Premios Houssay, Houssay Trayectoria y Jorge Sabato 2015
Hugo Gramajo: “Es posible usar bacterias como pequeñas fábricas de biolubricantes”
El investigador recibió el premio Jorge Sabato 2015 por su trabajo con bacterias modificadas genéticamente para la producción sustentable de compuestos de interés biotecnológico.
Drogas, intermediarios químicos y medicamentos pueden producirse actualmente a partir de levaduras y bacterias modificadas genéticamente. Se insertan en el genoma de esos organismos los genes que codifican para las proteínas o moléculas en cuestión y la levadura o bacteria los sintetizan. En la actualidad estas técnicas se usan, por ejemplo, para producir insulina – que antes se obtenía del páncreas de cerdos –, nuevos anticancerígenos, antibióticos y otras moléculas utilizadas por diferentes industrias.
Hugo Gramajo, investigador principal del CONICET en el Instituto de Biología Molecular y Celular de Rosario (IBR, CONICET-UNR) y profesor de la Facultad de Ciencias Bioquímicas y Farmacéuticas de la Universidad Nacional de Rosario, fue distinguido con el premio Jorge Sabato 2015, otorgado por el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva a los investigadores que se destacan en transferencia y desarrollos tecnológicos con impacto económico-productivo en sectores críticos para el crecimiento del país.
“Nuestro laboratorio se enfoca en el uso de bacterias para la producción sustentable de proteínas y compuestos bioactivos que se usan en la industria alimenticia, farmacéutica, cosmética y algunos de ellos con potencial uso en la formulación de nuevos agentes biolubricantes”, cuenta.
¿Cuáles fueron las primeras investigaciones que apuntaron a un desarrollo tecnológico en su laboratorio?
El primer proyecto con aplicación biotecnológica fue el desarrollo de un novedoso proceso que permitió obtener mediante el uso de genética clásica, ingeniería metabólica y metodología de ADN recombinante, una bacteria capaz de producir la enzima quimosina, la cual se encuentra naturalmente en el cuarto estómago de los terneros y es ampliamente utilizada en la industria quesera. Este proceso fue novedoso y económicamente viable por lo que fue transferido exitosamente a una empresa de base biotecnológica.
¿Cómo continuaron estos desarrollos en sus líneas de investigación?
En una segunda etapa, nos dedicamos a manipular una bacteria que fuese muy ‘amigable’ genéticamente, como lo es Escherichia coli, para que pueda sintetizar el antibiótico eritromicina, el cual es producido naturalmente por otro tipo de bacterias. Lo más novedoso de este desarrollo fue que sentó las bases para que este sistema fuera utilizado por una empresa biotecnológica de Estados Unidos como una de sus plataformas para la modificación genética y producción de distintos compuestos, químicamente similares a la eritromicina, pero con nuevas propiedades antibióticas o anticancerígenas.
Actualmente, ¿cuáles son sus líneas de trabajo relacionadas con nuevos desarrollos tecnológicos?
En estos momentos estamos abocados a la producción de nuevas moléculas de origen lipídico, que no se encuentran normalmente en la naturaleza y que tienen nuevas propiedades físico-químicas de interés para diferentes industrias relacionadas con los biolubricantes.
Por Jimena Zoni. IBR.