INVESTIGADORES
AGÜERO Ana Clarisa
congresos y reuniones científicas
Título:
Cárcano, el más moderno, el menos
Autor/es:
ANA CLARISA AGÜERO
Lugar:
Córdoba
Reunión:
Jornada; VII Jornadas de la Escuela de Historia; 2008
Institución organizadora:
Escuela de Historia -UNC
Resumen:
¿A qué tipo de figura aludimos cuando adjudicamos a políticos o intelectuales el mote de modernos? En su acepción más extendida, la adjetivación pone de relieve el carácter autónomo, pleno, de un tipo de ocupación cuyos contornos habrían sido definidos -y éste es el supuesto principal- en el proceso general de disociación de unas esferas técnica, ética y estética. Como se sabe, ese proceso que en Europa pudo ser razonablemente reconstruido, resulta infinitamente más problemático en suelo americano; y esto no sólo por la modalidad inducida y precipitada de las transformaciones sino, especialmente, porque lo que allí suele ir junto (la propia disociación) se presenta aquí desfasado, estimulando un complejo cruce valorativo en torno a su carácter distorsionado o incompleto. Como toda categoría de gran generalidad, la noción dista de ser unívoca, simplemente, porque la historia la corroe. Nada es menos claro que su transparencia. La consideración de una figura como la de Ramón J. Cárcano remite, por fuerza, a esa complejidad conceptual. Si el político moderno se confunde, en parte, con el hombre que vive de y para la política, él lo era sólo parcialmente. E idéntica parcialidad aparece si tomamos el revés de aquella ocupación con la que llegó a identificárselo: su incesante y polifacética actividad cultural, que nunca diseñó una relación excluyente con la producción de bienes simbólicos. En cierto modo, y eso intentaremos mostrar, Cárcano no es ni un político ni un intelectual moderno porque su universalismo ilustrado lo apremia tanto como las escaramuzas de gobierno, algo sensible en su condición de polígrafo. Su propia contextura lo priva, así, de una especialización que muchos de sus contemporáneos ya han emprendido. Su figura es aún muy deudora de la del letrado colonial, que va de las fórmulas de la administración a los sonetos y los tratados jurídico-filosóficos, y, en ese aspecto, expresa un tipo de antiguo régimen. Sin embargo, es precisamente su escasa especialización -su premodernidad, por sucumbir a la categoría que nos convoca- la que hará de él una de las pocas personalidades capaces de captar en un solo movimiento todas las zonas de una realidad que -lenta, americanamente- se diferencia. Y así, esta figura de viejo cuño podrá, a la vez, participar de filosofías universalistas, alentar una especializada y temible técnica, y acoger los ecos americanos de las vanguardias estéticas. Será, de esta manera, el más y el menos moderno de todos.