La construcción del paisaje arqueológico en la Quebrada del Miriguaca (Antofagasta de la Sierra, Catamarca)

GASPAROTTI LETICIA; SENTINELLI NATALIA; GRANA LORENA; ARÉVALO MARIA VICTORIA

Tilcara

Congreso; I Jornadas de Arqueología del NOA; 2022

Sociedad Argentina de Antropología

Las vidas de las personas se inscriben en espacios determinados, que son, a la vez, escenarios (en tanto condiciones de posibilidad) y productos reconstruidos permanente y cotidianamente, mediante acciones y relaciones sociales concretas. Así, los paisajes son resultado de un diálogo entre sus habitantes actuales, y las múltiples generaciones que han construido allí sus mundos, a través de su habitar. La quebrada de Miriguaca (Dpto Antofagasta de la Sierra, Catamarca) que hoy recorremos es el resultado de la materialización de diferentes comunidades, sus relaciones y trayectorias a lo largo del tiempo.Durante más de 15 años de investigaciones arqueológicas sistemáticas en la quebrada hemos podido relevar al menos 50 sitios arqueológicos de distintas características (estructuras a cielo abierto o asociadas a aleros, manifestaciones de arte rupestre, o alguna combinación de estos elementos), marcas ineludibles de las prácticas que conformaron este paisaje. Además, contamos con 23 fechados radiocarbónicos que nos permiten temporalizar e integrar este cúmulo de evidencias para deshilvanar las trayectorias de las tramas que cristalizaron en el paisaje arqueológico que hoy recorremos.A partir de esta información, abordamos las formas en que la quebrada ha sido habitada, desde hace por lo menos 4000 años atrás; describimos similitudes y diferencias que evidencian cómo algunos espacios permitieron configurar paisajes particulares a través del tiempo. Así también, exploramos el rol de la quebrada en el entramado social regional, poniendo en relación las prácticas del habitar Miriguaca con los modelos y las evidencias arqueológicas de otras quebradas de la cuenca.Los sitios analizados atestiguan los diálogos y negociaciones que mantuvieron, a lo largo de su historia, distintas comunidades humanas entre sí, y con los otros entes que también habitaban lo que hoy llamamos quebrada de Miriguaca. Las diferentes formas de habitar entablaron relaciones sincrónicas y diacrónicas, a veces sedimentando lugares persistentes en la cuenta larga, articulando diversas funcionalidades y momentos en símiles elecciones arquitectónicas y de localización; otras veces expresando de forma explícita las discordancias en las formas de construir los paisajes.