INVESTIGADORES
AGÜERO Ana Clarisa
capítulos de libros
Título:
“Coleccionismo estatal, mercados del arte y contacto cultural: la colección plástica de la Provincia de Córdoba entre 1911 y 1930”
Autor/es:
ANA CLARISA AGÜERO
Libro:
Travesías de la Imagen. Historias de las artes visuales en la Argentina
Editorial:
UNTreF-CAIA
Referencias:
Lugar: Buenos Aires; Año: 2011; p. 265 - 298
Resumen:
El artículo que aquí se propone tiene por objetivo central caracterizar la fase inicial de constitución de la colección artística de la provincia de Córdoba y, a su través, ofrecer una visión panorámica de los diversos contextos en que ella se dirimió. En tal sentido, se intenta responder al esfuerzo expresado en la invitación recibida, así como avanzar algunos pasos respecto de nuestro trabajo anterior, reafirmando uno de sus supuestos fundamentales: completar el mapa importa, no por dar satisfacción a algún localismo poco deseable sino porque sólo así podrá aspirarse a restituir, junto a las peculiaridades de un fenómeno, los marcos efectivos (disciplinares, sociológicos, económicos y territoriales) que condicionaron su ocurrencia y desarrollo. Desde la perspectiva aquí asumida, entonces, no pesa tanto la presunción de que al buscar mercados y colecciones en provincias esperen bienes y fondos menos expectables (ya que la expectativa misma es, en parte, un resultado) como el convencimiento de que, sólo haciéndolo, podrán iluminarse las modalidades de constitución de una geografía cultural desequilibrada, uno de cuyos capítulos es la desigual presencia, vitalidad y significación (en un doble sentido, respecto del canon y respecto de su valoración por las sociedades nativas) de las artes plásticas en los diversos centros. Dicho de otro modo, si la corrección histórica nos está vedada, la historiográfica es imprescindible, y ésta presume conceder tanta atención a ciertos “cuadros de sociedad” locales como a unos contactos interurbanos, nacionales y, en ocasiones, intercontinentales, de gran protagonismo en la fijación de aquella geografía.  Ahorremos, de momento, las duraderas peculiaridades del caso cordobés para, al menos, consignar ciertos datos relevantes del momento inicial de la colección pública de la provincia. Por un lado, la consolidación de un reducido elenco de artistas “locales”, estrechamente vinculada a las líneas de institucionalización abiertas en el fin de siglo (la dinámica de exposiciones y concursos jalonada por el Ateneo, la oficialización de la academia de Caraffa en 1896, las becas discrecionales de formación europea otorgadas por el favor estatal, la aparición de comercios que exhiben y venden obras de arte, etc.). Por otro, la virtual ausencia de colecciones particulares de relieve y, en general, de una cultura coleccionista capaz de subsidiar, material o conceptualmente, la constitución de esta colección estatal. Finalmente, la vigencia de cierto tipo de consumos que, como el retrato por encargo o el arte funerario, estimamos relevantes condiciones de existencia de una práctica artística local. Admitidos esos datos y esas presunciones, y admitido el contraste con el caso porteño, el interés de la colección artística del Museo Provincial puede ser mejor ponderado. Su creación no sólo respondía a cierto impulso imitativo -que, en buena medida, la condenaba a una asincronía estructural respecto de sus “centros”- sino que también, y esto es lo fundamental, instalaba una demanda que no podía ser saldada localmente. Tensada entre la voluntad de reunir un repertorio formal del arte occidental, las restricciones económicas y formativas padecidas por sus responsables, y la imposibilidad de llenar con lo nuevo y autóctono el lugar de lo histórico y universal, la colección no sólo denuncia haber nacido del contacto sino que éste marca todo su desenvolvimiento, involucrando contextos muy diversos: el de un jerarquizado mercado del arte internacional, presente en sus circuitos subsidiarios; el de un mercado artístico nacional, cuyas cotas más altas se encuentran físicamente concentradas; el de una peculiar cultura ciudadana, en pleno proceso de institucionalización artística y en uno, muy liminar, de creación de una plaza (nacida) secundaria para el arte. Así las cosas, a partir del análisis de la formación de la colección artística del Museo Provincial de Córdoba entre 1911, año de creación de la sección, y 1930, año de su autonomización museística, se espera alumbrar, como en negativo, un panorama de la actuación de esos diversos contextos y, en su positividad, sucesivos cuadros del universo visual por ella instalado. A los fines de la exposición, al menos en este punto de nuestro propio trabajo, creemos posible organizar los contenidos privilegiando aquello que mejor conocemos para, en filigrana y con creciente importancia, dar lugar a las marcaciones fundamentales de los diversos contextos en juego. Adjuntamos, a continuación, un primer borrador de ese plan, colocando en rojo y entre corchetes algunas indicaciones sumarias de los ámbitos, obras o figuras que ingresarían en cada apartado. - El programa coleccionista del Museo Politécnico Provincial de Córdoba [Wolff y Caraffa ante la ausencia de cultura coleccionista] - El mercado como restricción (los circuitos, los intermediarios, los nombres y las obras) [la oferta francesa y catalana (Chevallier y Miralles); las pinturerías Bobone y Fasce; la aleatoriedad del catálogo europeo] - El museo como pieza de la institucionalización artística local (compras locales y nacionales, exposiciones, academias, talleres, salones, becas y envíos) [los modelos institucionales, los compromisos locales, institucionalización y consagración: las modalidades de ingreso de Mossi, Cardeñosa, Pinto, Ortiz, Caraffa, Pettoruti, etc.]  - La colección como universo visual [consolidaciones y descartes: un ciclo de la pintura, de la copia de Tiépolo a Bailarines de Pettoruti]