INVESTIGADORES
ABADI Florencia Dora
artículos
Título:
Misterio femenino y misoginia
Autor/es:
ABADI, FLORENCIA
Revista:
Revista Bordes
Editorial:
Universidad Nacional José C. Paz
Referencias:
Año: 2019
ISSN:
2524-9290
Resumen:
El vínculo entre enigma y odio fue patente en la Antigüedad griega. Los enigmas de la Esfinge son el producto de su crueldad, de su potencia destructiva. Apolo, el dios ?que hiere de lejos?, expresaba su perversidad y su ferocidad diferida a través del oráculo de Delfos. El enigma se vincula a una divinidad que se presenta oculta e incierta pero sobre todo hostil. Implica un obstáculo, un desafío que plantea una rivalidad e invita por lo tanto a la lucha. El enigma es una proyección de quien desea interpretar, saber. En definitiva, una proyección del odio que habita la curiosidad, pasión erótica y destructiva, como lo muestran numerosas figuras (Eva, Pandora, Psique, la mujer de Barba Azul, etc.). En palabras de Benjamin, ?la verdad no es bella en sí misma, sino para quien la busca?. No hay más enigma que el que proyecta quien se asombra: ni el cielo estrellado ni la fuerza terrible de la naturaleza son en sí mismos ningún misterio (Kant llamaba subrepción a aquella operación que atribuye al objeto una sublimidad que pertenece en realidad al sujeto). Si el enigma está vinculado al odio, proyectar sobre la mujer la idea de un misterio conlleva la misoginia. Detrás de la idealización que sugiere la idea de un misterio femenino, se esconde el odio envidioso, el odio de quien cree que le es negado el acceso a algún placer. Quien envidia idealiza, imagina que el envidiado ha encontrado su objeto, que ha satisfecho plenamente su deseo, que posee el secreto. Así, el goce de la mujer es concebido como lo absoluto, y la satisfacción misógina consiste en infligir el placer (sádicamente). No es otra la escena dominante de la pornografía contemporánea.