“Donde llega el diablo, Tilcara, Patrimonio de la Humanidad"

KARINA BIDASECA; NATALIA BORGHINI; FACUNDO MILLAN; LUCILA SALLERAS

Signos de la identidad indigena

SB

Lugar: Bs As; Año: 2011; p. 47 - 74

El 2 de julio de 2003 la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) declaró la Quebrada de Huamahuaca “Patrimonio Cultural y Natural de la Humanidad”. Este valle andino que se extiende por 155 kilómetros en la provincia de Jujuy, ubicada en la región del noroeste argentino, obtuvo el voto unánime de los integrantes del Comité de Patrimonio Mundial, que calificó al “paisaje” como un “sistema patrimonial de características excepcionales”, itinerario cultural de 10.000 años del llamado Camino del Inca. Desde la Declaración, los humahuaqueños vienen denunciando los procesos de cercamientos y desalojos de sus tierras a familias y comunidades enteras (que no poseen escrituras sobre sus tierras habitadas por años según sus usos y costumbres) y  la especulativa e indiscriminada venta y compra de tierras por parte de inversores nacionales y extranjeros con la finalidad de desarrollar proyectos turísticos. En una región periférica que, históricamente, ha sido objeto de las políticas imperialistas y cuya presencia de relaciones de producción no capitalistas han sido funcionales al desarrollo del capitalismo (Rutledge, 1987), el status de “herencia mundial”, al “universalizar” las fronteras de la nación –simbólica y políticamente-, está activando, a nuestro entender, procesos de recolonización cultural y  reterritorialización de las comunidades locales. Desde una lógica de la colonialidad[1], en este nuevo escenario caracterizado por relaciones asimétricas de poder y configurado por actores heterogéneos globales y locales observamos por un lado, la emergencia de una pluralidad y superposición de órdenes jurídicos (locales, nacionales y supranacionales) y asimismo, la disputa por el territorio, en tanto espacio habitado físicamente y espacio de relaciones sociales y culturales. Estudiaremos las transformaciones de la tenencia de la propiedad de la tierra –observando las transformaciones producidas en las “interfases” que conectan órdenes jurídicos: el supranacional y el local. [1] “La colonialidad consiste en develar la lógica encubierta que impone el control, la dominación y la explotación, una lógica oculta tras el discurso de la salvación, el progreso, la modernización y el bien común” (Mignolo, 200 : 32).