Mudo en la humedad, asfixiándome. La naturaleza como descomposición en Lars Iyer (y Beckett)

NOELIA BILLI

Buenos Aires

Jornada; Terceras Jornadas de Literatura Inglesa "Estéticas de lo residual en las producciones culturales inglesas"; 2018

Cátedra de Literatura Inglesa de la Facultad de Filosofía y Letras, Universidad de Buenos Aires

Durante la modernidad, la razón humana creía poder sobreponerse a las fuerzas de la materia y, entreviendo el rostro de dios, alzarse como la única criatura digna del acto racional de creación; así, el hombre nombraba como "naturaleza"; aquel entorno de ruinas que, al acecho, lo motivaba a diferenciarse. Sin embargo, en el posthumanismo, la propia razón es un residuo de movimientos ambientales cuya tensión no es exterior (extrema) sino interior (intensa). Allí el hombre se encuentra bajo el hechizo de la imaginación de la materia y observa cómo se reconfigura una noción de "naturaleza"; a la que no cabe oponerse y tratar de domeñar. En la literatura inglesa contemporánea, las novelas de Lars Iyer se destacan por poner en juego esa problemática relación entre el filósofo (la figura quizás más lúcida acerca de la impotencia de la razón para comprender el mundo) y unas potencias naturales que sin grandes fastos corroen inexorablemente cualquier artilugio humano (en este caso, la acción de la humedad estructural en el departamento que habita el protagonista, Lars). Iyer hereda el legado de Beckett, para quien el agua estaba asociada a la descomposición y no a la regeneración. Así pues, desde el materialismo posthumano, la lógica inorgánica del agua, aliada con plantas, hongos y toda una materia baja imposible de ser insertada en un circuito de conservación o de reciclaje, permite insinuar que el enigma que reside en el corazón de todas las cosas fue todo el tiempo algo irrisorio y ridículo, la humedad por ejemplo.