PROGRAMA NACIONAL CIENCIA Y JUSTICIA

Científicos y miembros de las fuerzas se encontraron en el IV Seminario de Policía Científica

El encuentro se realizó entre el 29 y 31 de octubre en el Centro Cultural de la Ciencia (C3).


Entre los días 29 y 31 de octubre, se realizó el IV Seminario Nacional de Policía Científica, un encuentro organizado por la Secretaría de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva, el Ministerio de Seguridad y el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) para acercar a los especialistas de la ciencia que asesoran a la Justicia con quienes se dedican a las disciplinas aplicadas para combatir el delito: balística, odorología forense, botánica forense, ciberdelito y cinotecnia. Entre las temáticas abordadas, se incluyó el análisis integral del riesgo en casos de catástrofes, la violencia de género, el sistema español de calidad, y la acreditación de laboratorios policiales, entre otras temáticas.

En el Seminario, el secretario de Articulación Científico Tecnológica, Agustín Campero, manifestó que “afortunadamente, esta actividad se está haciendo costumbre. Somos una secretaría de servicios que apuntala el avance del conocimiento, y uno de nuestros objetivos es que lo que hacemos sirva para los argentinos y el mundo”.

En tal sentido, indicó que “trabajamos de manera mancomunada con el Ministerio de Seguridad en muchos capítulos, porque la seguridad es una de nuestras prioridades”. Y subrayó que “hace tres semanas tuvimos una muy buena noticia, que fue el lanzamiento del satélite SAOCOM 1A. Ese satélite va a servir para mucho, especialmente para la obtención de datos muy precisos de la producción en nuestro territorio en los múltiples aspectos que hacen a la seguridad”.

A su vez, el secretario de Seguridad, Eugenio Burzaco, agradeció el trabajo realizado en conjunto para el avance del país y destacó la puesta en órbita del SAOCOM. “Este cuarto seminario tiene una agenda ambiciosa y nutrida, con temas muy diversos.  Estamos haciendo un esfuerzo enorme desde lo forense para reducir los índices de delito de argentina. Este encuentro nos sirve para construir lazos de conocimiento y contacto con representantes de todo el país”, agregó.

Por su parte, el director nacional de Policía Científica, Carlos Rúa, manifestó que “estos tres días fueron muy intensos y nos llevan a una reflexión: el trabajo coordinado es posible, este seminario es lo demuestra. Los argentinos sabemos trabajar en equipo”. A continuación, Rúa agradeció a las instituciones organizadoras, a las Fuerzas de Seguridad participantes, a expositores y asistentes.

Las ponencias estuvieron a cargo de expertos del CONICET, la Superintendencia de Policía Científica, el Instituto de Investigación Criminal y Ciencias Forenses de La Plata (Procuración General), el Ministerio de Seguridad de Corrientes, la Policía Científica y Técnica de Salta, la cartera de Seguridad de la Nación, el Ministerio Público de Defensa, el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), la Morgue Judicial de la Nación, la Fiscalía General de la Nación, Policía Científica de Río Grande (Tierra del Fuego), y la Oficina Regional América del Sur de INTERPOL, entre otros.

Asimismo, se exhibieron stands con equipamiento desplegable en escenas de crimen y laboratorios, provistos por Gendarmería Nacional, Prefectura Naval Argentina, Policía Federal Argentina y Policía de Seguridad Aeroportuaria.

 

Cuando la pericia científica vale oro

En el marco del IV Seminario, se realizó una Jornada de Periodismo Científico, en la que se orientó el debate hacia el lugar de la ciencia dentro de los casos policiales y judiciales en medios masivos. Los panelistas fueron la periodista del diario Clarín Virginia Messi, y los investigadores del CONICET Daniel Corach, director del Servicio de Huellas Genéticas, y Adonis Giorgi, ecólogo y perito en causas ambientales.

En la Jornada, Daniel Corach comentó que trabajaba en evolución de roedores cuando, en 1989 intentó poner al servicio de la comunidad la herramienta que sabía usar: el análisis de ADN. Recordó que le hicieron algunas notas periodísticas en suplementos de ciencia, para ofrecer el servicio de genética forense, y que en 1992 comenzó a trabajar para la Corte Suprema. “En 1993 establecimos el primer convenio con la Corte, que siguió hasta la actualidad”. Además, advirtió que “creo que los medios tienen un rol fundamental respecto de las técnicas y el conocimiento científico, la aplicabilidad, todos los enfoques tendientes a una mejor administración de la Justicia. Lo que no puede permitirse es que los medios estén detrás de los laboratorios tratando de conseguir datos antes de que se los demos al Juez”.

A su turno, Virginia Messi aportó al debate: “Creo que no hay que confundir medios con periodistas. Recuerdo el caso Ángeles Rawson, en el que con habilidad de ciertos abogados, se logró crear cierto imaginario sobre los supuestos culpables, y que la causa estaba armada. El juez tuvo los resultados un lunes y no logró que se filtraran los datos durante cuatro días, en una maniobra admirable. Finalmente, un viernes, saltaron los resultados de ADN. Tanto a nivel periodístico como científico y judicial, ADN de la víctima o del sospechoso abajo de las uñas de la víctima, no tiene mucho margen para sospecharse. Fue algo que los periodistas de judiciales no pudimos controvertir con nada. Puede haber testimonios, testigos más o menos mentirosos, jueces y fiscales mejores o peores, pero esa prueba es irrefutable. Esa es la importancia que tiene la ciencia en una causa penal. Tener una pericia científica es el oro para mí como periodista”.

Además, comentó sobre sus 30 años de periodista, de los cuales desde hace 26 se desempeña en la sección policiales. “Si bien estudié Letras, yo necesitaba algo más práctico. En su momento hice una beca en la Editorial Atlántida y como había mucha rotación entre redacciones me probé y entré en Clarín. Y me tocó cubrir cosas de policiales y me encantó, era muy fanática de Patricia Highsmith. Así como uno sirve o no para navegar un velero, sirve o no para hacer policiales: suena dramático pero es así. Al que no le gusta lo padece mucho. Yo empecé de casualidad y después me di cuenta de que era mi lugar en el mundo. Dentro de ese mundo de los policiales, a mí me gusta mucho entender la ciencia para mis notas: me parece casi el valor absoluto de lo que uno puede aspirar a la verdad. Yo creo que uno, cuando se tiene que sentar a escribir, tiene que aspirar a buscar la verdad. Y cuando uno tiene un elemento científico uno está mucho más tranquilo en relación a la búsqueda de la verdad”.

También, para sumarse al debate, Adonis Giorgi contó que llegó a la carrera científica de casualidad, que descubrió la ecología y se entusiasmó con esa rama, que sigue creciendo y haciéndose más científica con los años. “Con respecto al asesoramiento a la Justicia, no tengo la trayectoria de Corach sino que me interesé y me puse a disposición a raíz de un requerimiento sobre temas ambientales. Ahí empecé a ver de qué manera podía asesorar. El problema de los temas ambientales es que son difusos, y es difícil encontrar causa y consecuencia. Hay un montón de delitos ambientales que son difíciles de encuadrar y de encontrar a los culpables que los causan”.

En otro tramo de la charla, Messi evocó los casos en los que consultó científicos: además de Ángeles Rawson, el caso María Soledad Morales, en la que se tuvo que anular una autopsia por el robo de una foja. “En ese caso finalmente se decidió no televisar el juicio, lo cual fue una tranquilidad para los testigos y para los medios, porque no dependíamos de la transmisión en vivo. En Clarín éramos un equipo de cuatro personas para cubrir el caso, y nos reunimos con los forenses que hicieron la segunda autopsia antes de empezar el juicio, en el Cuerpo Médico Forense, ellos nos explicaron toda la autopsia. Era una autopsia hecha luego de siete u ocho meses de la muerte de María Soledad. Ahí aprendí cosas de la ciencia que nunca más olvidé. Eran cosas tremendamente importantes para transmitirlas, era fundamental entenderlo. Fue una experiencia muy rica. Esa autopsia en parte dio vuelta el caso María Soledad Morales”.

Por su parte, Giorgi reflexionó: “En el caso de las pericias ambientales, no hay respuestas unívocas, más bien varias posibilidades. La sensación que a mí me queda siempre es que uno no puede transmitir al periodista o inclusive al juez que intentamos asesorar un mínimo nivel de duda que tiene desde el punto de vista científico. Pero desde la ciencia siempre nos manejamos con un margen de error”. Y Corach, cuyo Servicio de identificación de ADN ya va por los 17 mil casos, señaló a los cursos que brinda para los especialistas de poderes judiciales y ministerios públicos fiscales, como una vía para divulgar la ciencia para mejorar la calidad científica. “Respecto de los medios, yo soy difícil –confesó-. Al principio hacía difusión de mi trabajo, pero ahora, cuando estoy trabajando en una pericia, manejo información confidencial. La única persona que puede tener conocimiento del resultado es el juez: recién puedo hablar algo con los medios, sin dar grandes detalles, una vez que el caso está resuelto”.

También, en la Jornada, se debatió sobre el rol de los medios en cuanto a si provocan o no la proliferación de casos policiales similares cuando se difunden, por ejemplo cuando se ataca a un colectivero y luego hay diez casos similares en cadena que salen en los medios. Al final de la charla, Messi indicó: “A veces el periodista quiere entender, y para entender el periodista quiere hablar con los científicos. Por suerte, en 30 años de carrera que llevo, tengo científicos que me explican lo que necesite para un caso sin que le tenga que explicar para qué lo voy a utilizar. Me parece útil entender yo los datos para poder explicárselos a la gente”. Asimismo, Messi señaló la necesidad que tiene de consultar científicos para la tarea periodística. Y agregó: “Otra cosa que hago con los académicos es leerle el fragmento de la nota en la que los citaré antes de publicarla, porque los especialistas hablan con un lenguaje muy preciso, y muchas veces para la persona poner una palabrita y no otra es un bochorno. Siempre cuido eso”.

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