BECAS
HERRERO JAIME Susana InÉs
congresos y reuniones científicas
Título:
Conocer el mundo: Las respuestas de Berkeley a los problemas esbozados por Locke
Autor/es:
SUSANA INES HERRERO JAIME
Lugar:
San Salvador de Jujuy
Reunión:
Congreso; Congreso Argentino de Filosofía Red Filosofía Norte Grande; 2015
Institución organizadora:
Fac. de Humanidades y Ciencias Sociales de la Universidad de Jujuy
Resumen:
La relación del sujeto con la realidad es un problema que puede ser pensado desde diferentes perspectivas; una de ellas es la gnoseológica, pues el conocimiento es uno de los modos de entrar en vinculación con el mundo. Este tema a su vez puede ser abordado desde múltiples aspectos. Puede preguntarse, por ejemplo, por el modo como los sujetos acceden a la realidad, por la construcción del conocimiento y de la ciencia, por la relación entre contenidos mentales y reales y por el fundamento de dicho vínculo. Estas y otras cuestiones son formuladas y respondidas por dos de los autores estudiados en esta disciplina: Locke y Berkeley.En este trabajo intentaremos presentar las tesis más relevantes que ambos filósofos presentan sobre el problema del conocer. Prestaremos especial atención a los argumentos elaborados a favor del realismo ontológico, esto es, a aquellos razonamientos que afirman la existencia externa del mundo (y la consecuente posibilidad de conocerlo o no). Dada la amplitud de las reflexiones y los límites de extensión que debe tener este trabajo, seleccionaremos sólo algunos puntos: En la primera parte, presentaremos un panorama general de las ideas del primer autor, John Locke. Comenzaremos por recordar qué es aquello que el filósofo entiende por ideas. A partir de esto se abordará la definición de conocimiento real, en donde interviene la noción de correspondencia entre ideas y arquetipos. Dicha noción es fundamental para el sistema, ya que, no sólo sirve para explicar el conocimiento, sino también para afirmar la existencia del mundo exterior.A pesar de esto, la noción de representación conduce a consecuencias indeseadas, pues en el caso de algunas ideas (ideas de sustancia e ideas abstractas) es difícil saber cómo dicha relación se establece. La oscuridad suscitada en este aspecto no es un problema menor si consideramos que este tipo de ideas constituyen la base de todo conocimiento que hable sobre el mundo.En la segunda parte del trabajo nos dedicaremos al estudio de las tesis defendidas por George Berkeley respecto de este tema. A primera vista podríamos pensar que ambos autores coinciden casi en su totalidad, ya que los dos entienden a las ideas del mismo modo: como subjetivas, particulares y no subsistentes por sí mismas. Su origen es la interacción del hombre con el mundo, en dónde los sentidos conducen a la mente a tener percepciones diferentes según como los objetos los afectan . Sin embargo, hacer esta interpretación sería incorrecto. Es necesario comprender las tesis de Berkeley con la fuerza y novedad propia que conlleva a una radical distinción con el anterior filósofo. La diferencia entre ambos radica en que para Locke, además de las percepciones sensibles particulares que obtenemos del trato con los objetos, existe algo más allá, un sustrato en el que tales accidentes subsisten. El problema es que tal contenedor es algo incognoscible: ??Todas las ideas que tenemos acerca de las distintas y particulares clases de sustancias no son sino diversas combinaciones de ideas simples, que coexisten en una causa de unión, la cual, aunque desconocida, hace que el todo subsista por sí mismo ?. Así, por ejemplo, quien piensa en la idea de ?oro? forja en su mente una combinación de aquellas ideas simples que ha observado que existen comúnmente juntas, como ser: el color amarillo, cierto brillo, la solidez, etc. Se supone que tales ideas tienen algo como fundamento, pero éste es desconocido . Esta idea no es aceptada por Berkeley. Por el contrario nuestro filósofo considera que los objetos sensibles no son otra cosa más que éstas cualidades o combinaciones de cualidades percibidas : ?Pues ¿Qué son los objetos mencionados sino las cosas que nosotros percibimos por nuestros sentidos, y qué otra cosa percibimos aparte de nuestras propias ideas o sensaciones? ¿Y No es una clara contradicción que cualquiera de éstas o cualquier combinación de ellos, puedan existir sin ser percibidas ??. El oro así como cualquier otro objeto de la naturaleza que quisiéramos considerar es este conjunto de sensaciones descriptas ?cierta solidez, color, brillantez, dureza, etc. ? que percibe quien entra en contacto con él. Siendo todas las cosas de este modo, si tales impresiones fueran eliminadas, no quedaría más que la nada: ?Así pues, parece que, si suprimes todas las cualidades sensibles, no queda nada sensible .?A partir de estas tesis es como Berkeley nos va adentrando en lo que será la crítica a la idea de sustancia y la defensa del inmaterialismo. Lo que intentaremos mostrar en este trabajo será cómo este autor, a partir de la defensa de esta posición, evita las dificultades en las que incurre el primer filósofo, sin perder por ello la defensa de la realidad externa.No hay que pensar por esto que las doctrinas Berkeleyanas no presentan dificultades, pues ningún sistema carece de ellas. Sin embargo, esta propuesta dota de nuevos sentidos a varios de los términos ya utilizados por Locke, y presenta un giro en el fundamento ontológico último del mundo, permitiendo una justificación del conocimiento muy interesante. Presentaremos hacia el final, algunas flexiones sobre sus aportes al problema.