Perspectivas sobre el testimonio: modos de representación, reivindicación y desubjetivización en Walsh y Agamben

MARIANO ERNESTO MOSQUERA; MARÍA CECILIA SÁNCHEZ IDIART

Capital Federal

Jornada; I Jornadas de Estudiantes de Filosofía de la Universidad de Buenos Aires; 2011

Departamento de Filosofía (FFyL-UBA)

Hoy en día, reflexionar globalmente sobre la cuestión del testimonio requiere la aceptación de una premisa epocal. Los discursos sobre el testimonio y el testimonio como problema se reactivan luego de la segunda guerra mundial. Este trabajo busca relevar como matiz específico de aquella reactivación su carácter interdisciplinario. Así, sea como tensión entre ficción y realidad para una crítica literaria, como búsqueda de justicia para una sociología de la cultura, o como estructura de la subjetividad biopolítica contemporánea para una filosofía ética, el testimonio aparece como una discusión necesaria y transversal. Tomando como punto de partida el análisis del género testimonial en Walsh y las consideraciones alrededor de los procesos biopolíticos de subjetivización y desubjetivización en Agamben, intentaremos demostrar la profunda intimidad de postulados de distintas perspectivas. Para el filósofo italiano, el verdadero sujeto del testimonio es el musulmán, aquel que ha sufrido la totalidad de las consecuencias del Holocausto. Pero, en tanto su singularidad no es más que la sujeción a un proceso de desubjetivización radical, el testigo integral es precisamente aquel que no puede tomar la palabra. Es precisamente esta paradoja lo que se lee en el núcleo productivo de la trilogía testimonial de Walsh. Así, en Operación Masacre, Livraga es, en efecto, un muerto-vivo, "un fusilado que vive", y este postulado contradictorio constituye precisamente la génesis de la investigación periodística. El relato de Livraga es increíble, inverosímil, paradojal, pero el periodista lo cree de inmediato y se lanza a construir a partir de él una narración que tome distancia y denuncie el discurso oficial, institucionalizado. Experiencias devastadoras, desubjetivizadoras, aquellas que son pasibles de ser testimoniadas, hacen que lo imposible ingrese por la fuerza a la realidad. El testimonio se perfila, así, como resistencia al proyecto biopolítico de la modernidad.