INVESTIGADORES
GAITAN Ana Cecilia
congresos y reuniones científicas
Título:
«Sí», «no», «no sé», [silencio] y [risas]: reflexiones en torno a la participación juvenil en programas de inclusión social.
Autor/es:
ANA CECILIA GAITÁN
Reunión:
Workshop; Taller Virtual Tensionando la(s) participación(es): Reflexiones desde experiencias situadas de participación en políticas públicas.; 2021
Institución organizadora:
Grupo Interdisciplinario de Estudio sobre Políticas Públicas Participativas, Interculturales e Interseccionales (GIEPPPII)
Resumen:
Durante la década del setenta el lenguaje de “la participación” alcanzó por primera vez el mainstream de las teorías del desarrollo y desde entonces, su adopción se ha generalizado entre un espectro de instituciones bien variadas, ONGs, organismos de crédito internacional como el Banco Mundial y gobiernos locales. Bajo la promesa de que su ejercicio generaría inclusión y crearía mayor espacio y opciones para aquelles con menos voz, la participación se convirtió en la ortodoxia del discurso de desarrollo (Cornwall, 2003). Como ya han demostrado otras investigaciones (Mosse, 1995; Cornwall, 2008; Everett, 2009) pesar de su retórica inclusiva, estos procesos de “participación invitada” orquestados por agencias (estatales o no estatales) externas a las comunidades, pueden servir, en muchos casos, para profundizar la exclusión de determinados grupos, entre ellos, a las mujeres.1En nuestro país, las políticas y los dispositivos estatales destinados a la inclusión social de jóvenes en “situación de vulnerabilidad” y como parte de la mencionada tendencia internacional (Cornwall & Brock, 2005), han incorporado el discurso de la participación como clave para lograr la tan ansiada inclusión social juvenil (Gaitán, et.al, 2013). De igual modo, las políticas educativas llevan ya casi dos décadas impulsando la “formación en ciudadanía”, en la cual, la participación estudiantil ha logrado ocupar un lugar central, constituyéndose como una preocupación para las propias escuelas (Núñez, 2014).Recuperando los desarrollos de Andrea Cornwall (2008), quien propone pensar aquellas “participaciones invitadas” más que como una técnica, como procesos políticos donde discursos institucionales traducidos en prácticas concretas se despliegan para regular las acciones de sus destinataries, en mi tesis doctoral analicé la participación orquestada por el programa de inclusión social juvenil Envión de la provincia de Buenos Aires. Más centralmente, analicé la propuesta de participación que aquel programa reservaba para jóvenes mujeres y jóvenes madres en el municipio bonaerense de Morón, evidenciando cómo a partir de dicha propuesta, el Estado regulaba de manera compleja y ambigua las relaciones de género y la maternidad juvenil (Gaitán, 2017). Aún así, lejos de ser un proceso armonioso, la “participación invitada” (Cornwall, 2008) en el Envión constituía un terreno de actuación y contestación donde las jóvenes transguedían sus posiciones como destinatarias pasivas y buscaban refutar los intentos de gobierno que recaían sobre ellas.Actualmente, con el foco en las experiencias juveniles, estoy interesada en profundizar el conocimiento sobre las modalidades de participación y las demandas de jóvenes destinatarias de aquellos programas. En reconstruir y analizar sus trayectorias considerando sus motivos para participar, las necesidades y las demandas satisfechas en aquellos programas. Sin descuidar el análisis respecto a cómo, al constituir dichas políticas, “instancias de regulación social” (Haney, 2010), aquellas operan como terrenos dónde el Estado busca modelar sus comportamientos, me interesa focalizar en las participaciones de las jóvenes mujeres de sectores populares, atendiendo a los obstáculos presentados en sus vidas cotidianas y que dificultan aquellos procesos participativos en las políticas sociales.Cabe señalar que, colocar esta pregunta en el actual contexto de crisis sanitaria y económica, en el que la pandemia de COVID 19 ha reforzado desigualdades históricas y2ha tornado aún más precaria e incierta la vida en los barrios populares, cobra renovada relevancia. Parece significativo de aquí en más explorar cómo la pandemia de COVID 19, que ha alterado las formas de organización comunitarias, territoriales, familiares y personales, ha reconfigurado las emociones y compromisos de las jóvenes, a la vez que las relaciones que mantienen tanto con instituciones estatales y otros actores en el territorio (ONG, iglesias, movimientos sociales), como con sus familias, pares y parejas.