INVESTIGADORES
VARGAS GIL Silvina
congresos y reuniones científicas
Título:
Carbono de la biomasa microbiana y glomalina (GRSP) en distintos sistemas de manejo
Autor/es:
CAROLINA PEREZ BRANDÁN; JORGELINA HUIDOBRO; DAVID ALVAREZ; JOSE MERILES; SILVINA VARGAS GIL
Reunión:
Congreso; XXIV Congreso Argentino de la Ciencia del Suelo; 2014
Resumen:
La calidad del suelo se ha definido como la capacidad del mismo para funcionar dentro de los límites del ecosistema a los fines de sostener la productividad biológica, mantener la calidad del medio ambiente, y promover la sanidad vegetal y animal (Doran, 1980). Antes de la intervención humana, el suelo se encontraba en un equilibrio dinámico con el ambiente (Lal, 2011). Las perturbaciones debidas a las actividades antropogénicas, causaron una intensa degradación de los suelos que tuvieron consecuencias negativas sobre el medioambiente. En este contexto, para desarrollar sistemas de producción sustentables, se debe tender a preservar y mejorar la calidad del suelo. Para ello, es necesaria una evaluación de su salud para identificar las áreas agrícolas con problemas, controlar los cambios en la sostenibilidad en relación al manejo empleado y la magnitud de su impacto, a los fines de colaborar con los organismos gubernamentales en la formulación y evaluación de políticas claras en el marco de una agricultura sostenible (Bezdíček, 2003). En la mayoría de las situaciones, el uso de indicadores simples, conocidos como indicadores de calidad de suelo (ICS) se emplean para evaluar la calidad del mismo, constituyendo alternativas promisorias para monitorear la sostenibilidad de la implementación de tácticas de manejo. Además de permitir identificar los efectos de las prácticas agrícolas en las diferentes propiedades del suelo, contribuyen indirectamente a evaluar la sanidad de los cultivos. Estos proporcionan información para caracterizar la estructura y función de los sistemas agrícolas complejos, siendo algunos de ellos simples, eficaces, y fáciles de monitorear. Los indicadores biológicos (o bioindicadores), como el Carbono de la Biomasa microbiana (CBM) y el contenido de proteínas relacionadas a la glomalina (GRSP), que es una glicoproteína producida por los hongos micorrícicos arbusculares (HMA), constituyen parámetros eficaces para ser evaluados. El CBM es considerado un indicador de cambios en la materia orgánica del suelo, ya que evidencia la respuesta del suelo frente a aportes orgánicos de diferente naturaleza. Refleja el tamaño de la población microbiana total del suelo respondiendo de forma muy rápida y sensible a los cambios que se producen en el mismo. Es uno de los pocos parámetros que describe gran parte de los procesos que involucran la transformación y ciclos de nutrientes, el mantenimiento de la materia orgánica lábil, así como la macroagregación, que favorece la retención de agua y la aireación del suelo. La GRSP, que influye en la agregación del suelo, se caracteriza por poseer una gran adhesividad y resistencia a la degradación, y presenta en su estructura química entre un 30-40% de Carbono, lo que la hace un componente importante de la materia orgánica, contribuyendo al secuestro de Carbono en el suelo. Conjuntamente con el CBM contribuyen a mejorar el incremento de los pooles de Carbono en el suelo. Por otra parte, por sus características aglutinantes, la glomalina tiene íntima relación con la estabilidad de agregados del suelo ya que está involucrada en la conformación de su estructura. Por estas razones estos parámetros semuestran como indicadores ideales ya que su cuantificación permite establecer relaciones entre variables químicas, físicas y biológicas edáficas. El objetivo del presente trabajo fue evaluar el efecto sobre el suelo, de dos sistemas de manejo contrastantes (monocultivo y rotación), a través del empleo parámetros biológicos como el contenido de CBM y la disponibilidad de proteínas relacionadas con la glomalina (GRSP) en dos sistemas agrícolas de la Localidad de Las Lajitas, Salta.