PREMIO NOBEL EN FISIOLOGÍA O MEDICINA 2016
Autofagia: el sistema de eliminación de desechos y reciclado intracelular
La Dra. María Isabel Colombo comenta la importancia de este mecanismo, que le valió al Dr. Yoshinori Ohsumi el Premio Nobel en Medicina o Fisiología 2016.
¿Cómo hacen las células para eliminar componentes intracelulares o para obtener nutrientes frente a situaciones de estrés? La respuesta está en la autofagia, un término que significa ‘comerse a sí mismo’. Es un mecanismo de autodegradación basado en vesículas que ‘engloban’ los objetos a eliminar y los conducen a otras vesículas, los lisosomas, que contienen diferentes sustancias que los degradan.
La autofagia entra en acción cuando la célula necesita balancear las fuentes de energía en momentos clave del desarrollo, en respuesta a la falta de nutrientes, para eliminar proteínas que no se sintetizaron correctamente, organelas que no están en condiciones o para remover patógenos intracelulares.
El Premio Nobel en Fisiología o Medicina 2016 fue otorgado al Dr. Yoshinori Ohsumi del Instituto de Tecnología de Tokio, Japón, por haber “descubierto y elucidado los mecanismos subyacentes a la autofagia, un proceso fundamental para degradar y reciclar componentes celulares” que “condujeron a un nuevo paradigma de nuestro entendimiento sobre cómo las células reciclan su contenido”, según se indica en el comunicado del Instituto Karolinska de Estocolmo, Suecia, responsable de elegir a los laureados Nobel en Fisiología o Medicina.
“Este proceso ha sido relacionado con numerosas enfermedades neurodegenerativas como por ejemplo la enfermedad de Parkinson y el Alzheimer; y también se ha visto en cáncer y con el tema que estudiamos nosotros: el vínculo entre autofagia y microorganismos patógenos que invaden la célula”, comenta la Dra. María Isabel Colombo, investigadora superior del CONICET en el Instituto de Histología y Embriología de Mendoza “Dr. Mario Burgos” (IHEM, CONICET-U. N. Cuyo), y especialista en la materia.
Los descubrimientos de Yoshinori Ohsumi abrieron el camino para entender la importancia de la autofagia en muchos procesos fisiológicos como la adaptación a las situaciones de hambre o la respuesta a infecciones. En una serie de experimentos realizados en la década del ’90 el Dr. Yoshinori Ohsumi usó levaduras de panadería para identificar 15 genes esenciales para la autofagia en esos organismos y luego demostrar que las células humanas usan un proceso similar.
“El trabajo de Ohsumi es brillante. La autofagia se descubrió gracias al trabajo de Christian de Duve, Premio Nobel de Fisiología o Medicina en 1974, quien descubrió una organela, llamada lisosoma, que participa en la degradación. Pero la autofagia estuvo en los estudios ‘dormida’ durante más de 20 años hasta que el Dr. Ohsumi comenzó a descubrir las moléculas que están involucradas y de allí la importancia de su trabajo. Abrió un abanico de oportunidades para el resto de los investigadores del mundo”; concluye la Dra. Colombo.