CICLO DE ENTREVISTAS CONICET
Archivo Cossettini, “un ejercicio para apropiarnos colectivamente del pasado educativo”
Desde los documentos y hacia la comunidad científica y docente, este reservorio activo interpela la posibilidad de una enseñanza diferente.
“Si esta historia tan pequeñita que casi no se la ve, pero cuyo hálito se siente, consigue dar el mismo tono de gracia que fluye de las creaciones, de las impresiones, de las imágenes fotográficas y de los claros dibujos de los niños, sabremos que nuestros brazos tendidos hacia la luz se encontrarán con los vuestros”.
Leticia Cossettini, “Teatro de niños”, 1935.
Javiera Díaz, psicóloga y profesional principal del CONICET, es además guardiana de un legado: coordina el Archivo Pedagógico Cossettini en el marco del Instituto Rosario de Investigaciones en Ciencias de la Educación (IRICE – CONICET). Este archivo es una colección de documentos que resguarda la trayectoria docente de Olga y Leticia Cossettini, quienes junto a un grupo de maestras crean un proyecto educativo innovador en la escuela “Dr. Gabriel Carrasco” de Rosario.
¿Quiénes eran las hermanas Olga y Leticia Cossettini?
Ambas fueron maestras a principios de 1900, Olga nació en 1904 y a partir del ‘20 ocupó un lugar relevante en la educación en la provincia de Santa Fe. Eran mujeres con una formación muy profunda en pedagogía y en filosofía, incluso aprendiendo bastante por su cuenta. Estuvieron influenciadas por las corrientes de la época, la italiana particularmente y por las ideas de divulgación cultural infantil españolas.
¿Cuál era el enfoque pedagógico de las escuelas Cossettini?
Ellas eran parte del movimiento de la escuela activa, y su experiencia fue la más importante que tuvo nuestro país en la primera mitad del siglo XX. Esta postura significaba darle una centralidad al niño y a su subjetividad. La escuela debía pensarse como un espacio de expresión del alumno en todos los ámbitos posibles, ya fueran las ciencias, el arte o el desarrollo del lenguaje y la escritura.
¿Cuál debía ser, para ellas, el rol social de la escuela?
En principio para las hermanas la institución educativa tenía que estar abierta a la comunidad, en contacto con la gente. Pensaban que todo lo que el niño aprende en la escuela es por un lado un saber que se comparte en el ámbito familiar, pero al mismo tiempo es la base de un compromiso democrático y solidario con su entorno.
¿Qué experiencia de las Cossettini destacaría?
Creo que la Escuela Serena es la imagen más cabal de su historia. En el año 1935 Olga asumió la dirección de la escuela “Dr. Gabriel Carrasco” en el barrio Alberdi, de Rosario. Junto a su hermana y un grupo de maestros dieron sentido a esta “Escuela Serena”, que perduró hasta el año 1950. La experiencia pedagógica estaba centrada en de respeto por los niños, basado en la solidaridad, en el acercamiento del alumno a la naturaleza y a su mundo circundante, con la convicción de que sólo se aprende lo que se vive. Era una escuela de puertas abiertas, que dio libertad a los chicos para trabajar y a los maestros para desarrollarse.
¿Por qué se llamó Serena?
Olga Cossettini pensaba que la escuela debía ser un ámbito sereno que favorezca los procesos de desarrollo propios de los niños y que los maestros debían ofrecer un ambiente propicio para que el niño encuentre su expresión personal y única. Por ello la escuela, de manera sencilla, disponía de laboratorios de ciencias, de talleres de carpintería, de huerta, animales y de una nutrida biblioteca.
¿Qué particularidades tenía esta “escuela de puertas abiertas”?
La institución salía a la calle con funciones de teatro, títeres y danzas y con exposiciones de trabajos de ciencia, que llamaron Misiones Infantiles de Divulgación Cultural. También tuvo una revista, “La voz de la escuela”. Los alumnos de la primaria se organizaron en un Centro Estudiantil Cooperativo, en el que los niños elegían a sus propios representantes en elecciones abiertas y las mujeres votaban cuando no existía aún el voto femenino. Pero además muchas personalidades de la época, ligadas a vanguardias artísticas y culturales se acercaron y compartieron jornadas de trabajo con los niños, como por ejemplo Javier Villafañe, Gabriela Mistral, Margarita Xirgú, Ernesto Sábato y Juan Ramón Jiménez.
¿Cómo nació el Archivo?
El archivo está enmarcado en el IRICE gracias a que ellas mismas donaron el material a finales de los ochenta. El archivo fue declarado en 2005 patrimonio del CONICET y empezó una tarea muy importante de conservación y digitalización del fondo documental de las fotos, cuadernos, notas y libros que dejaron las hermanas Cossettini. Luego hicimos la digitalización de gran parte de estos documentos.
¿Qué materiales reúne el archivo?
Es una colección muy variada. Por un lado tenemos fotos de la vida de Olga y Leticia, pero además compilamos una serie de la experiencia de la Escuela Serena entre 1935 y 1950. Pero además tenemos materiales didácticos como cuadernos de alumnos, diarios de maestros, planificaciones de las áreas de ciencias naturales y sociales; luego una serie epistolar que contiene cartas de personalidades de la cultura y la educación. Asimismo hay otra serie de fotografías, libros, material filmado, manuscritos inéditos y parte de la biblioteca personal de ambas.
¿Cuál es el objetivo de este archivo pedagógico?
Por un lado es resguardar y conservar este patrimonio del CONICET. Pero además, la idea de Olga y Leticia al donar el material fue contribuir a la investigación, y por eso para nosotros es fundamental que el archivo esté disponible para ser investigado y difundido. El objetivo finalmente es promover a través de estos documentos la posibilidad de pensar experiencias innovadoras en la escuela, acercándonos a los docentes.
¿Qué tareas llevan adelante en ese sentido?
A partir del material digitalizado, y con todas esas reproducciones hicimos las valijas pedagógicas y creamos la actividad “La Escuela Cossettini viaja”. Lo que hacemos es visitar instituciones educativas de todo el país con los materiales. El objetivo es acercar esta experiencia histórica a los docentes, y retomar desde el presente esta pedagogía innovadora. También es un ejercicio para apropiarnos colectivamente del pasado educativo que nos pertenece.
- Por Lucila Espósito.