El CONICET lamenta el fallecimiento de Javier Signorelli



Fue Investigador Principal del CONICET en el Instituto de Física de Rosario (IFIR, CONICET-UNR) y referente formador de recursos humanos de gran trayectoria.

El Investigador Superior Ad-Honorem del CONICET en el IFIR, Raúl Bolmaro, lo recuerda con las siguientes palabras:

Javier nació en un barrio de la zona sur de Rosario, el 21 de agosto de 1969. Barrio del que nunca se fue, cultivando sus amistades de juventud y la pasión por formar tribus. Para pulirlo de sus aristas más salvajes, sus padres lo enviaron a la escuela secundaria en el Liceo Aeronáutico Militar en la ciudad de Funes. De allí tomó las enseñanzas necesarias para seguir haciendo algo que lo caracterizó toda su vida: hacer para aprender, y no al revés.

Así fue que, del mismo modo que entraba al río sin saber nadar o esquiaba sin tomar clases previas y se caía de los árboles donde trepaba en su adolescencia; viajó a Francia en su post doctorado sin saber francés y condujo 10000 km con poca experiencia en conducción de autos. Siempre retornaba sabiendo. A vivir se aprende viviendo, me animo a pensar que era su lema.

Comenzó la Licenciatura en Física y se recibió en marzo de 1995, en La Universidad Nacional de Rosario. Un día llegó a nuestro laboratorio, hizo su tesis de licenciatura y continuó con su tesis de doctorado que concluyó en 1999. Simultaneamente, había obtenido su Diplome D’Etudes Approfondies: Physique et Genie des Materiaux, en L’Ecole National des Mines de Paris, en 1997. Allí cursó sus estudios de Postdoctorado entre los años 2002 y 2003.

Ingresó a la carrera de Investigador del CONICET en 2002, desempeñándose hasta sus últimos días como Investigador Principal. En su currículo cuenta con más de 70 publicaciones internacionales con referato, tesis dirigidas, trabajos de transferencias tecnológicas, comunicaciones a congresos científicos, etc.

En los últimos años había comenzado la tarea de armar un grupo multidisciplinario, involucrando técnicas y métodos de cálculo numérico y desarrollos tecnológicos. Además de sus conocimientos técnicos, que eran vastos, hizo uso de lo que aprendió en su barrio con sus amigos en la juventud: perfeccionó sus aptitudes para las relaciones interpersonales haciendo, es decir, haciendo más amigos. El resultado fue impresionante. Un gran número de investigadores y becarios estaban enrolados en esos proyectos.

Para nosotros la mayor carencia con que nos deja no son sus conocimientos científicos, que como dije eran muchos, ni los proyectos inconclusos, sino que nos deja solos. Solos de él.