La biodiversidad en el manejo de enfermedades por hongos de suelo y la sustentabiilidad productiva

SILVINA VARGAS GIL

Santiago del Estero

Jornada; CONFERENCIA en XIII Jornadas Fitosanitarias Argentinas; 2009

Las prácticas agrícolas mas eficientes son las que favorecen la conservación de los recursos naturales, incrementando la producción de los cultivos. Las prácticas de manejo conservacionistas contribuyen a mejorar la diversidad de las comunidades microbianas del suelo, al mantener las condiciones ambientales que impiden la mineralización violenta de los residuos de cosecha. Una de estas prácticas es la siembra directa, que es la forma extrema de reducción de labranzas, que permite sembrar sin remover el suelo dejando los restos del cultivo antecesor.Es decir que el suelo es un componente crítico en la estructura y función de los agroecosistemas y su estabilidad depende en gran parte del manejo apropiado de la comunidad microbiana. Un desbalance puede significar un incremento de enfermedades causadas por patógenos presentes en el suelo, mientras que en estado de equilibrio el sistema tenderá a favorecer el desarrollo de microorganismos benéficos como los agentes de control biológico, entre otros. Cada uno de estos biocontroladores responde de forma diferente a los distintos tipos de suelo y su manejo, y en consecuencia afectan de distinta manera a los cultivos, a los patógenos y a la relación cultivos-patógenos. Dentro de los biocontroladores mas difundidos están los hongos Trichoderma spp., Gliocladium spp., y los hongos micorrícico-arbusculares. Igualmente, a pesar de la presencia de estos biocontroladores, la capacidad de un suelo de controlar la dispersión de los patógenos, conocida como supresividad, se debe a muchas interacciones. Se considera que la naturaleza de la supresividad se fundamenta en la diversidad biológica o biodiversidad, por lo que además de la cuantificación de los potenciales agentes de biocontrol, la medición de la diversidad microbiana general es un herramienta indispensable para conocer la capacidad de un suelo de contribuir el desarrollo de cultivos sanos.