El CONICET lamenta el fallecimiento de Hector “Cacho” Otheguy
El doctor Eduardo Nassif, investigador del INVAP, tecnólogo y miembro de las Comisiones Asesoras de Tecnología y Temas Estratégicos del CONICET durante años, así recuerda a su colega “Cacho” Otheguy:
“Conocí personalmente a Cacho Otheguy –por esos años Gerente Técnico de INVAP, cuando su fundador, Conrado Varotto, era el Gerente General-, en una fría y lluviosa mañana barilochense de Junio del 87´, en ocasión de la entrevista laboral previa a mi ingreso a la empresa. De ese breve primer encuentro rescato su claridad, su energía y cordialidad.
Para quien escribe estas líneas (por entonces recién doctorado en Física, pero ya con varios años de trabajo en la FIUBA como docente investigador, un antecedente laboral previo en la vieja YPF estatal y algunos años de experiencia fuera del país), ese encuentro resultó fundamental para lo que sería mifuturo profesional y personal.
Un mundo nuevo y desafiante para quienes – como yo – veníamos de un ambiente académico…Pero también fervientemente anhelado en la búsqueda de participar de desarrollos tecnológicos con aplicación directa en áreas estratégicas relevantes para el país. Un viejo sueño compartido con aquella generación de estudiantes de los 70´s.
Más allá de haberme permitido contribuir en INVAP a lo largo de los años con un pequeño aporte individual a la causa colectiva de desarrollos complejos en diversas áreas (que posiblemente ni hubiera soñado en los años previos a ese encuentro), la figura de Cacho Otheguyse agiganta para mi al identificarla con conceptos tan elementales como trascendentes, tan sencillos como ejemplares, y que ahora valoro personalmente como un precioso tesoro acuñado a lo largo de mi actividad profesional.
Cuando hoy (desde mi lugar de jubilado) pienso en Cacho y en el perfil que él le dio a INVAP, se agolpan en mi mente algunas de esas ideas fundamentales, que creo esencial rescatar, no sólo en cuanto a su gestión personal y la impronta brindada a la empresa, sino también como parte de la “memoria tecnológica” de este país:
– Creer como tecnólogos y científicos en nosotros mismos, y en los equipos de trabajo que podemos formar.
– Sostener el ideal de un desarrollo tecnológico nacional. Expandir las fronteras tecnológicas y ganar para la Empresa y para la Argentina un lugar de preponderancia en proyectos estratégicos.
– Asumir plenamente que alcanzar logros tecnológicos inéditos para el país, y constituírse como Empresa en un referente reconocido en mercados internacionales de alta tecnología es una realidad plausible y concreta.
– Creer en las capacidades del sistema nacional de C y T, de sus Instituciones y en la formación técnica de nuestros profesionales.
– Poner en valor todos estos activos para abordar desafíos tecnológicos complejos, utilizando el poder de compra del Estado y nutriendo a este de capacidades estratégicas.
– Lograr una sinergia profesional dentro de equipos de trabajo multidisciplinarios, tanto al interior de la Empresa, como en la articulación conjunta con los diversos actores del sistema nacional de C y T (Instituciones, científicos y tecnólogos).
– Pensar una Empresa que protegiera a la planta de empleados en épocas de severas crisis, de las cuales se priorizó salir con el aporte conjunto de todos y minimizando el perjuicio al personal.
– Fomentar la participación de las PYMEs en proyectos de alto valor agregado, generadores de trabajo local genuino y de divisas para el país.
Todo eso representó la gestión de Cacho Otheguy, continuando el legado de Conrado Varotto, y como parte del grupo fundador de INVAP. Todo eso se tradujo en lo que es hoy INVAP.
Para muchos de quienes trabajamos en la empresa por más de 30 años su pérdida es a la vez tan irremplazable como motivadora de un nuevo desafío: asegurar la continuidad de ese trabajo colectivo en pos de nuevos logros tecnológicos a la altura de los ya alcanzados.
Su desaparición física en este momento tan aciago que atraviesan el país y su sociedad por la pandemia y el aislamiento – además del dolor, que aquella nos genera a nivel personal- debe alentar en todos quienes vivimos INVAP la fuerza necesaria para redoblar los desafíos tecnológicos y volver a soñar ese mañana posible para la Ciencia y la Tecnología de este país.
Que su figura nos recuerde – a jóvenes y viejos – que consolidar el desarrollo nacional en áreas tecnológicas complejas es posible. Que entre todos podemos y debemos encontrar los mejores caminos para llevar adelante su legado.
Será un privilegio hacerlo, y el mejor acto de justicia para con la memoria de Cacho Otheguy”.