CIENCIA E INCLUSIÓN
Convenio con la Confederación Argentina de Sordos
Con el objetivo de brindar aportes desde el área de la lingüística a las demandas por el reconocimiento legal de la Lengua de Señas Argentina a nivel nacional, lucha que la Confederación lleva adelante. Dicha rúbrica formaliza una relación de 25 años.
En un acto realizado en el Centro Cultural de la Ciencia (C3), del que participaron la presidenta del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET), la Dra. Ana María Franchi y el presidente de la Confederación Argentina de Sordos (CAS), Enzo Rizzi, se firmó un convenio de asistencia técnica impulsado por la Gerencia de Vinculación Tecnológica del Consejo a través del área de Tecnologías para el Desarrollo Inclusivo Sustentable.
Los principales objetivos del convenio son: brindar aportes desde el área de la lingüística a las demandas por el reconocimiento legal de la Lengua de Señas Argentina (LSA) a nivel nacional que la CAS se encuentra llevando adelante, y concientizar y sensibilizar a legisladores/as, personal que trabaja en el Congreso Nacional y a la población en general en torno a problemas lingüísticos que atraviesa la comunidad sorda argentina.
Durante la firma, Ana Franchi, celebró la rúbrica del convenio y expresó: “Nuestra misión es hacer que las personas vivan mejor con la ayuda de la ciencia y la tecnología. La promoción de investigadoras jóvenes como es el caso de Rocío Martínez -investigadora que lleva adelante el convenio- es fundamental para llevar adelante el estudio de la lengua y contribuir con la CAS a que la Lengua de Señas Argentina sea reconocida legalmente en el país”.
Luego, la Dra. Rocío Martínez, investigadora del CONICET en el Instituto de Lingüística de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires (UBA), mencionó la relación que existe entre el CONICET y la CAS, y sostuvo: “Creemos que es muy importante trabajar de manera colaborativa con miembros de comunidades lingüístico culturales, en particular con la comunidad sorda que es una comunidad minorizada que tiene una historia de opresión en la que no se ha reconocido su lengua sino que se la ha intentado eliminar. Poco a poco hay más consciencia y esa consciencia tiene que ver con el movimiento que se ha formado hacia adentro de la comunidad sorda. Desde la lingüística acompañamos a esas demandas que son principalmente lingüísticas. Hacemos lingüística por demanda donde respondemos a demandas concretas para dar respuesta siempre en forma colaborativa y con el protagonismo de las personas sordas. Para nosotros es muy importante en colaborar en implementación de nuevas políticas que amplíen derechos que vayan hacia una justicia social e inclusión”.
Por su parte, Enzo Rizzi, destacó la importancia del convenio para la comunidad sorda y la Confederación, “La Lengua de Señas Argentina tiene muchísima historia, tiene el mismo estatus que cualquier otra lengua y es importante investigarla profundamente en conjunto. En el mundo sabemos que las lenguas de señas son lenguas como cualquier otro idioma y gracias a estas lenguas podemos construir nuestra identidad y nos podemos construir como personas. Actualmente, estamos en campaña por la ley federal de la Lengua de Señas Argentina que lo que busca es el reconocimiento de esta lengua y es importante que podamos hacerlo trabajando juntos”.
Estuvieron presentes, por el CONICET, Sergio Romano, gerente de Vinculación Tecnológica; Dulce Zabalo, coordinadora de Tecnologías para el Desarrollo Inclusivo Sustentable, Joana Apablasa y Anabella Ribolzi de la misma área. Por el CAS, Enzo Rizzi, su presidente y Julia Valmarrosa, secretaria general. Claudia Borzi, directora CIC e investigadora principal del CONICET. Y por la Asociación Argentina de Intérpretes de Lengua de Señas (AAILS), Laura Astrada, su presidenta y Cecilia Mealla, tesorera.
Convenio de colaboración técnica
Las tareas estarán a cargo de la Dra. Rocío Martínez, investigadora del CONICET, quien ha desarrollado distintos proyectos y actividades en forma conjunta con la CAS en forma ad honorem desde el año 2010. Además, Martinez asesora en el área de políticas lingüísticas, en las demandas que la CAS lleva adelante desde hace varios años para la ampliación de derechos lingüísticos para las personas sordas a nivel nacional. Algunos de sus proyectos en la organización fueron, por ejemplo, la traducción del himno nacional a la Lengua de Señas Argentina (LSA), diseño de recursos bilingües accesibles (LSA y español) para niños/as sordos/as y su entorno familiar y escolar (Señario, volumen 1 publicado en 2019; restantes volúmenes en curso) y el proyecto de creación de pautas de enseñanza, aprendizaje y evaluación de la LSA (en curso).
En cuanto a las expectativas del convenio, Rocío Martínez, expresa: “Esperamos lograr que la Lengua de Señas Argentina sea reconocida a nivel nacional como lengua natural, originaria y que forma parte del patrimonio lingüístico y cultural de la comunidad sorda en todo el territorio de la República Argentina. Queremos que este reconocimiento responda a las demandas concretas de la comunidad sorda nacional. Es importante remarcar que los derechos lingüísticos son derechos humanos fundamentales. Esta es la postura de la CAS, de la Federación Mundial de Sordos y también de la ONU”.
Y agrega: “Lo interesante de estas posturas es que confluyen, por un lado, investigaciones del área de la lingüística y, por otro lado, demandas de las comunidades sordas de distintos lugares del mundo. Por eso, necesitamos responder a las demandas concretas de la comunidad sorda argentina y trabajar en forma conjunta para diseñar medidas que respeten, fomenten e impulsen el acceso y el uso de la Lengua de Señas Argentina de todas las personas sordas y también de todas las personas que, por cualquier motivo, elijan comunicarse en dicha lengua para tener una accesibilidad efectiva y plena. Asimismo, también es importante diseñar medidas que protejan esta lengua minorizada y a sus usuarios/as naturales, que son las personas que se identifican lingüística y culturalmente como miembros de la comunidad sorda argentina”.
Por su parte, Facundo Prieto Quintana, integrante de la Comisión Directiva de la CAS, remarca los 25 años de trabajo con el CONICET, y señala: “A nivel nacional buscamos que se implementen políticas que respeten, fomenten e impulsen el acceso temprano y el uso de la Lengua de Señas Argentina de todas las personas sordas y de aquellas personas que, por cualquier motivo, elijan comunicarse en la LSA para tener una accesibilidad efectiva y plena. Asimismo, nos interesa avanzar con políticas que preserven y den participación a organizaciones sociales representativas de la comunidad sorda argentina, para evitar cualquier tipo de perjuicio a la Lengua de Señas Argentina y a sus usuarios/as naturales, que son las personas que se identifican lingüística y culturalmente como miembros de la comunidad sorda argentina.
La importancia del convenio y un recorrido de 25 años de colaboración
“La relevancia del convenio entre la CAS y el CONICET es que nos permite poner todas estas investigaciones al servicio de un reclamo básico que la comunidad sorda nacional tiene desde hace muchos años y que continúa hasta el día de hoy: el reconocimiento legal de la Lengua de Señas Argentina a nivel nacional. La CAS está llevando adelante una campaña por la Ley Federal de LSA. En ese marco, aportamos todo el trabajo que realizamos para difundir y sensibilizar a la población, a legisladores/as y al personal del Congreso Nacional respecto de las problemáticas que atraviesa actualmente la comunidad sorda argentina. Para que la ley sea adecuada, se debe contar con la participación activa de organizaciones sociales representativas de la comunidad, como es la CAS -que es la única representante de la comunidad a nivel nacional-, y debe tener en consideración los aportes existentes en el área de la lingüística”, explica la lingüista del CONICET.
“Para entender la importancia del convenio, es necesario hacer un poco de historia. Nuestro equipo de investigación trabaja en forma conjunta con la CAS desde hace más de 25 años. El trabajo comienza con la Dra. María Ignacia Massone, ex investigadora del CONICET, actualmente jubilada. Como lingüistas, nos dedicamos a describir la gramática de la Lengua de Señas Argentina (LSA) y a abordar problemáticas sociolingüísticas en torno a la comunidad sorda del país. Este trabajo lo hemos hecho siempre de forma colaborativa junto a miembros de la comunidad sorda, con un enfoque etnográfico”, explica Rocío Martínez.
Este convenio formaliza una relación de 25 años donde en el CONICET se realizaron muchas investigaciones que aportan evidencia científica a demandas concretas de la comunidad sorda argentina. “Estas investigaciones han demostrado que la LSA es la lengua natural de las personas sordas argentinas, que es una lengua compleja, con una gramática propia, distinta del español. La LSA es una lengua 100% accesible desde el punto de vista perceptual para las personas sordas; les permite comunicarse plenamente en cualquier situación comunicativa y es la que permite aprender el español como segunda lengua. Los estudios lingüísticos muestran que, lejos de ser una lengua “perjudicial“, la LSA -al igual que las demás lenguas de señas del mundo- trae innumerables beneficios a las personas sordas que la adquieren. La LSA es una de las aproximadamente 200 lenguas de señas que hay en el mundo”, explica la investigadora del CONICET.
Los problemas de la comunidad sorda argentina
En relación a los problemas de la comunidad sorda argentina, Martínez explica que “son fundamentalmente lingüísticos. No obstante, esta no es la mirada predominante sobre las personas sordas. A ellas se las suele ver desde una perspectiva médica, que se centra en cuestiones audiológicas y en el déficit. Una mirada desde un enfoque etnográfico y lingüístico implica acercarse a la perspectiva de la comunidad sorda y a todo lo que ella aporta: las personas sordas tienen una lengua visual tan compleja como cualquier otra lengua, una cultura visual, una historia y una gran diversidad de experiencias. La LSA es una lengua minorizada que tiene una historia de opresión”.
Es la misma investigadora la que hace mención de la lucha de la comunidad sorda argentina y de los prejuicios que padecen: “Por muchos años, se ha intentado eliminar a la LSA en nuestro país. Las personas sordas han resistido estos intentos en las asociaciones de personas sordas. Y si bien a partir de la década de 1990 la situación fue cambiando, las situación es de opresión todavía continua. Todavía hay muchas creencias sobre la lengua de señas que causan graves problemas a las personas sordas, que ven sus derechos humanos vulnerados. Por ejemplo, todavía hay profesionales de la salud que prohíben o no recomiendan el uso de la LSA a las personas sordas. Esto es particularmente perjudicial para las infancias sordas porque, a diferencia de otras comunidades, en las que las nuevas generaciones aprenden la lengua de la comunidad en el seno familiar, la mayor parte de las personas sordas nace en familias oyentes que no utilizan la LSA y que no suele recibir información adecuada respecto de esta lengua. Por ende, suelen atravesar sus primeros años de vida sin la LSA ni contacto con miembros de la comunidad sorda, lo cual lleva a situaciones muy graves, como la privación lingüística. Actualmente, continúa habiendo infancias sordas que no tienen contacto con la LSA, que es una lengua perceptualmente accesible y natural, y esto genera graves consecuencias a nivel lingüístico, emocional, psíquico y social”.