INVESTIGADORES
CANET JURIC Lorena
congresos y reuniones científicas
Título:
Reactividad Temperamental e Inteligencia. Sus relaciones en niños
Autor/es:
FLORENCIA STELZER; LORENA CANET JURIC; ISABEL INTROZZI
Lugar:
Tucumán
Reunión:
Congreso; XV Reunión Nacional de la Asociación Argentina de Ciencias del Comportamiento; 2015
Institución organizadora:
Asociación Argentina de Ciencias del Comportamiento
Resumen:
Introducción: El temperamento ha sido definido como diferencias biológicamente arraigadas en la reactividad motriz, atencional y emocional frente a los estímulos y la capacidad de autorregulación de dicha reactividad. Diversos autores acuerdan que la reactividad temperamental presenta dos dimensiones o factores generales, designados afectividad negativa y extraversión. La afectividad negativa registra la tendencia a experimentar emociones negativas y se caracteriza por considerar las magnitudes de malestar, enojo, frustración, tristeza, miedo o distrés frente a la novedad. Por otra parte, la extraversión considera la capacidad de orientación social e incluye aspectos relativos a la búsqueda de la novedad y la toma de riesgos. En la literatura se observan resultados disimiles entre estudios respecto de la influencia de la reactividad temperamental sobre el desempeño en pruebas psicométricas de inteligencia. Estas contradicciones podrían originarse en diferencias en la edad de los participantes y el aspecto de la inteligencia evaluado. Respecto de esta última variable, algunos autores distinguen un componente de la inteligencia fluido, el cual implica la capacidad de razonamiento abstracto y resolución de problemas que no depende de la experiencia previa, y un componente de la inteligencia cristalizado, que refiere a los conocimientos culturales adquiridos. Objetivo: El objetivo de este trabajo es analizar la relación de la extraversión y la afectividad negativa con la inteligencia fluida y cristalizada en niños que inician la escolaridad primaria. Método: La muestra fue seleccionada de forma no probabilística, por disponibilidad, y estuvo conformada por 289 participantes (144 de sexo femenino) que asistían a escuelas de gestión pública de la ciudad de Rosario, Santa Fe. El rango etario osciló entre los 72 y los 89 meses de edad (M= 80.94; DE= 3.76). El temperamento fue evaluado a través de la versión muy breve del Cuestionario de la Conducta Infantil (CBQ), mientras que la inteligencia fluida y cristalizada a través del Test Breve de Inteligencia de Kaufman (K-BIT). Se identificaron a través del análisis de las puntuaciones percentiles en extraversión y afectividad negativa aquellos participantes que presentaban puntuaciones bajas (puntuaciones inferiores a p25) y altas (puntuaciones superiores a p75) en ambos factores de temperamento y se comparó el desempeño de los grupos con puntuaciones altas y bajas en extraversión y afectividad negativa en inteligencia fluida y cristalizada. Resultados: Los resultados indicaron que los niños con puntuaciones bajas en afectividad negativa mostraban en desempeño significativamente superior en inteligencia cristalizada (M= 28.03, DE= 5.41) respecto de los niños con puntuaciones altas (M=25.4, DE=6.55) en tal aspecto del temperamento (t=2.63, p=.01). No se observó una relación entre la extraversión y el desempeño en inteligencia (inteligencia fluida: t=-.22, p=.83; inteligencia cristalizada: t=.32, p=.75) ni entre la afectividad negativa y la inteligencia fluida (t=1.45, p=.15) Discusión: Los resultados sugieren que al inicio de la escolaridad primaria una mayor tendencia a experimentar emociones negativas repercute negativamente sobre el aprendizaje de conocimientos culturales específicos, por el contrario, el nivel de extraversión no afecta el desempeño en inteligencia. Este hallazgo contribuye a la literatura existente indicando que al inicio de la escolaridad primaria la relación entre el temperamento y la inteligencia se restringe a dimensiones específicas de estos constructos.