INVESTIGADORES
BILMES andres
congresos y reuniones científicas
Título:
Análisis estratigráfico y sedimentológico de las unidades de acumulación mio-pliocenas del suroeste de la provincia de Neuquén
Autor/es:
LEANDRO D´ELIA; MARTIN MURAVCHIK; ANDRÉS BILMES; JUAN FRANZESE; MARIANO HERNANDEZ
Lugar:
San Salvador de Jujuy
Reunión:
Congreso; XVII Congreso Geológico Argentino; 2008
Institución organizadora:
Asociación Geológica Argentina
Resumen:
El neógeno de la región cordillerana del sur del Neuquén consiste en un conjunto de secuencias volcano-sedimentarias que rellenan cuencas alargadas en dirección nornoroeste - sursureste en los valles de los principales ríos y arroyos de la región (principalmente los ríos Aluminé, Catán Lil y Collón Curá). Debido a su excelente exposición y a la existencia de cortes naturales que permiten observar enteramente la columna neógena, el sector del tramo inferior del río Catán Lil constituye un área clave para comprender los mecanismos que controlaron esas acumulaciones. En esta localidad, las sedimentitas y volcanitas neógenas se hallan expuestas en tres subcuencas generadas por el crecimiento de anticlinales estructurados en las secuencias mesozoicas propias del relleno de la cuenca neuquina (Figura 1). El objetivo de esta contribución es describir los depósitos que conforman tres diferentes depocentros y discutir su significado tectosedimentario. Con ese propósito se realizó un mapeo de los depocentros y se levantaron perfiles estructurales, estratigráficos y sedimentológicos. Sobre la base del análisis de facies y de las asociaciones de facies, conjuntamente con la observación geométrica de las diferentes unidades sedimentarias, se pudieron definir siete unidades de acumulación para el relleno neógeno. Estas han sido agrupadas dentro de tres unidades mayores: unidades volcánicas, sedimentarias canalizadas y sedimentarias no canalizadas. Las unidades volcánicas se presentan con poca extensión, tanto en la base como en el techo de la sucesión. Se trata de cuerpos de lavas olivínicas basálticas y depósitos de corrientes piroclásticas de bajo grado y composición riolítica. Las unidades sedimentarias canalizadas pueden ser subdivididas en tres unidades: 1) canales anchos rellenos mayoritariamente por formas de fondo gravosas y arenosas y minoritariamente por formas de acreción lateral; 2) canales angostos rellenos de formas de fondo arenosas; y 3) canales menores rellenos por depósitos de gravas y arenas no organizados. Las unidades sedimentarias no canalizadas pueden ser subdivididas en dos: 4) niveles de paleosuelos desarrollados sobre materiales tobáceos, con bioturbaciones, concreciones y raicillas; y 5) depósitos de flujos gravitatorios de sedimentos arenosos y areno-gravosos. El análisis vertical y lateral de la disposición y relaciones entre las diferentes unidades de acumulación permite definir que el relleno sedimentario fue depositado en un sistema aluvial de bajo gradiente dominado por flujos gravitatorios arenosos, al cual se asocian procesos fluviales y pedogenéticos. Simultáneamente, se detecta una interacción del sistema con la actividad volcánica circundante. Cada uno de los tres depocentros analizados posee un arreglo particular de las unidades que conforman su relleno. Estos se disponen en los sinclinales generados por el plegamiento de las secuencias mesozoicas y presentan anchos de aproximadamente 10 km para el depocentro A, 5 km para el depocentro B y 2,5 km para el depocentro C. El depocentro A (Figura 1 y 2) presenta un espesor de 330 m constituido por las unidades areno-gravosas no canalizadas (5) con canales menores (3) e intercalaciones aisladas de canales anchos gravosos (1). Hacia la parte inferior de esta sucesión se halla una colada basáltica de unos 10 m. El depocentro B posee facies piroclásticas en su base seguidas por las unidades compuestas por paleosuelos (4) con intercalaciones de canales anchos arenosos (1) y canales angostos arenosos, conformando un espesor de 150 m. El depocentro C está íntegramente formado por una superposición de niveles de paleosuelos (4), alcanzando un espesor de 80 m. Un rasgo notable es que, a pesar de la cercanía de las áreas estudiadas con los frentes de deformación sin-sedimentaria neógena (figura 1), las características hidráulicas del sistema se mantuvieron constantes (bajo gradiente) durante toda su evolución, no observándose ni depósitos clásticos muy gruesos ni arreglos texturales verticales. Con todo, el sistema se habría mantenido en constante agradación. Las facies que componen a las unidades de depositación en cada depocentro no son las típicamente esperables para una posición tan proximal a los frentes de deformación. Esta situación podría obedecer a tres controles fundamentales: por un lado, el crecimiento de los pliegues de manera gradual sin llegar a generar resaltos topográficos importantes como para permitir la existencia de un sistema aluvial de alto gradiente, por otro lado, las composición de las secuencias mesozoicas que aportaron al sistema neógeno, dominadas por litologías de granulometría fina mayoritariamente areniscosa, y finalmente el gran aporte de material piroclástico tobáceo por parte del volcanismo coetáneo.