INVESTIGADORES
FERREIRO juan pablo
congresos y reuniones científicas
Título:
Compadres, clientes, parientes
Autor/es:
JUAN PABLO FERREIRO
Lugar:
San Fernando del Valle de Catamarca
Reunión:
Jornada; Xas. Jornadas nacionales de la Asociación Argentina de estudios de Población; 2009
Resumen:
La intención de la presente comunicación es desarrollar un análisis sobre los vínculos de compadrazgo como mecanismos de reproducción social sustitutos y/o complementarios a los lazos familiares, afinales o sanguíneos. Un segundo interés, vinculado y derivado del anterior, es la ubicación del compadrazgo en la dinámica de la constitución de clientelas políticas y sociales en la élite jujeña del siglo XVII. Para el cumplimiento de estos objetivos hemos compulsado ciento ochenta registros bautismales, correspondientes al período 1655/1692 y ciento noventa y ocho actas de confirmación, todos pertenecientes al Archivo del Obispado de Jujuy. A esto añadimos cincuenta y ocho registros nupciales, ciento ocho cédulas testamentarias del Archivo Histórico de la Provincia de Jujuy, y material diverso procedente de testamentos y otras disposiciones procedentes del Archivo de Tribunales de Jujuy. El tipo de registro de estos vínculos que ha perdurado en los repositorios locales permite cierto tratamiento formal, ya que en las actas bautismales, principal fuente de nuestra información, se registraron junto a los nombres de los bautizados, los de los padres y de los padrinos, y en muchos casos la condición social y los vínculos parentales de estos últimos. De tal modo que procesaremos dicha información ordenándola en conjuntos, a los cuales se les aplicará un análisis estructural, o análisis de redes sociales que se desplegará alrededor de algunas nociones básicas como centralidad, intermediación, poder y prestigio, y establecimiento de camarillas. Tal tratamiento nos permitirá identificar agrupaciones y tendencias subyacentes a los vínculos de compadrazgo, y la forma en que estos participaron en las jerarquías relacionadas con la desigual distribución del poder y la influencia. En este sentido, los trabajos realizados por  Padgett sobre la relación entre matrimonio, clientelismo y poder social en la élite florentina de los S. XIII al XV  nos motivaron a sumar las relaciones de parentesco putativo a nuestra pesquisa, que como señalamos, resultaban particularmente sensibles a los vínculos clientelares. El compadrazgo se cuenta entre las formas de reclutamiento familiar en occidente y sus colonias americanas desde sus orígenes; ya que el padrinazgo vino a sustituir la adopción romana transformándose, así, desde las leyes promulgadas por el emperador bizantino Justiniano, en una forma de adopción espiritual a través de la cual se establecían las mismas prohibiciones, aunque no lo mismos derechos que en el parentesco natural. Desde el s. VIII la confirmación y el bautismo son rituales separados y requieren de padrinazgos individualizados, aunque convergieran en las mismas personas. Estos padrinos eran los responsables de la vida espiritual de sus ahijados/as y en un comienzo quienes imponían sus nombres. Los lazos de compadrazgo surgieron como un mecanismo de ampliación de los vínculos, en lugar de serlo de intensificación, por lo cual se establecían, sobre todo a instancias de la iglesia, como una alternativa al parentesco real; enmarcado en un aumento de la importancia atribuida a la conyugalidad sobre las relaciones de parentesco más alejadas del círculo doméstico o nuclear. En este sentido, es preciso indicar que, al igual que el matrimonio, el compadrazgo es definitivo y junto a la creación de un mandato de amistad, prohíbe las relaciones sexuales y el casamiento entre los involucrados; esto es, el padrinazgo y la afinidad funcionan como sistemas excluyentes. Para una sociedad donde la vida simbólica estaba en buena medida codificada desde la religión, como lo era la de Jujuy y aún a pesar de los eventuales conflictos entre la institución eclesiástica y la sociedad local, la figura del padrino/madrina, y su elección correcta, desempeñaba un papel muy importante en la creación, mantenimiento y ampliación de las redes de sociabilidad. El rango que una persona, y un grupo familiar ocupaban en el sistema de estratificación local también era una función decisiva del volumen, extensión y profundidad de sus vínculos. Aún cuando existen en Latinoamérica por lo menos veinte ocasiones en las que se puede establecer un vínculo de compadrazgo, en la documentación recopilada sólo hemos podido establecer dos de ellas: el bautismo y la confirmación, reconociéndose en el primero los lazos más importantes. En este punto, el padrinazgo colonial jujeño funcionó en una clave muy cercana a su similar peninsular, ya que en el caso europeo los vínculos de compadrazgo se reducen a los establecidos en situaciones sacramentales. Sin embargo, la comparación no puede extenderse más allá, ya que el compadrazgo ibérico fue una institución que se desarrolló intensificando los vínculos previos; mientras que en la situación latinoamericana, la complejidad de su realidad socio-cultural hizo que su función principal fuese ampliar el espacio de sociabilidad creando nuevas redes vinculares. Por otra parte, el compadrazgo parece haber compartido aquí algunos rasgos de la “amistad instrumental”, cuyo principal característica es la de servir de nexo articulador entre los componentes de la relación amistosa y su entorno social, político y económico. En este punto hay que considerar que el compadrazgo, además de vincular estrechamente, creando lazos morales, políticos y hasta económicos muy fuertes entre los compadres y comadres, permitía la relación entre los miembros más prominentes de la élite, y sectores que podríamos denominar “medios” que si bien no alcanzaban nunca determinadas dignidades, puestos o títulos, solían ocupar cargos con voz y voto en el cabildo. Nos referimos a los vínculos de la élite con un sector de dimensiones variables acorde a la coyuntura, al que se le abría el acceso a los cargos menores, pero se les obstruía el ingreso a aquellos de real importancia en la toma de decisiones. La relación entre estos sectores expresaba un carácter definidamente utilitario y jerárquico, que podemos asociar con el patronazgo o clientelismo. En éste, el sector dominante protegía y concedía favores políticos y eventualmente económicos –p.ej. desde las posiciones que ocupaba en el cabildo-; mientras el sector subordinado prestaba su acuerdo y apoyo a decisiones tomadas por sus patronos.