BECAS
HERNÁNDEZ AndrÉs Eduardo
congresos y reuniones científicas
Título:
El-arte-en-Si/Mayor -en torno a una teoría social del arte-
Autor/es:
HERNÁNDEZ, ANDRÉS
Lugar:
Santiago del Estero
Reunión:
Encuentro; Encuentro de Jóvenes investigadores 9; 2009
Institución organizadora:
Fundación el Colegio de Santiago/CONICET/INDES
Resumen:
En nuestro trabajo nos abocamos a rastrear los principales aportes de György Lukács y Theodor W. Adorno en lo que hace a la constitución de una teoría social del arte, si existe algo como tal. La originalidad de la obra de ambos y sus contribuciones teóricas según el momento histórico en el cual se inscriben sus producciones nos ayudan a pensar la estética como un lugar escasamente explorado y capaz de empujar los límites y márgenes de los estudios sociales al introducir variables que conmueven profundamente los tradicionales criterios y delimitaciones impuestos por las disciplinas. En Lukács, podemos decir, el principio estético se presenta como aquella piedra angular donde confluyen una concepción abstracta del mundo y su concreta realización. No esperaremos que nos explique cómo aquel principio del arte asciende a principio configurador de la realidad objetiva. Más bien se encarga de abrir nuevas interrogantes en torno a la reconstrucción de una unidad –no dada– desde la diversidad producida por el sujeto. ¿Producir al sujeto productor? ¿Utilizando el arte como ejemplo? La introducción del método dialéctico le permite aquí descomprimir la situación. Éste le posibilita “superar metódicamente el principio gnoseológico racionalista ya que la cuestión del entendimiento intuitivo cobra con ese planteamiento forma clara, objetiva y científica”. Ha llegado a donde quería, cree haber disuelto las rígidas contraposiciones entre sujeto y objeto, pensamiento y ser, libertad y necesidad. El pensamiento de Adorno, por su parte, excede al tradicional marco en el que se erige la crítica marxista del sistema de relaciones sociales capitalistas, denunciando aquel carácter ascético y aséptico atribuido tradicionalmente a la expresión artística, lo cual lo lleva a desentenderse de algunas categorías y conceptualizaciones que históricamente explicaron el arte. Siempre cuidándose de no naufragar en el estúpido romanticismo, Adorno se ocupó de desarrollar un arsenal teórico <<moderno>> desde el cual  elaborar una crítica sistemática del arte moderno mismo, el cual es presentado en su versión del “corto siglo XX” como  nueva industria cultural. El arte se vuelve mercancía (y pierde su autonomía), una mercancía dispuesta para satisfacer necesidades previamente organizadas (el azar mismo es planificado) en torno a un eterno consumidor que se presenta como mero objeto de la industria cultural. Si hasta hoy la sublimación estética implicaba el parecerse al objeto, hoy el proceso se presenta de manera inversa.