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La conflictiva tensión entre periodismo, profesionalización del escritor y legitimidad literaria que en Argentina experimenta la mujer tucumana entre fines del siglo XIX y principios del XX época de auge y declinación literaria modernista nos conduce a indagar sobre la posición de la mujer en el campo intelectual de la época y la articulación de su representación social en la argumentación de las polémicas literarias y culturales en la prensa escrita de la época. Por este motivo, en el presente trabajo focalizamos nuestra atención en el análisis de una serie de textos que consituyen en su conjunto una disputa literaria, publicada por el vespertino tucumano El Orden entre el 20 y el 31 de julio de 1912 bajo el título La mujer tucumana. Los protagonistas de dicho debate se enmascaran bajo las iniciales de sus nombres y de seudónimos como A.M.S., Quijotisa y Sarita. En esta polémica un esteta metropolitano cuestiona la valoración de la mujer tucumana identificada por su región de pertenencia y no por su nacionalidad como escritora y su formación erudita. La crítica al carácter imitativo de su escritura y a la carencia de sus lecturas, parecieran ser los rasgos que, desde el lugar dominante del esteta literario metropolitano como sinónimo de argentino, marcan una posición determinante de la escritora regional. Como respuesta a la performatividad provocativa del ensayo inicial se publican en el mismo diario una serie de cartas de mujeres tucumanas, también argentinas, que establecen un canon de lecturas, con el fin de cuestionar la legitimidad del punto de vista del crítico. En dicho canon, resalta el lugar predominante de la literatura española y del periodismo en la formación literaria de la mujer.

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