La Enseñanza de la Filosofía, entre diferencias y singularidades

SUSANA INES HERRERO JAIME; JULIETA TEITELBAUM

San Miguel de Tucumán

Congreso; Jornadas del Noa 2016; 2016

Fac. de Filosofía y Letras UNT

Hace tiempo que en los discursos pedagógicos se cuestiona la idea de una enseñanza homogeneizadora y se sostiene en cambio que la educación debe considerar los diferentes modos de aprender. Sin embargo, el término ?diferencias? sigue asociado, como advierte Carlos Skliar, con expresiones tales como: ?educación especial?, ?diversidad?, ?problemas de aprendizaje?, ?patologías? etc. Hay algo vinculado a la rareza, a la marginalidad, a lo anormal que subyace a la hora de nombrar este concepto. Como si las ?diferencias? no fueran nuestras, de todos, sino de algunos sujetos: ?los diferentes?, que están signados por la marca de estar fuera de la tranquilizadora y supuesta homogeneidad. De esta manera, desde una mirada clasificatoria y diagnóstica, acomodamos nuestros discursos y nuestras prácticas, para señalar a aquellos que no se ajustan a las conductas que consideramos normales. Los sujetos que transcurren por las instituciones educativas hablando un lenguaje que no habría que hablar, haciendo cosas que no habría que hacer, son rápidamente identificados y nombrados (porque para un discurso que se pretende normal siempre los nombres y las categorías son esclarecedoras) como ?diferentes?. Y desde esta mirada ?borrosa?, clasificatoria, nos posicionamos muchas veces como maestros que tienen el poder de controlar esa incomodidad que nos produce saber que la homogeneidad es una ilusión. Así, ejercemos una actitud ?diagnóstica y anticipatoria que nos impide un verdadero encuentro con los demás. J. Contreras Domingo nos hace recordar algo que parece muy simple y que sin embargo, pocas veces lo recordamos: Todos somos singulares y diferentes, no existe un solo modo de estar en el mundo, cada cual tiene una experiencia única, particular, intransferible y esto no significa que estemos aislados o sumergidos en nuestra propia individualidad. Ahora bien, nos gustaría pensar algunos interrogantes tales como:1-¿Es posible enseñar y aprender desde la singularidad? ¿Sin anticipaciones ni diagnósticos? ¿Mirar sin prejuicios? O como diría Inés Dussel ?qué hacemos en/con la escuela para hacerle lugar a la diferencia y la singularidad, y cómo lo hacemos para que eso no implique renunciar a la igualdad como proyecto ético-político democrático? (DUSSELL, 2013) y si esto fuera posible ¿Estaríamos en mejores condiciones? 2-¿Qué significa pensar en una enseñanza de la filosofía que considere las diferencias y que supere la homogeneización?3-¿Qué relación hay entre la enseñanza de la filosofía y el cuidado de los otros? Y ¿Cuáles son las condiciones para una experiencia filosófica de hospitalidad y cuidado?