VINCULACIÓN TECNOLÓGICA

Nuevas posibilidades para la producción de biodiesel

Un trabajo conjunto de tres institutos del CONICET generó un novedoso desarrollo biotecnológico con numerosas aplicaciones industriales


Un grupo de investigadores del CONICET pertenecientes al Instituto Superior de Investigaciones Biológicas (INSIBIO), Planta Piloto de Procesos Industriales Microbiológicos (PROIMI) y al Centro de Investigaciones y Transferencia de Santiago del Estero (CITSE), mediante una cooperación multidisciplinaria, desarrolló un catalizador de enzimas completamente biocompatible y con un novedoso sistema de funcionamiento.

La inmovilización de enzimas sobre diferentes tipos de soportes sólidos es una estrategia biotecnológica utilizada desde hace bastante tiempo y la innovación del presente desarrollo es la utilización de luz visible para lograrla.

Normalmente, para unir enzimas con otras proteínas, se utilizan agentes químicos como glutaraldehído, que tienen la desventaja de su baja eficiencia, toxicidad, y consumo de tiempo. Con este método se logra reducir la toxicidad, economizar tiempo y costos, y sobre todo obtener un catalizador enzimático de mayor eficiencia y estabilidad.

La principal aplicación de este novedoso desarrollo es la producción limpia y ecológica de biodiesel, aprovechando la capacidad de la enzima foto-inmovilizada. Además puede ser usado para numerosos procesos industriales como la preparación de diferentes productos farmacéuticos, modificación de grasas y aceites, producción de compuestos de aroma y sabor, etc.

Claudio Borsarelli, uno de los investigadores del grupo, explicó que “la idea surgió como resultado de la interacción de trabajo entre científicos de diferentes áreas como biotecnología, biofísica y fotoquímica”. Y agregó que “al contar cada uno con las herramientas y conocimiento específico en cada área, el ensamblado y ejecución de la idea fue inmediato”.

Cada etapa del desarrollo, que ha tenido un marcado interés por parte de industrias regionales, se realizó materialmente en los laboratorios de los investigadores Rosana Chehin (INSIBIO), Claudio Borsarelli (CITSE), y Licia Pera y Mario Baigorí (PROIMI).