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Desde la década de los 90 a la actualidad las economías regionales, especialmente el sector de los pequeños y medianos productores agropecuarios, se encuentran en un constante proceso de transformación debido a las nuevas reglas de juego de la economía. En este nuevo escenario caracterizado por el cambio de productos, tecnologías productivas, actores, escalas y en consecuencia lógicas de producción el sector más afectado ha sido claramente la agricultura familiar dado que no cuentan con los recursos necesarios para enfrentar los cambios en los paradigmas productivos. Esto ha generado la expulsión de miles de pequeños y mediaños productores del sistema productivo y generado un conjunto de círculos viciosos de deterioro rural claramente definidos y esttudiados por numerosos autores en Argentina. No obstante, frente a esta situación de cambio estructural en el sector agropecuario y rural, las familias de pequeñas y medianos productores han ido adoptando distintas estrategias de reproducción social, de manera de poder mantenerse en el campo, apoyándose en sus, experiencias y en su capital social, económico, simbólico y cultural. Frente a dichas estrategias el Estado ha jugado un rol ambivalente durante la década de lo 90 pero más claro en los últimos 10 años, centrándose en la generación de políticas y estrategias que permitan sostener a los productores agropecuarios. Este trabajo no pretende realizar una evaluación de las políticas públicas, sino mostrar como estas políticas se articularon con las estrategias de reproducción social puestas en marcha por los pequeños productores y de que manera las políticas públicas potenciaron o inhibieron las estrategias campesinas. Este trabajo se centra en el análisis de los productores de Pirané sur en la Provincia de Formosa, territorio que incluye una fuerte diversidad productiva pero que en definitiva permite mostrar el avance de nuevas lógicas de producción sobre las lógicas campesinas.

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