Eugenia en su laberinto. Catolicismo y antifascismo en la trayectoria de Eugenia Silveyra de Oyuela

ZANCA, JOSÉ ANTONIO

Nueva York

Congreso; XXXIV International Congress of the Latin American Studies Association; 2016

Latin American Studies Association

El catolicismo argentino vivió una profunda transformación en las décadas de 1920 y 1930. Esta mutación fue el producto de una nueva relación establecida entre la Iglesia, el estado y la sociedad. Algunos autores han caracterizado este cambio como el paso de una religión integrada a la cultura liberal, a una religión militante y revanchista. El milieu católico, entendido como el entramado de instituciones, notables y militantes laicos, había encontrado cada vez más confluencias con una elite dirigente que abandonaba el laicismo de fines del siglo XIX, para reencontrarse con una religión que podía ser garantía de orden e identidad frente al avance "disolvente" de la conflictiva sociedad de masas. En diversas pinturas sobre estos años se ha señalado el paso de un catolicismo de "conciliación' a un catolicismo 'de combate" o integral, hostil a los valores liberales y al espacio que la modernidad parecía otorgarle a la religión (la esfera privada). Menos destacado es que concomitante a este proceso, es observable una masculinización de la religión. Distintas voces dentro del catolicismo desplegaron un combate consciente y explícito a la condición "femenina" de la religión, en la que confluía una misoginia tradicional con prejuicios que paradójicamente podían rastrearse en el discurso anticlerical de fines del siglo XIX.En los años treinta se produjo también una divisoria de aguas dentro del catolicismo. El clivaje fascismo - antifascismo no eludió al campo católico, aunque es cierto que en éste adopto características singulares. Durante la Guerra Civil española (1936-1939) la inmensa mayoría de instituciones, intelectuales y militantes católicos apoyó fervientemente al bando franquista. Sin embargo, su apoyo no se superpuso exactamente con el discurso del nacionalismo pro fascista, incluso del nacionalismo católico. Esto es, el fascismo y el nazismo generaban muchas resistencias en la tradición católica. La visita de Jacques Maritain en 1936, y su rechazo a los sublevados españoles - junto a su apoyo a los vascos republicanos - hizo explícita esa división. Cuando la Segunda Guerra se declaró, los clivajes dentro del catolicismo habían cambiado nuevamente. 1936 no era lo mismo que 1941. Incluso muchos católicos que habían apoyado a Franco, se inclinaban ahora por el bando aliado. Tenían a su favor a buena parte de la intelectualidad católica progresista europea.La propuesta de este trabajo es la de combinar los fenómenos antes descriptos, a través del seguimiento de los itinerarios de un conjunto de mujeres católicas antifascistas en las décadas de 1930 y 1940. Eugenia Silveyra de Oyuela, Adriana Cross, Isabel Giménez Bustamante, Cornelia Groussac, Angélica Fuselli, Mila Forn, entre otras, interpelaron a los católicos desde una lugar de doble marginalidad. El trabajo intenta puntualizar aspectos no demasiado discutidos en la historiografía argentina sobre las relaciones entre mujeres y religión, sosteniendo como hipótesis que la condición de su antifascismo estaba dada por: a) la crisis del liberalismo, dado que las mujeres católicas combatían al fascismo en nombre del evangelio; b) el combate a los nacionalistas católicos intentando definir una eclesiología y una religiosidad diferente; c) la aparición en el debate de cuestiones íntimamente vinculadas al análisis de género, en tanto se construyó una religiosidad tachada de ?femenina" y d) la emergencia de una esfera de debate dentro del catolicismo en donde se vislumbró la aparición de un sutil anticlericalismo.