Cuatro movimientos imaginarios

CARLOS SURGHI

El banquete. Revista de Literatura

Alción Editora

Lugar: Córdoba ; Año: 2010 p. 81 - 100

1666-2709

En el presente artículo se estudia la representación de la ciudad lleva adelante por el escritor argentino Antonio Oviedo en sus novelas Intervalos (2002), Restos (2003), Trayectos (2005) y Vísperas (2008), las cuales conforman lo que se conoce como la "tetralogía-ciudad". La ciudad entonces como espacio, que toda escritura convoca, tiene una larga tradición en la literatura universal. Por sólo nombrar unos casos: Venecia en la obra de Tomas Mann o Dublín para Joyce aspiran a ser algo más que representaciones hechas de palabras. La invención entonces de la ciudad por parte de la literatura, como la fundación mítica o la reconstrucción literaria -por ejemplo la que plantea Joyce en el Ulises al proponer una copia exacta que le permita a ésta seguir existiendo aún cuando la verdadera ciudad haya desaparecido- son en realidad el resultado de itinerarios, recorridos, largos diálogos en silencio donde el tiempo y el espacio se suspenden para dar paso al ingenio que fragua una simple forma. En el caso de Oviedo, nuestro texto pretende exponer de qué modo la ciudad como experiencia posibilita, más que su reproducción o transmisión, su invención, su narración como sinónimo de fábula. Tomando los casos de Pushkin, Dostoievski o Brodsky ante la visión de San Petesburgo, es que analizamos cómo Oviedo ha hecho de la ciudad real y presente una ciudad que en cuatro movimientos imaginarios pierde su realidad para dar paso a la literatura que la nombra como experiencia.