INVESTIGADORES
SAN MARTIN patricia Silvana
libros
Título:
Hipertexto: seis propuestas para este milenio
Autor/es:
SAN MARTÍN, PATRICIA
Editorial:
La Crujía
Referencias:
Lugar: Buenos Aires; Año: 2003 p. 208
ISSN:
987-1004-20-6
Resumen:
Prologo de Oscar Steimberg La relación contemporánea entre tecnología y escritura convoca una temática técnica, otra económica, otra educativa, otra política y ética... y el planteo de cada una implica siempre una toma de posición –a veces inconsciente, a veces callada...– con respecto a las otras, que nunca podrán ser desvinculadas del todo entre sí. Este libro se plantea el problema de esos vínculos y acepta reflexionar sobre esas implicaciones, sobre sus probables efectos sociales y sobre la posibilidad de trabajar sobre ellos. Lo que abre para el lector posibilidades de aprendizaje en relación con diferentes áreas y niveles que no dejan de lado las de su extensión y aplicación, y campos polémicos que vale la pena ocupar. Dos preguntas ocupan en el texto que sigue la función de motivos desencadenantes, y ambas se articulan con el conjunto de su problemática, pero proyectándose hacia zonas diferentes de la relación contemporánea entre tecnología y escritura. Podría decirse: hacia las dos zonas que hacen la tensión de esa relación; porque en una se interroga acerca de las implicacias del saber leer y escribir hipertextualmente en el contexto actual, y en la otra sobre los modos de la construcción del sentido en la multiplicidad y fragmentación de ese intercambio contemporáneo de mensajes. El conjunto de los debates sobre la cultura de este tiempo nos dice que la pregunta inicial es de imprescindible tratamiento cuando se discuten los supuestos de todo proyecto democratizador del acceso a la comunicación atravesada por las nuevas tecnologías, y que la segunda es condición del planteo de toda estrategia de conocimiento en relación con sus operatorias. La multiplicidad y la fragmentación de medios, lenguajes y textos ha ampliado el campo de toda práctica de comunicación, pero también el de las polémicas sobre sus posibilidades didácticas y sus efectos sociales, tanto los más especialmente particulares y provisorios como los más generales; ya que unos y otros han sido, muchas veces, percibidos como catástrofe. A partir de un recorrido bibliográfico que incluye obras que no han sido transitadas con frecuencia en el área temática, las autoras enfrentan esos terrores permitiéndose, en primer lugar, una entrada al análisis que no excluye “matices e incertidumbre”. Y adecuadamente también, el texto emplaza por otra parte en su campo de registro –y recorre a través de sucesivas perspectivas de lectura– emergentes institucionalmente definidos como artísticos junto a aquellos que van conformando nuevos géneros o subgéneros en la comunicación desarrollada a partir de la expansión de los nuevos soportes tecnológicos. Allí toma su lugar el polémico tema de la muerte o permanencia de los proyectos de las vanguardias históricas, y personalmente encontré de especial interés la elección e inclusión de discursos de artista que continúan polémicamente la experimentación de la relación entre la experiencia artística y distintos comportamientos u objetos de la cotidianeidad. Se considera así en uno de los capítulos una obra ambiental que busca “crear (reportar) una obra a través del comportamiento de las personas para transformarla en experiencia”, procedimiento explícitamente inverso al elegido por Marcel Duchamp para la definición del ready made en la segunda década del siglo. Duchamp había tomado objetos extraídos “del rito de la cotidianeidad, para transferirlos al lugar del arte”. La consideración conjunta, a lo largo de la exposición, de aspectos del desarrollo de nuevas tecnologías con otros correspondientes a diferentes registros y niveles de la historia cultural del último siglo constituye el soporte de una discusión –basada no solamente en recorridos bibliográficos sino también en un análisis actualizado del campo de comunicaciones involucrado- sobre la insoslayable complejidad del tema de la socialización de las nuevas posibilidades comunicativas. El avance en esa socialización estará condicionado por el de una nivelación del acceso a una lectura crítica de los medios y por la generalización de la posibilidad de operar con sus nuevos dispositivos. Eso exige, al menos, una investigación a dos puntas –sobre textos y prácticas de transmisión– y las autoras han demostrado la disposición a asumirla afrontando la dificultad de la ejemplificación y del despliegue de la información sobre la experiencia. Así, en los últimos capítulos se informa sobre puestas en práctica de sistemas hipermediales, especialmente en áreas educativas y dentro de ellas en particular la educación musical, y también –y prioritariamente– sobre los efectos de la combinación entre desarrollos tecnológicos y producciones textuales específicas, habida cuenta de que “la conectividad en sí misma no nos asegura que la comunicación sea provechosa ni resuelve la interactividad didáctica”. Creo que es especialmente importante destacar que, arribada la exposición a este campo de cruce, toma un lugar central la presentación y discusión de una propuesta original de producción, que emplaza un dispositivo didáctico en el interior del objeto intermedial. Se trata del desarrollo del texto hipermedial  “Polifonía Oblicua: educación musical en la frontera s. xx1”. Y es importante también advertir que en la base de la construcción didáctica propuesta está el emprendimiento de una aplicación a su problemática de las “Seis propuestas para el próximo milenio”, de Italo Calvino, un libro que no ha tenido hasta el momento la difusión que debiera entre especialistas e interesados en la problemática crítica de la comunicación del último siglo y en su articulación con programas culturales y políticas educativas. Calvino había reconocido tempranamente la posibilidad del establecimiento de (en un principio) sorprendentes paralelismos entre rasgos de las corrientes culturales del siglo XX –incluidas las corrientes artísticas de vanguardia– y determinados productos de la industria cultural y de la narrativa para público infantil, y su visión prospectiva estaba alimentada por esos descubrimientos. Las perspectivas analíticas que en el análisis de la cultura han incorporado el reconocimiento del carácter abarcativo y no jerárquico de los estilos de época son deudoras de esos hallazgos. Es a partir de la articulación de esos nuevos marcos referenciales con la problemática de la enseñanza de los lenguajes artísticos que se proponen en este libro las líneas generales del diseño de un programa de educación artística musical, basado en procesos “de exploración, creación, interpretación, composición e integración que interactúan en el alumno en forma no lineal”. La lectura de este programa brinda la posibilidad de una discusión pertinente –crítica pero no “apocalíptica”– de esas estrategias; esto en el sentido de que no demoniza el actual momento de flexión de la información y la comunicación posibilitado por las nuevas tecnologías, sino que apunta a utilizar sus posibilidades de enseñar a “crear sentido hipermedialmente”. Porque los efectos sociales de una tecnología –y eso vuelve, afortunadamente, a confirmarse en Hipertexto: Seis propuestas para este milenio– no provienen de sus posibilidades y restricciones técnicas características sino de su articulación con modos de hacer que no son epifenómenos de la técnica aunque estén condicionados por ella, y que son los que le dan su forma histórica. A partir de lo anterior, es decir, del señalamiento –que tal vez no haya sido suficientemente abarcativo– de la fecundidad de la perspectiva desarrollada por las autoras en este trabajo, no quisiera dejar pasar la posibilidad de tomarlo como motivo para un planteo puntual de discusión. O tal vez, más simplemente, de un pedido de expansión de algo de lo ya hecho. Se relaciona con “los sentidos de lo clásico”, que desde la perspectiva de las autoras y en conexión, precisamente, con referentes textuales como Italo Calvino, persisten “como ruido de fondo incluso allí donde la actualidad más incompatible se impone”. En el otro polo de una conocida escala valorativa de la crítica suele estar, y también es citada como tal, la impregnación de lo publicitario, como paradigma de una industria cultural enrasadora. Creo que esa clasicidad de referencia y su estatuto simbólico podrían, con beneficio para la investigación en proceso, convertirse también en motivo de indagación, especialmente en términos de los cambios ocurridos en su vida social. En el cine de los últimos veinte años –y lo mismo ha ocurrido en la narrativa mediática en otros soportes tecnológicos–, también los clásicos han pasado a constituir la materia de un trabajo transpositivo que ha abandonado las jerarquías valorativas que rigieron el pasaje entre obras, artes, lenguajes y medios en el primer siglo de transposiciones mediáticas. El “sujeto poseedor de una identidad compleja en permanente proceso de resignificación”, que en el texto se focaliza al indagarse los rasgos y efectos de la escritura hipertextual, está muy probablemente modificando, en su asunción de las nuevas operatorias de la comunicación, también los conceptos de clasicidad. Lo que es decir que también están cambiando los lugares de referencia que gobernaron, hasta el advenimiento del presente “estilo de época”, el sentido de los tránsitos comunicacionales. Entiendo que el trabajo expuesto en este libro abre también la posibilidad de indagar esas rupturas.