INVESTIGADORES
FUENTES Sebastian Gerardo
capítulos de libros
Título:
La construcción del prestigio universitario más allá de la Universidad: asociacionismo y profesionalismo en jóvenes opuestos a la Reforma Universitaria de 1918
Autor/es:
FUENTES, SEBASTIÁN GERARDO
Libro:
Formación de élites y Educación Superior en Iberoamérica (SS. XVI-XXI). Tomo I.
Editorial:
Hergar Ediciones Antema
Referencias:
Lugar: Salamanca; Año: 2012; p. 517 - 528
Resumen:
según han planteado diversos historiadores, la universidad argentina de inicios del siglo XX, aunque atravesada por el ingreso de jóvenes provenientes de sectores sociales medios-altos que antes no habían ingresado a ella, seguía siendo un espacio de legitimación de las elites políticas y de su socialización. Los intelectuales, profesores universitarios, académicos y estudiantes formaban parte, o formarán parte en sus trayectorias, de las elites de los diversos campos (político, cultural, también social como veremos para el caso de las asociaciones). La universidad era un fenómeno eminentemente urbano y de sectores de clase que podían acceder a ella, aún durante la Reforma y después de ella (Cano, 1983). según Losada, las culturas urbanas ilustradas Desde finales del siglo XvIII, se distinguen esencialmente de otras culturas, tienen su propio dinamismo y un proceso de cambio particular? son producidas por ciertas elites intelectuales pertenecientes a los estratos medios que, dentro del espacio cultural particular que implicó esa específica institución social que era y es la ciudad latinoamericana? se encuentran en una situación problemática y desarrollan un comportamiento cultural que es exclusivo de este sujeto social. (Losada, 1977 citado por Cano, 1983: 187). Desde finales del siglo XIX las autoridades y la organización de las universidades eran objeto de cuestionamientos por parte de sectores de estudiantes, cuestionamientos referidos al modo de organizar los estudios y el modo de decidir problemas relativos al estudiantado y a la calidad de los cargos docentes (Halperin Donghi, 1962). se desarrollan modos de organización en los jóvenes a través de los centros de estudiantes; en la universidad de buenos Aires (ubA), por ejemplo, se conforma el centro de estudiantes de medicina en 1900, siendo que desde hacía varios años existía allí mismo una serie de conflictos entre los estudiantes y la Academia Nacional de medicina, que se sucede con una serie de huelgas estudiantiles en las primeras décadas del siglo XX. según buchbinder «Las universidades se concentraban así en la formación de profesionales liberales y cumplían, además, un rol esencial en la generación y socialización de las elites políticas» (2005: 67). La misma universidad, formadora de las élites, justamente por eso era un terreno de conflicto desde hacía varios años. Lo indicado por Devoto (2005), a propósito de la fundación en 1910 de una universidad Católica por parte del Episcopado Argentino, señala no sólo el intento de expansión de la Iglesia Católica en el conjunto de la sociedad argentina, sino también cómo la educación universitaria, formadora de las elites, era un terreno de tensión, en disputa y clave para actores sociales en la época. Di tella y Halperin Donghi (1969) han analizado cómo los sectores de la elite criolla utilizaban la educación, y sobre todo la educación media como un dispositivo de control social. La incapacidad de la Iglesia para liderar algunos procesos de cambio social, permitió que las clases altas asuman un discurso modernizador, positivista y laicista desde fines del XIX. Que la educación universitaria sea un objeto de controversia, polémicas, posicionamientos tan enfrentados, indica su centralidad en el conjunto del ordenamiento de las clases dirigente en el país, sus diferenciaciones internas y el tipo de vínculo que establecen con otros grupos sociales dentro y fuera del país. Aunque no estamos hablando meramente de un conflicto de clase, o entre clases, debemos tener en cuenta esta diversidad de posiciones sociales que tensan las posiciones tradicionales de clase en el seno de la universidad, y fuera de ella. Estamos hablando de elites compuestas por una oligarquía terrateniente y una burguesía creciente que no explica el conflicto de la Reforma, pero ayuda a comprenderlo1 , y nos indica el ritmo de un proceso de transformación social. una clase dirigente no homogénea ni monolítica aparece en este conflicto. El crecimiento de la escuela media y la universidad2 indicaba también las necesidades de un creciente Estado que requería no sólo los tradicionales dirigentes políticos, sino también los cuadros burocráticos letrados y especializados para sus funciones. Los conflictos en la universidad por su modo de organizarse y legitimarse internamente, los mecanismos de participación, las concepciones sobre su rol en el conjunto de la sociedad, y el modo en que la universidad y el universitario salen de la institución marcan también una cierta rearticulación de los grupos sociales que goza(ban) del acceso a los estudios universitarios y la posibilidad de nuevos actores que buscan legitimarse a través de la adquisición del saber profesional, misión principal de la universidad en esas décadas. ser profesional comportaba algo más que la acreditación de un saber especializado adquirido a través del por la universidad: implicaba un prestigio social. En ese contexto agrupaciones de jóvenes universitarios van a realizar una serie de reclamos, protestas y manifiestos de reforma de las instituciones universitarias, constituyéndose como organizaciones y movimientos juveniles, proceso conflictivo que desencadenará en la llamada Reforma universitaria de 1918. El movimiento de la Reforma universitaria de 1918, como señala van Aken (1971), no debe ser visto como una suerte de creación ex nihilo de un grupo original de jóvenes revolucionarios cordobeses. Hay todo un proceso social que hace posible la emergencia del reformista en cuanto figura social, que algunos (bergel, 2008) han rastreado en torno a la figura del intelectual como una posición existentes en el ámbito cultural y político en la Argentina de inicios del XX. se trata de actores sociales que se reconocen en cuanto jóvenes, portando a su vez ideas jóvenes y, al mismo tiempo, «largamente sentidas» (manifiesto Liminar de la Reforma universitaria, 1918). ya sea que los consideremos como elites intelectuales o elites políticas ?diferenciación que según Altamirano (2008) comienza a hacerse evidente en estas décadas-, estamos hablando de grupos minoritarios, puesto que cuando se habla de elites intelectuales siempre se trata de individuos y círculos restringidos. Como también ha señalado Graciano (2008), se consideraba que para hacer carrera política se necesitaba la plataforma de haber estudiado abogacía y/o medicina. Esta era una característica del Partido socialista, por ejemplo. modos de concebir la educación universitaria en la formación de elites y cuadros dirigentes, politización de la vida universitaria y recomposición de los mismos grupos dirigentes definen las tensiones en la emergencia de la Reforma en la universidad de buenos Aires, cuestionando a su vez el orden establecido y el modo de gobernar la universidad.