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Son cuantiosas las contribuciones que, basándose en muchos casos en las teorías performativas, se han ocupado en los últimos años de estudiar los cuerpos en la antigüedad desde una pluralidad de intereses disciplinarios. En el marco de un proyecto mayor de investigación que procura indagar en la importancia legal del cuerpo y el rol que cumple en la interacción entre sujetos y objetos que se produce en los espacios del derecho, me propongo aquí centrar la atención de modo específico en la dinámica de las manos, para comprender los modos en que, mediante su despliegue y efectos, el orden jurídico romano consagra definiciones identitarias y construye vínculos legales de fuerte alcance político. Como se advertirá, un estudio de las manos como instancia de contacto no verbal y como materialización de gestualidad, tal como nos permiten observar las fuentes clásicas, permite indagar en los cuerpos como vehículos de transmisión de vínculos de poder instalados. Con estas reflexiones preliminares, que sustentaremos en las teorías de la corporalidad y en los estudios sobre cultura material, me interesa sugerir algunos lineamientos en pos de una conclusión más amplia: por un lado, pretendo mostrar que un ordenamiento de reglas como el vigente en la Roma republicana hace reposar parte de su eficiencia en acciones que se producen a partir del nexo entre personas y cosas, complementando así las palabras eficaces de las normas sustantivas, complejizando su naturaleza y determinando su sentido pleno. Por el otro, y como consecuencia de lo anterior, me interesa argumentar que un análisis fundado en la hexis somática y en el materialismo (proyecto que los historiadores del derecho no han encarado hasta el momento) contribuye a avanzar en un mejor discernimiento de las particularidades de los sistemas jurídicos antiguos, en muchos sentidos distintos de los modernos, y sus fundamentos teórico-prácticos.

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