INVESTIGADORES
GALAR Santiago
capítulos de libros
Título:
El caso Píparo: muerte, conmoción y cambios
Autor/es:
GALAR, SANTIAGO; KESSLER, GABRIEL
Libro:
Muerte, política y sociedad en la Argentina.
Editorial:
Edhasa.
Referencias:
Lugar: Ciudad Autónoma de Buenos Aires. ; Año: 2015; p. 179 - 202
Resumen:
Nota: el ISBN está en trámite por lo cual para poder incorporar el artículo se agregó un ISBN que no corresponde al libro, el cual se modificará apenas esté el ISBN del libro" El 29 de julio de 2010 a las 12 horas Carolina Píparo, de 34 años, embarazada de casi 9 meses y empleada del Ministerio de Justicia y Seguridad de la Provincia de Buenos Aires, fue asaltada entrando a su casa de La Plata, ciudad capital de dicha provincia a 50 kilómetros de la capital del país. Volvía del Banco Santander Río, de donde había retirado 10 mil dólares y 13 mil pesos para la compra de la primera casa propia de la pareja que conformaba con su marido, Juan Ignacio Buzali. Al grito de ?dame la plata que sacaste del banco? un ladrón con un cómplice en una moto, sacó a la mujer por la fuerza del auto, la arrastró, le pegó en la cara y efectuó un disparo que penetró por la cara y le perforó uno de sus pulmones. La mujer fue trasladada al hospital donde se le induce el parto y entra en estado de coma, su hijo, a quien llamaron Isidro, a los cinco días morirá; la madre logrará sobrevivir. Al recobrar el conocimiento y ser informada del fallecimiento de su hijo, Carolina hizo saber que una vez recuperada se instalaría junto a su marido en el extranjero para rehacer su vida. La conmoción nacional fue inmediata. Medios nacionales se hicieron eco de la noticia, el gobernador de la provincia, Daniel Scioli,y sus ministros visitaron el hospital; jueces, fiscales y abogados, policías, allegados y personas anónimas en las redes sociales expresaron su estremecimiento. Las acciones públicas comenzaron el mismo día: sospechosos fueron apresados, medidas para mayor seguridad bancaria se anunciaron y distintos debates se entablaron en un lapso de dos meses, a la par que se constituyó un público que siguió el devenir del drama de Carolina y su familia. No es difícil comprender el alto impacto del hecho, pero no sería igual de obvio pretender una relación de necesidad entre conmoción y cambios. Al fin de cuentas, la mayoría de los casos estremecedores no se siguen de transformaciones significativas; la emoción pública y el interés mediático decaen con el correr de los días y la aparición de nuevas noticias. No fue así en esta ocasión: el caso estuvo presente a diario en los medios nacionales durante dos meses y las medidas se concibieron en paralelo al desarrollo del drama familiar. En el campo de la seguridad de la post-dictadura, sólo el endurecimiento de las leyes penales promulgadas en plena conmoción por el secuestro y asesinato de Axel Blumberg en 2004 son un ejemplo comparable de encadenamiento temporal tan estrecho y directo entre hecho y producción de medidas, como muestran los trabajos de Calzado (2006) y de C. Schillagi en este libro. Pero a diferencia de aquel, en el caso Píparo la conmoción no se acompañó de movilización en las calles ni tampoco fueron la acción policial o las leyes penales los ejes de debate ni el foco de las medidas impulsadas. Pero ambos hechos marcaron sendos puntos de inflexión en las políticas de seguridad, el primero hacia leyes más punitivas y el segundo hacia formas de co-producción de la seguridad entre el Estado y actores privados y una mayor apelación a la prevención situacional y a la video vigilancia, más específicamente en este caso en lo que se llamará la ?seguridad bancaria?. ¿Por qué fue este caso y no otros en alguna medida comparables, el que generó los cambios? Una primera respuesta podría ser que la enorme conmoción no pudo ser eludida por las autoridades y fue convertida en una oportunidad política para hacer avanzar sus agendas en el tema. Sin embargo, otras salideras bancarias con desenlaces luctuosos y alta conmoción social se habían sucedido en los años precedentes. Por ello el caso Píparo, al contraponerlo con otros sin un desenlace comparable, nos será de utilidad para reflexionar sobre la exigente coordinación entre actores, discursos y acciones necesarias para que a un hecho de alta conmoción le sucedan cambios. El argumento que sostenemos, en línea con lo sostenido por Carolina Schillagi en su artículo, es que la conmoción pública suscitada por determinadas muertes abre un período de posibilidad para la producción de cambios. Pero para que se realicen transformaciones es preciso un actor o una coalición con poder suficiente para impulsar las medidas. Sin embargo se trata de una condición necesaria pero no suficiente: la solución propuesta debe ser acertada en al menos dos sentidos. En primer lugar, siguiendo la concepción de problemas públicos de J. Gusfield (2014), el propietario político interpelado debe elegir a un responsable de la solución que acepte realizarlas (pudiendo ser él mismo u otro). Es preciso en segundo lugar evitar escollos: la definición del problema, las soluciones propuestas y sus responsables no deben dar lugar a controversias de tal magnitud que otros actores movilicen sus recursos para impedirlos, al considerarlos en franca oposición a sus valores o intereses. Intentaremos asimismo alegar que la conmoción por la muerte de Isidro no debe ser considerada en forma aislada, sino como el punto más crítico de una trama dramática, cuyo efecto fue acelerar los tiempos al reforzar el llamamiento a cambios urgentes. Pero a diferencia de otros hechos luctuosos, seguidos de renovados clamores por más policías y leyes más duras, las expresiones públicas que suscitó su muerte franquearon el camino para que, lejos del debate público, se promulgaran medidas más bien técnicas y ceñidas a la seguridad bancaria. En tal sentido, el caso Píparo revela una diferenciación entre la ?inseguridad? como problema público marco, ya establecido al menos una década antes del hecho, y la paulatina configuración de una serie de problemas públicos específicos dentro de dicho marco, tales como secuestros extorsivos, ?entraderas? o robos de autos alrededor de los cuales comienzan a generarse dinámicas propias de expertos, voceros y, en este caso, de posibles soluciones. A partir de un corpus de medios gráficos nacionales y de la ciudad de La Plata, programas televisivos y grupos de la red social Facebook el artículo presenta en primer lugar la forma en que se definió el problema y su solución. Se establece luego la estructura dramática del caso, el posicionamiento de los actores, la conmoción ligada a la muerte de Isidro y, renglón seguido, las consecuencias y consideraciones finales.