INVESTIGADORES
FERNANDEZ Pablo Marcelo
congresos y reuniones científicas
Título:
Modalidades de uso del bosque de Patagonia y prácticas mortuorias desde la perspectiva del sitio Población Anticura (suroeste de Río Negro)
Autor/es:
FERNÁNDEZ, PABLO MARCELO; RIZZO, FLORENCIA
Lugar:
San Miguel de Tucumán, Tucumán
Reunión:
Congreso; XIX Congreso Nacional de Arqueología Argentina; 2016
Institución organizadora:
Facultad de Ciencias Naturales e I.M.L. Universidad Nacional de Tucumán
Resumen:
El bosque mixto de Nothofagus-Austrocedrus de Patagonia que seextiende en la vertiente oriental de los Andes entre 40° 20´ S y 43° 10´ S, fue ocupado dediferentes modos a lo largo del tiempo. Previo a 3.500 años AP lasocupaciones son escasas (Barberena et al.2014; Fernández et al. 2013,) y hansido interpretadas como resultado de la exploración del bosque (Holocenotemprano) o bien de su uso logístico (Holoceno medio) por parte de poblacionesinstaladas en áreas de ecotono y estepa (Lezcano et al. 2010). Para el Holoceno tardío, algunos autores siguensosteniendo el aprovechamiento del bosque desde la estepa, a través decircuitos de movilidad que incluían la estepa y el ecotono bosque-estepa(Arrigoni 1997; Bellelli et al. 2003; Silveira 1999). Otrosinvestigadores plantean que ciertas poblaciones -procedentes o relacionadas conla vertiente occidental de los Andes- vivían en el bosque de manera más o menospermanente y que entre sus estrategias incluían el manejo de cultígenos (Lezcano etal. 2010; Pérez y Erra 2011). Una tercera variante, propuesta apartir de las investigaciones que desarrollamos en el suroeste de Río Negro y noroestede Chubut, sugiere que conposterioridad a 1.700 años AP, poblaciones vinculadas con la estepa habríanincrementado la recurrencia y/o la permanenciaen el uso del bosque (Fernández et al.2013). Sin embargo, los avances registrados en el conocimiento sobre losmodos de uso del bosque no se han visto acompañados por el desarrollo deestudios sobre las prácticas mortuorias implementadas por estas poblaciones. Conel propósito de contribuir al conocimiento de este aspecto y continuar con indagacionesprevias (Fernández y Rizzo 2009; Rizzo 2013), aquí nos proponemosevaluar este tipo de comportamientos a partir del análisis de los restos óseoshumanos recuperados en el sitio Población Anticura (valle del Manso inferior,SO de Río Negro), a la luz de los modos de uso del bosque, considerando losaspectos bioarqueológicos, tafonómicos y de prácticas mortuorias.            Los antecedentes sobre el estudio derestos óseos humanos en contextos de bosque en esta latitud se limitan, en lavertiente oriental de los Andes, al sitio Puerto Tranquilo 1 (Hajduk y Albornoz1999). Para este sitio se menciona la presencia de restos de un individuomasculino adulto de baja estatura con rasgos craneales"fuéguido-láguidos", pero no se presentan datos acerca del contexto mortuorioen el que fue hallado (Hajduk y Albornoz 1999). A esta información puedesumarse la registrada en el actual territorio chileno, proveniente del sitioMarifilo 1, también emplazado en el bosque (Mera y García 2004). En el Estrato cuatrode este sitio se registró el entierro de un individuo infantil deaproximadamente seis años de edad, fechado de manera directa en 5.940±40 añosAP, que estaba ubicado en posición hiperflexionada decúbito lateral derecho y asociadoa un guijarro interpretado como ajuar. Por encima del entierro se registró un pequeñofogón, que los autores describen como parte del ritual funerario y que carbonizóparte de la zona torácica, pélvica y de las extremidades inferiores delindividuo. Asimismo, en el Estrato uno -datado por termoluminiscencia en 590±50años AP- se recuperaron un fragmento de diáfisis de fémur derecho de un infantede aproximadamente cinco meses y un fragmento de parietal carbonizado, al queno se pudo asignar ni sexo ni edad (Mera y García 2004).Ante este panorama, el estudio de losrestos óseos humanos recuperados en Población Anticura cobra especialrelevancia ya que permite ampliar el conocimiento existente sobre las prácticasmortuorias en este ambiente. Los resultados que aquí presentamos se basan en unamuestra ampliada respecto de trabajos anteriores (Fernández y Rizzo 2009, Rizzo2013), lo que nos permitió ajustar la estimación  del número mínimo de individuos presentes enel sitio, reduciéndolo a tres: el Individuo 1, un masculino adulto datado en ca. 2.960±25 años AP; el Individuo 2, unsubadulto de sexo indeterminado de ca.3.180±30 años AP y el Individuo 3, un femenino adulto de ca. 1.550±30 años AP (Fernández etal. 2013). Las características y fechados realizados directamente sobre losrestos óseos sugieren que los individuos uno y dos habrían sido depositados enun mismo evento o en momentos muy cercanos en el tiempo.El Individuo 1 es el que se encuentramejor representado, con un total de 154 especímenes correspondientes a 55 elementosóseos y dentarios. La mayor parte de la muestra comprende a los huesos largosde los miembros superiores e inferiores, la cintura pélvica y los huesos de lasmanos. El cráneo está representado por escasos fragmentos y piezas dentalessueltas y la caja torácica está prácticamente ausente, contando sólo con dosvértebras, un fragmento del esternón y las dos clavículas. Del Individuo 2 serecuperaron un fragmento de maxilar, un fragmento de fémur, una clavícula, unacostilla y dos vértebras. Una radiografía del fragmento de mandíbula permitióadjudicarle una edad de aproximadamente seis años de edad según los criteriosde Buikstra y Ubelaker (1994). Ambos individuos presentan un alto porcentaje deelementos quemados (entre 50% y 70%). Consideramos que esto se debe a la accióndirecta del fuego y/o a la exposición al calor generado por un fogón que fueprendido sobre el sector superior del Individuo 1. A esto podría atribuirse laausencia de buena parte de la caja torácica, del cráneo y la fragmentación delos miembros superiores. A diferencia de lo sugerido para el sitio Marifilo 1,en Población Anticura no hay relación entre la depositación de los individuos yel fogón. Los fechados de carbones contenidos en la estructura de combustión indicanque el fogón fue cavado y encendido alrededor de 2.200 años después de ladepositación de los individuos. Es posible que la magnitud de lasmodificaciones registradas -termoalteración, rotura y perdida de elementosóseos- se deba a que el fogón fue reutilizado a lo largo de unos 200 años, entreca. 710 y 530 años AP. A pesar de ladestrucción parcial del Individuo 1, el sector posterior del esqueleto fuehallado en posición primaria y articulados los coxales con los fémures. Porello pudimos determinar que yacía en posición decúbito dorsal, probablementecon las piernas semiflexionadas hacia la derecha. Sobre los coxales fueronrecuperados restos de pigmento rojo. El Individuo 3 está representado sólo porun coxal. Las modificaciones de carnívoro que exhibe, así como su carácteraislado, sugieren que este elemento fue transportado al sitio por carroñeros.Asimismo, las marcas de raíces que cubren toda su superficie (y que pudodeterminarse como previas a la acción de los carroñeros) indican que esteindividuo se encontraba sepultado antes de ser atacado por los carnívoros. En relación con los comportamientosmortuorios, durante las excavaciones no se registraron estructuras de entierrosque contuvieran a los restos. En el caso del Individuo 1, descartamos que elcavado del fogón haya destruido algún tipo de estructura preexistente (pozo,acumulación de rocas), ya que deberíamos haber encontrado evidencias de suexistencia en los sectores no perturbados. La falta de protección se ve apoyadapor el aplastamiento y fractura de los huesos de los miembros inferioresproducto de la caída de rocas del techo del alero. Lo anterior sugiere que los Individuos1 y 2 habrían sido depositados en superficie y luego sepultados naturalmentepor los sedimentos. Tampoco se hallaron elementos en asociación directa con losindividuos que pudieran atribuirse a acompañamientos mortuorios, a excepción dela presencia de restos de pigmento rojo sobre el área pélvica del Individuo 1 yde 10 cuentas de valvas dispersas en los mismos niveles que los individuos(Leonardt 2015), aunque también se registran cuentas en otros niveles del sitioque no presentan restos humanos y tampoco es posible precisar bajo quécircunstancias fueron depositados estos elementos. Asimismo, no hay relaciónentre los cuerpos y las pinturas rupestres, ya que el inicio de la actividadpictórica en el sitio data de 1.200 años AP (Fernández et al. 2013). En un trabajo anterior (Rizzo 2013) se sugirió quePoblación Anticura podría corresponderse con el ?modelo de depositaciónexpeditiva? planteado por Walthall (1999), definido a partir de la falta de demarcaciónde los entierros o protección de los restos humanos a través de algún tipo deestructura. Este tipo de comportamientos fue vinculado por Barrientos (2002)con grupos pequeños de cazadores-recolectores con alta movilidad residencial ypor ende, con bajas probabilidades de volver al mismo lugar. Al respecto, evaluarla relación entre la posible depositación expeditiva de los Individuos 1 y 2 yla movilidad residencial supone contar con información a una escala mayor quela del sitio, la que no está disponible debido a la falta de otros contextos conesa cronología en el valle del Manso inferior. En una escala regional, a lolargo de más de 300 km de bosque entre los Parques Nacionales Lanín (Neuquén) yLos Alerces (Chubut), sólo hay otros dos sitios de antigüedad similar (Fernándezet al. 2013). Estas ocupacionesfueron caracterizadas en el marco del uso logístico del bosque por parte depoblaciones de la estepa (Arrigoni 1997; Silveira 1999). Si la ocupación de ca. 3.200-3.000 años AP de PoblaciónAnticura fue el resultado de esta estrategia de uso, las probabilidades de retornaral mismo lugar también habrían sido bajas, dando pié a una depositaciónexpeditiva. Además, en este caso la opción de transportar los cuerpos hacia laestepa parece poco probable dada la distancia (hay unos 40 km lineales desde elsitio), la necesidad de atravesar un cordón montañoso de más de 2.000 metros dealtura y los riesgos de salud y seguridad que implica transportar restosmortales. Lamentablemente, de estos individuos no se pudo obtener materialadecuado para los análisis isotópicos, lo que hubiese permitido echar luz sobresu lugar de residencia más frecuente (bosque o estepa). Por otra parte, elúnico resto del Individuo 3, hallado fuera de su contexto original dedepositación, impide avanzar en la relación entre los modos de uso del bosque ylas modalidades de las prácticas mortuorias hacia los 1.500 años AP. Noobstante, este individuo sí proporcionó información clave en términosisotópicos, la que muestra el uso preferencial de recursos del bosque / ecotonobosque-estepa, sugiriendo que estos fueron los ambientes de residencia habitual(Fernández y Tessone 2014).El análisis enprofundidad de los aspectos bioarqueológicos, tafonómicos y de prácticasmortuorias no solo permite establecer las características de los entierros dePoblación Anticura, sino que, además, aporta información sobre este aspecto enun ambiente donde esta línea de investigación ha sido escasamente abordada.Finalmente estos resultados pueden ser integrados al resto de los estudiosrelacionados con los modos de uso del espacio y la movilidad de poblacionescazadoras-recolectoras en ambientes boscosos de Patagonia