El olvido del futuro: deseo y esperanza en Ernst Bloch

ABADI, FLORENCIA

San Juan

Congreso; II Congreso Internacional Extraordinario de Filosofía; 2007

Universidad Nacional de San Juan

Ernst Bloch denuncia lo que podríamos llamar un "olvido del futuro". La "anámnesis" platónica ha venido operando, según esta lectura, como esquema estructurante del pensamiento occidental, imprimiendo una concepción del conocimiento que identifica el saber con el recuerdo. Sólo puede conocerse lo ya dado de antemano y se cierra como concluso lo que llegó a ser. La filosofía aparece así como el búho de Minerva y la teoría queda reducida a la contemplación. Esta mentalidad contemplativa, o "entendimiento observador", se opone al "entendimiento participante" -que según Bloch hace su aparición con el marxismo- que sitúa como motor de la teoría el cambio. El mundo existente, lejos de su conclusión, se encuentra en proceso, y el futuro, mal representado como un terreno ignoto o un nuevo modo de "tabula rasa", se muestra como pendiente en el mismo presente. En este contexto, investigaremos la noción de esperanza que busca precisar Bloch a través de los conceptos de "conciencia anticipadora" y de "todavía-no" en tanto críticas de la esperanza comúnmente concebida como espera pasiva o confianza optimista. Bloch apunta al deseo como potencia transformadora."Lo querido utópicamente dirige todos los movimientos de la libertad": esta tesis lo lleva a inventariar los sueños diurnos del hombre contemporáneo desde la infancia hasta la vejez y a elaborar, a partir de una perspectiva crítica de la teoría freudiana, su diferencia respecto de los sueños nocturnos. La cuestión de la ?imagen? del deseo penetra toda la reflexión blochiana, obligando a reflexionar sobre el complejo vínculo del deseo con las imágenes, asunto que ha recibido un tratamiento extendido en el pensamiento contemporáneo. Habría en las imágenes una esperanza que es activable: la noción de actualización, presente también en otras concepciones de la esperanza emparentadas con ésta, como la benjaminiana, implica la de potencia; se comprende así que la posibilidad lógica, la utopía abstracta, sean los enemigos de este planteo. El desafío consiste en asumir que el deseo realiza sin desatender el excedente que representa respecto de lo real. En esa tensión se comprenderá también la aproximación al contenido de la esperanza: mencionada por Bloch como una vida sin explotación, el mismo autor reconoce la inevitable confusión a que está sometido este deseo, en la medida en que, a diferencia de lo que sucede con los deseos individuales al interior del capitalismo, "ningún gran almacén les envía catálogos a casa". La planificación de lo aún irrealizado no puede evitar la espera de lo desconocido, ya que "si lo deseado tiene lugar, va a sorprendernos de todas maneras".