INVESTIGADORES
BONIOLO Paula Susana
congresos y reuniones científicas
Título:
La interrelación entre múltiples dimensiones en las estrategias de movilidad social de familias gallegas de origen de clase popular en Buenos Aires
Autor/es:
LAURA OSO CASAS; PABLO DALLE; PAULA BONIOLO
Lugar:
Canarias
Reunión:
Workshop; Reunión intercongresos del Comité de Investigación CI-6 (estratificación y desigualdad) de la Federación Española de Sociología (FES); 2017
Institución organizadora:
Universidad de La Laguna
Resumen:
Introducción: la construcción del puente transnacional entre Galicia y Buenos AiresMás de diez mil kilómetros separan a Buenos Aires de los puertos de Vigo y La Coruña (Galicia), sin embargo, cientos de miles de familias gallegas emigraron desde sus aldeas natales a Buenos Aires persiguiendo el sueño del progreso social que prometía ?América? y que Galicia, rural y mariñeira, pobre y estancada, le cerraba a los hijos de su tierra. Primero, durante las últimas décadas del siglo XIX, el destino preferido para dicha aventura había sido Cuba, todavía bajo dominio español, pero ya desde comienzos del siglo XX la ruta cambió de dirección hacia el profundo sur. Esta inflexión en la corriente migratoria tenía sus razones. Buenos Aires, había dejado de ser una ?una gran aldea? y se convertía vertiginosamente, impulsada por el desarrollo agroexportador, en una metrópoli en la que florecían ocupaciones en actividades manufactureras, de comercio y servicios personales. Buenos Aires, se transformó rápidamente en el segundo puerto de inmigración del mundo detrás de Nueva York. Denominada la París de América Latina, fue sin dudas un faro cultural en la región donde comenzaron de nuevo personas provenientes de ultramar, principalmente de Europa Meridional: Italia y España, seguido por Europa oriental: Polonia, Rusia y Ucrania (muchos de ellos de origen judío), de Medio Oriente: Líbano, Siria y Turquía, también en menor medida de Alemania, Francia y Gran Bretaña. En este vergel de colectividades, los gallegos sobresalieron en número y por su intenso asociacionismo. Buenos Aires fue en las primeras décadas del siglo XX, la ciudad con mayor cantidad de gallegos en el mundo, superando holgadamente el tamaño de las capitales de las cuatro provincias de Galicia: Lugo, A Coruña, Pontevedra y Orense. Diversos cálculos señalan que entre 1860 y 1960 arribaron a Argentina alrededor de un millón cien mil gallegos de los cuales se radicaron en forma definitiva más de 600.000 (Lojo, 2011). Por dicha razón, Buenos Aires fue considerada capital de la quinta provincia gallega. Entre 1940 y 1965 aproximadamente ?cuando se detuvo el último flujo migratorio-, la ciudad experimentó el esplendor de la cultura gallega en Buenos Aires. Se calcula que el 65% de los descendientes de españoles en la ciudad de Buenos Aires y el Gran Buenos Aires desciende de gallegos (Cuaderno Embajada de España). De esta manera, la migración gallega ha dejado huellas indelebles, construyendo un puente transnacional entre dos mundos, América Latina y Europa. Al recorrer en la actualidad la Región Metropolitana de Buenos Aires se advierten huellas de la fuerte presencia gallega: la cruz de Santiago en el cartel publicitarios del Banco Galicia, restaurantes y bares típicos, los nombres de hoteles y pensiones y algunas edificaciones típicas como El Centro Gallego de Buenos Aires, Federación de Sociedades Gallegas de la República Argentina, Club Centro Galicia, El Centro Lucense, entre otros. Sin embargo, la influencia gallega parece ser más sórdida, al menos que la italiana, mucho más presente en los modos de comportamiento y la gestualidad de los porteños. Aunque silenciosa y tímida, como la forma de ser de los gallegos cuando interactúan por primera vez con otros, ellos y sus descendientes marcaron culturalmente al país, principalmente en los grandes centros urbanos.El océano atlántico fue, sin dudas, una ruta de comunicación intercultural que unió y sigue uniendo a Galicia con Buenos Aires, un puente tan extenso como integrador de dos mundos disímiles y cercanos a la vez. El paisaje gallego típico es un bosque de distintas tonalidades verdes entre montañas y valles. Quien recorra Galicia seguramente recordará el verde esmeralda de sus sierras que envuelven aldeas cultivadas por labradores, las rías altas y baixas o la fuerza del río Miño corriendo desde Portugal hacia Lugo. La llovizna persistente riega sus tierras y de morriña la memoria de los hijos emigrados. En cambio, Buenos Aires está construida sobre la llanura pampeana combinado el gris de una gran ciudad y una amplia vegetación de distintas especies de árboles. Disímiles no sólo en sus paisajes naturales sino también y sobre todo en las posibilidades laborales y el modo de vida. En Galicia predominaba el trabajo rural realizado por labradores en pequeños minifundios de auto-subsistencia; en Buenos Aires florecían oficios fabriles y comercios modestos, principalmente vinculados a la gastronomía o panaderías así como servicios personales para las mujeres. No obstante, los inmigrantes gallegos, los españoles en general y los italianos por sus características étnicas y sus costumbres eran considerados fácilmente asimilables en Argentina. La gran mayoría de los emigrantes, a excepción de los intelectuales exiliados durante la guerra civil, eran campesinos pobres sin o con muy pocos estudios.