del CONICET. En 2002 culminó el Doctorado Interuniversitario en Historia, con una tesis titulada “‘Una inteligencia disciplinada y disciplinante’. Los intelectuales autoritarios de derecha: su concepción estética-ideológica, la política y la representación de la sociedad. Argentina, primeras décadas del siglo XX”.
En 2005 ingresó a la carrera de investigadora de CONICET, en la cual fue designada investigadora independiente desde 2011. Su trayectoria como investigadora se concentró en el estudio de las raíces y de las modificaciones del autoritarismo en nuestro país. Sus ponencias y publicaciones iniciales se dedicaron a la historia de la última dictadura en Argentina, en particular al Movimiento por los Derechos Humanos y a los modelos de participación femenina durante aquel período. Ese hilo conductor sobre el autoritarismo se expresa en el desarrollo de sus investigaciones sobre las derechas en el siglo XX en Argentina. A esas temáticas dedicó decenas de artículos y capítulos y su libro Las voces del miedo. Los intelectuales autoritarios argentinos en las primeras décadas del siglo XX (2009). En este libro, se concentró en las trayectorias y expectativas de Leopoldo Lugones, Carlos Ibarguren y los miembros de los grupos que publicaron La Nueva República y Criterio, sus discursos y prácticas y su desilusión con el devenir del régimen surgido del golpe de 1930.
Olga mostró con suficiencia que, pese a su relativa debilidad en el plano político, estos intelectuales construyeron un ideario antidemocrático, autoritario, anti-plebeyo y misógino que se sostuvo por muchas décadas. En los últimos años amplió su enfoque para revisar a intelectuales uruguayos gracias a la metodología de la historia conectada y comparada. Olga se interesó de manera recurrente en tiempos reciente por la forma en la que las teorías feministas pueden iluminar las formas de dominación masculina en el pasado y en el presente. Abordó el estudio de la Doctrina de la seguridad nacional a través de las elucubraciones megalómanas y paranoicas del general Osiris Villegas así como la vida de la UNICEN durante la última dictadura militar. En los últimos meses exploró, por razones perfectamente comprensibles, los impactos de las epidemias y pandemias sobre las sociedades.
La vida docente de Olga siempre estuvo ligada a la UNICEN. Fue ayudante alumna entre 1989 y 1991 y apenas graduada se convirtió en docente en la Facultad de Ciencias Humanas, en la que enseñó primero historia americana y, luego, Historia Social General. Desde 2017 se desempeñó como Profesora Titular Regular de Historia Social General, Historia Social Argentina e Historia Social General Contemporánea. Además, desde 2005, dictó distintos cursos de grado sobre historia de las derechas, historiografía y sobre la relación entre historia y literatura y de posgrado en la UNICEN y en la Universidad Nacional de Río Cuarto. Olga también desarrolló una marcada preocupación por la formación docente, tarea a la que dedicó, junto a distintos colegas, cursos y diversas publicaciones.
Olga no se limitó a sus prácticas docentes y de investigación. Por el contrario, en la UNICEN tuvo una intensa participación en la vida institucional. A partir del 2003 integró la Comisión Académica del Programa de Doctorado en Historia, desde 2006 fue miembro del Consejo de Dirección del IEHS, entre 2007 y 2010 dirigió la carrera del profesorado de historia, y desde 2012 integró el Consejo de Dirección de la Unidad Ejecutora Instituto de Geografía, Historia y Ciencias Sociales (IGEHCS) CONICET-UNICEN. Desde 2007 se desempeñó en el Comité Editorial del Anuario IEHS, cuya dirección asumió en 2017. En su gestión, Olga buscó que esta publicación continuara con la rigurosa tradición que tanto prestigio le ha acarreado a la par que bregó por la apertura de sus páginas a nuevas temáticas –sobre todos las propias de la historia reciente- que enriquecieron sus páginas y le ganaron lectores. Con esa promoción del interés historiográfico por la historia reciente, Olga retornaba de alguna manera a los temas que, nunca abandonados del todo, habían sido los primeros en los que concentró su interés.
Olga nunca dejó de reflexionar sobre la actualidad argentina y, en particular, sobre la larga duración de las formas de opresión sobre los y las más débiles. Fue una investigadora atenta a las dimensiones sensibles y estéticas de la experiencia humana, que no prestaba atención no solo a las facetas racionalizadas de la vida social. Fue por ello que en el estudio de los intelectuales autoritarios –a los que se negaba a conceder el apelativo de “nacionalistas” con el que auto-adscribían– dio cuenta de sus apetitos personales, temores, frustraciones e inseguridades. En definitiva, Olga les devolvía a esos sujetos con los que nada simpatizaba, una parte de la humanidad sensible que un estudio de historia de las ideas, centrado exclusivamente en las tareas doctrinarias, pasaba por alto.
Olga fue una muy activa investigadora. Ello se evidencia en numerosos aspectos de su trayectoria. En primer lugar, por su participación, incluso como directora, en múltiples proyectos de investigación a lo largo de casi tres décadas. En segundo término, por su intensa actividad en la formación de jóvenes investigadores, ya que dirigió a muchos tesistas y jóvenes investigadores. En tercer lugar, por su enorme interés en organizar eventos académicos que permitieran la conversación y el intercambio entre colegas. Entre ellos destacamos la realización anual desde 2010 hasta 2019 de las ocho ediciones del “Taller de Discusión Las derechas en el cono sur, siglo XX”, realizados en la sede del IEHS o el campus de la Universidad Nacional de General Sarmiento (e incluso en Montevideo en alguna ocasión). Siempre que Olga actuaba como anfitriona en el IEHS, buscó desarrollar para todas las personas invitadas el mejor clima de trabajo y de hospitalidad, un punto sobre el que parece haber consenso universal entre quienes la conocimos. El evento más ambicioso que la tuvo como protagonista en los últimos años fueron las Jornadas “Las derechas argentinas en el siglo XX”, realizadas en 2018. Esas jornadas dieron pie a un libro en dos tomos, cuyo primer volumen acaba de salir publicado por la UNICEN.
La actividad de Olga superó con mucho la práctica académica entendida en un sentido estrecho. Su preocupación por los temas de género la llevó a formar parte de la Cátedra Libre “Géneros, sexualidades y violencias”, a vincularse a la causa de los derechos humanos, a dirigir el Proyecto Interdisciplinario de Historia y Memoria “La Dictadura cívico-militar en la Universidad Nacional del Centro: políticas, represión y transición democrática, 1975-1986” y también a colaborar con la justicia, cuando fue citada a aportar información en relación a delitos de lesa humanidad, junto a Lucas Bilbao y a Luciano Di Salvo. Fue una activa impulsora de la recuperación y puesta en valor de las fuentes fotográficas y orales de la región, como se expresa en el proyecto de recuperación documental y elaboración de material didáctico “Villa Italia y sus 100 años en la Historia de Tandil”, desarrollado desde 2011, y en la “Muestra itinerante de fotografía social y familiar del siglo XX. Un aporte para la construcción de las memorias escolares en imágenes” que impulsó con Luciano Di Salvo y Florencia Ramón desde 2010. Este conjunto de intereses se plasmó además en la organización en 2013 del Archivo histórico oral de Ciencias Humanas, que incorporó testimonios sobre diversos procesos de la historia reciente en la región, incluyendo historias de vida de la diversidad sexual en el sudeste bonaerense. Este archivo, a su vez, se sumó al Archivo Digital Comunitario de la UNICEN que también dirigía Olga, que confluía con la Fototeca Digital de la Facultad de Ciencias Humanas de la UNICEN.
Olga era amante de la música, spinettiana y gaboférrica. Por no bastarle ello, consumidora compulsiva de literatura, y además poetisa. Algunos de sus poemas aparecieron en distintas antologías, y en 2017 publicó, al alimón con Ana Caliyuri, su poemario Peces en fuga.
Es difícil medir las pérdidas que hemos sufrido con la partida temprana, rápida y dolorosa de Olga. Alma sensible como pocas, generosa y solidaria, comprensiva y siempre dispuesta a ayudar al necesitado. Investigadora obsesiva, docente apasionada, hija amorosa y crítica despiadada de Tandil, alma curiosa y animal social. Estamos seguros de que a ella le gustaría saber que su obituario termina glosando la canción “Fermín” que Almendra grabara en 1969:
La noche izará su final de gotera
Y el ave aquel lo llevará
Olga se fue a la vida
No sé cuándo vendrá
Por Ernesto Bohoslavsky y Daniel Lvovich, ambos investigadores del CONICET