INVESTIGADORES
BUNDIO Javier Sebastian
artículos
Título:
Los gritos políticos de la tribuna popular
Autor/es:
BUNDIO JAVIER
Revista:
Revista Ñ
Editorial:
AGEA SA
Referencias:
Lugar: Buenos Aires; Año: 2018 vol. 15 p. 12 - 12
ISSN:
1667-8680
Resumen:
¿Se están convirtiendo las canchas en un espacio de resistencia política? Para responder a esta pregunta es necesario plantear que el fútbol aporta símbolos, metáforas, imágenes y un lenguaje para interpretar la política. Lo mismo puede decirse del camino inverso, es posible elaborar una mirada política del fútbol. Esta doble lectura permite comprender muchas de las explicaciones que se han dado sobre el MMLPQTP. De esta manera una posible interpretación política oficialista es que existen grupos opositores que están detrás del canto, argumento retrucado desde la oposición con otra lectura política: la hipótesis del ?malestar social?. Sin embargo una lectura futbolera del fenómeno es mucho más acertada.El hincha sospecha del poderoso, siente la necesidad de estar alerta, ya que el poderoso le puede trampear un partido, robarle el estadio, mandarlo al descenso o afanarle un campeonato. Esto forma parte de las narrativas plebeyas que juegan un rol importante en varios aspectos de la cultura popular. Pero es aún más relevante para el hincha de San Lorenzo que perdió un estadio a manos de la política. MMLPQTP no es reciente, se escuchó por primera vez en el marco de la lucha de estos hinchas por la restitución histórica de los terrenos del Viejo Gasómetro, cuando Mauricio Macri era aún Jefe de Gobierno porteño. Sin embargo el MMLPQTP lejos de quedarse en los marcos de la cultura futbolera ha trascendido a otros espacios sociales. El cambio de contexto, de sujetos y de intenciones comunicativas permiten pensar políticamente este pasaje del fútbol a otros espacios públicos. Estamos lejos de considerar a los estadios como espacios de resistencia, pero lo que podemos afirmar con seguridad es que esto ya ha ocurrido antes en al menos tres momentos: la Revolución Libertadora de 1955, el Proceso de Reorganización Nacional de 1976 (y la Guerra de Malvinas) y el ?Argentinazo? de 2001.Los cantitos de cancha son contrahechuras, constituyen el resultado de un préstamo melódico de la industrial cultural al fútbol. En el transitar de un espacio al otro, las letras son reformuladas con el objetivo de alentar al propio equipo, celebrar la pertenencia, injuriar al rival y festejar la victoria. Así el MMLPQTP toma su melodía de ?Es tiempo de alegrarnos? de Raúl Sheriko Fernández Guzmán. Todos los cantitos tienen entonces su origen fuera del fútbol y resulta difícil pensar en la política como fuente de inspiración.Pues pocos saben que uno de los primeros cantos de cancha resultó de un préstamo de la política al fútbol. Quizás la primera contrahechura escuchada en un estadio de fútbol fue la que toma como melodía la canción ?Sinceramente? de Lipesker en 1954. Pero un año después el fútbol tuvo su primer hit con la ?Marcha de los muchachos peronistas? y el ?la Acadé, la Acadé, la Academia, la Acadé?. El radicalismo también aportó la melodía de su marcha para varios cantos de fútbol, aunque sin la connotación política que tuvo la marcha peronista. Así el ?adelante radicales, adelante sin cesar? pasó a convertirse en ?ponga huevo, huevo pincharratas, ponga huevo, huevo sin cesar?. Racing y el peronismo tienen una relación de larga data. Fue el mismo Juan Domingo Perón quien le otorgó a este club créditos especiales para la ampliación de su estadio, por intermedio del Ministro de Hacienda Ramón Cereijo. Y es así que el ?Cilindro de Avellaneda? terminó llevando el nombre del ex-presidente. Para 1956 este canto se convirtió en un grito de protesta en las canchas contra la proscripción del peronismo decretada por Aramburu y fue una de las maneras que encontraron los sectores populares de burlar la prohibición refugiándose en el anonimato y la multitud.La Guerra de Malvinas despertó en la ciudadanía un clima de euforia nacionalista que también encontró en los estadios un lugar para expresarse. Así la canción ?Hay que alegrar el corazón? de Juan y Juan les permitió a los argentinos apoyar la causa bélica con el conocido ?Y ya lo ve, y ya lo ve, el que no salta es un inglés?. Aún con la herida abierta de esta tragedia nacional, el hincha tuvo su revancha en 1986 y con este canto celebró un triunfo que, en palabras de Sacheri, hundió a los ingleses en una derrota futbolera e insignificante pero ?absoluta y eterna e inolvidable?.En este despertar de sentimiento nacionalista le tocó el turno a Chile de ser vilipendiado, en esta ocasión con la música de ?Tengo Fe? de Palito Ortega: ?Ay, ay, ay, ay, que risa que se ve, ahora que se cuide, que se cuide Pinochet?. Pero como las tragedias nacionales dejan heridas difíciles de cerrar, algunos recuerdos vuelven como estrofas desde el fondo de la memoria colectiva y a veces lo hacen con música rockera.El recital de Creedence Clearwater Revisited en noviembre de 2010 incentivó a la hinchada de San Lorenzo a reformular ?Bad Moon Rising? y crear ?Vengo del barrio de Boedo??. Aquí fuimos testigos del pasaje de la industria cultural al fútbol, y luego del fútbol a la política cuando el kirchnerismo lo hizo propio con ?Vengo bancando este proyecto??. También este canto llegó a la selección argentina con un hit nacional como el que no teníamos desde 1978. Es entonces cuando el recuerdo de Malvinas vuelve a presentarse en ocasión de la Copa América de 2015, y usando la misma melodía: "Chile decime qué se siente, saber que se te viene el mar. Te juro que aunque te tape el agua, nunca te vamos a ayudar. Porque vos sos un traidor, vigilante y botón, nos vendiste en la guerra por cagón. Por acá no vengas más, ojalá te tape el mar, que te ayuden los ingleses a nadar?.Los cantitos son construcciones que funcionan como relatos sociales acerca de la sociedad. Las rivalidades futbolísticas pueden expresarse entonces como formas de oposición política y diferencia de clase. Para el imaginario colectivo, ninguna hinchada sintetiza mejor las oposiciones democracia/dictadura y pobres/ricos como los ?Borrachos del Tablón?. Y eso explica que tenga sentido este cantito de San Lorenzo (con música del jingle ?Bobby, mi buen amigo?): ?Somos tan diferentes, vos sos platea y nosotros popular. Hasta en la gente podes notar, que no es la misma la manera de pensar, esta hinchada hizo la cancha y jamás olvidará, que la tuya te la hizo el gobierno militar?.En el microcosmos que constituye un club de fútbol las crisis deportivas tienen responsables claros y explicaciones simples. Los responsables pueden estar fuera del club (el periodismo, la política, los árbitros), como dentro (los jugadores, los dirigentes). Cuando esta lectura se hace sobre la realidad de un país, las crisis económicas son vistas como crisis dirigenciales, una interpretación futbolera de un problema no futbolero. Y en 2001 el ?Que se vayan todos?, con música de ?Meu Amigo Charlie Brown? de Two Man Sound, dejó los estadios para ganar las calles. Si el hincha, en momentos de crisis, pide que se vayan todos los jugadores y dirigentes, en el ?Argentinazo? la ciudadanía pidió que se vaya una clase política corrupta e inoperante. El ?Que se vayan todos? que había abandonado los estadios volvió al fútbol como canto de resistencia política. En Avellaneda, durante los festejos de los hinchas de Racing por el campeonato obtenido por el equipo de ?Mostaza? Merlo el 27 de diciembre de 2001, el hincha racinguista se permitió un lapsus en su festejo para cantar, no ya contra sus dirigentes sino contra la política.El fútbol y la política han dialogado siempre. En un país tan fanático es inevitable una interpretación de la política en clave futbolera. Pensar el mundo dividido en amigos y enemigos, donde al amigo se le perdona todo y al enemigo se lo destruye, forma parte de la lógica partisana del hinchismo. La grieta es, en definitiva, una mirada futbolera de la sociedad.