INVESTIGADORES
GRONDONA Sebastian Ivan
congresos y reuniones científicas
Título:
Control neotectónico en la evolución del relieve de la llanura interserrana bonaerense
Autor/es:
MARTINEZ, GUSTAVO; QUIROZ LONDOÑO, MAURICIO ; MARTINEZ, DANIEL; MASSONE, HECTOR; FARENGA, MARCELO; GRONDONA, SEBASTIAN
Lugar:
Neuquen
Reunión:
Congreso; XVIII Congreso Geológico Argentino; 2011
Resumen:
La llanura Interserrana Bonaerense ocupa el área comprendida entre los sistemas serranos de Ventania y Tandilia, en el sudeste de la provincia de Buenos Aires. En el subsuelo se corresponde con la cuenca tectónica de Claromecó (Kostadinoff y Font 1982), cuyo depocentro coincide aproximadamente con el Arroyo Claromecó (Kostadinoff y Prozzi 1998). El basamento paleozoico se encuentra a una profundidad promedio de 10 km y aflora saltuariamente en localidades como Lumb, González Chaves, De La Garma y Mariano Roldán (Llambías y Prozzy 1975). En esta región existe un relieve residual constituido por afloramientos discontinuos de depósitos pliocenos (Fig. 1), conformados por sedimentitas loéssicas que rematan en una potente costra calcárea (Zarate y Rabassa 2005). Estos afloramientos constituyen un relieve moderadamente ondulado con desniveles relativos que pueden alcanzar los 20-30 m. En general, presentan contornos sinuosos y están profundamente disectados por procesos de incisión fluvial. En otros sectores en cambio, dichos afloramientos presentan frentes de baja sinuosidad y están controlados por escarpes rectilíneos. Estos rasgos se suman a otros indicios geomorfológicos tales como capturas y control del sistema de drenaje, que serían indicadores de actividad tectónica cuaternaria. En este trabajo se presentan resultados preliminares de una investigación que tiene por objetivo evaluar el factor neotectónico en la evolución del paisaje en el área interserrana bonaerense. Para el análisis se utilizaron imágenes satelitales, cartas topográficas, modelos digitales de elevación SRTM (Shuttle Radar Topography Misión), imágenes satelitarias, datos de perforaciones, sondeos eléctricos verticales (SEV), datos hidrogeológicos e isotópicos y relevamiento de campo. Se identificó un lineamiento regional oeste-este (Fig. 1) que se extiende en forma discontinua desde las proximidades de la localidad de Tres Arroyos hasta Nicanor Olivera, próxima al Río Quequén Grande (RQG). En esta cuenca, las divisorias sur y suroccidental están definidas por los afloramientos pliocenos mencionados, caracterizados por presentar un relieve ondulado con numerosas lagunas antiguas (Martínez 2007). Este relieve residual representa una inversión del relieve regional y sería responsable de la asimetría de la cuenca del RQG (Fig. 1). En esta unidad geomorfológica se destaca la laguna La Salada (Fig. 1), donde estudios hidrogeoquímicos e isotópicos permitieron identificar una posible fuente recarga para la misma desde su lecho (Romanelli et al. 2008). Subterráneamente puede estar asociada a variaciones en las características químicas la margen sur del RQG donde las aguas presentan mayor salinidad, posiblemente como consecuencia del ascenso de aguas más antiguas causada por la presencia de una barrera hidráulica. Se interpreta que la misma estaría controlada por un frente de fracturación que se expresa en un escarpe de 30 m, ubicado inmediatamente al sur de dicha laguna (Fig.1). Sondeos Eléctricos Verticales realizados a ambos lados del Río Quequén Grande han definido que en el bloque ascendido el basamento se encuentra a una profundidad de 65 m (corroborado con un pozo exploratorio), mientras que hacia el norte, este no se registra en el subsuelo hasta una profundidad mínima de al menos 100 m. En las proximidades de Tres Arroyos se destaca un sistema de escarpes contra pendiente de dirección oeste-este, los cuales podrían corresponder a fracturas, que podría haber controlando la distribución de las lagunas La Tigra y Tres Lagunas y algunos tributarios del Río Quequén Salado (Fig. 1). Los escarpes son rectos, con baja sinuosidad y escasa erosión, lo cual podría indicar reactivaciones más modernas. Se interpreta que parte de los afloramientos pliocenos de la región interserrana han estado controlados por fracturas regionales de rumbo aproximado E-O. Relevamientos gravimétricos (Kostadinoff y Font 1982) y geomagnéticos aéreos y terrestres (Cabassi et al. 1998, Gianibelli et al. 1997) reflejan una correspondencia con este lineamiento. Aun no se cuenta con indicadores de edad, pero los rasgos morfotectónicos señalan tiempos de actividad neotectónica diferentes. En la vertiente sur de las Sierras Australes Quatrocchio et al. (1994) infieren efectos de neotectónica, sobre la base de estudios geológicos y geofísicos en que afectarían a depósitos del Pleistoceno tardío. Estas zonas se corresponden con fracturas regionales de dirección este-oeste, posiblemente cretácicas, generada durante la apertura de la cuenca del Colorado (Bonorino et al. 1986) y que habrían sido reactivadas durante el Pleistoceno tardío. La actividad neotectónica en llanura Interserrana Bonaerense habría controlado los afloramientos, distribución, modificaciones de los sistemas de drenaje y formación de lagunas, entre los rasgos más destacados. En este sentido se debe diferenciar los controles pasivos del sustrato de una verdadera actividad neotectónica. Es necesario además, explicar este comportamiento en el marco de un modelo regional de facturación para un margen pasivo como el considerado.