Los cantitos de cancha: entre el folklore futbolero y la discriminación explícita

BUNDIO JAVIER

San Martín

Jornada; Jornada del Observatorio Social del Deporte; 2022

Universidad Nacional de San Martín

El aliento es un juego que jugamos de a dos. Aquí tenemos una práctica que aparenta excluir al otro, pero en realidad ese antagonismo se resuelve en un guiño cómplice, ya que el rival tiene la posibilidad de devolver el desafío. Incluso esa respuesta del rival es esperada y deseada, ya que permite retrucar de forma aún más ingeniosa la injuria lanzada. El que burla pasa a ser el burlado y viceversa. No en vano los hinchas nos dicen que algo mágico se ha perdido con la ausencia del público visitante en las gradas. Sin embargo, en algún momento de la historia del aliento, esas burlas que recurrían a metáforas futboleras dejaron lugar a metáforas más duras de sometimiento, de deshumanización y de muerte. El “suben y bajan parecen un ascensor” dejó paso al “vinieron al barrio y te matamos uno más”. La burla dejó de ser exclusivamente sobre el rival deportivo y empezó a ser sobre actores sociales que nada tienen que ver con el fútbol.