Al filo del hombre. Blanchot y el Antropoceno

NOELIA BILLI

Santiago

Congreso; Coloquio Pensamiento del límite, límite del pensamiento; 2019

Universidad Diego Portales

n un artículo publicado por primera vez en 1960 en el que Blanchot se refiere a un cambio de época, describe el acontecimiento mencionado en los siguientes términos: "hoy en día el acontecimiento que encontramos tiene un rasgo elemental, el de los poderes impersonales, representados por la intervención de los fenómenos de masas, por la supremacía del juego maquinal, en tercer lugar, por el secuestro de las fuerzas constitutivas de la materia. Esos tres factores se denominan con una sola palabra: técnica moderna, puesto que en la técnica están comprimidos a la vez la organización colectiva escala planetaria para el establecimiento calculado de los planes, la maquinación y la automatización, en una palabra, la energía atómica, palabra clave. El hombre hace lo que, hasta el momento, sólo las estrellas podían hacer. El hombre ha devenido astro. Esta era astral que empieza ya no pertenece a la medida de la historia."Esta formulación, que en su época estaba ligada a la preocupación inmediata por la inminencia de una guerra nuclear y atravesada por la carrera espacial entre Estados Unidos y la Unión Soviética, nos permite acercarnos a una idea de los límites de lo humano poco transitada por los comentaristas de Blanchot. Y si bien en los años 90 Bernard Stiegler la recuperó para imprimir un desvío a la cuestión de la técnica tal como los herederos de Heidegger podían pensarla, hoy en día disponemos de un campo de problemas que tal vez permita volver a ella de manera renovada. Se trata de la apertura habilitada por la noción de Antropoceno que, de forma inquietante, parece delimitar una serie de cuestiones que resuenan con el hombre-astro blanchotiano. Así pues, en esta comunicación ensayaremos una lectura de este y algunos otros desarrollos blanchotianos ligados a la técnica y la escala planetaria que, como mínimo, nos mostrará una cara poco frecuentada pero de gran potencia en la obra de Blanchot. Por esta vía, acaso hagamos legible una lectura del "límite" blanchotiano que nos brinde acceso a ese filo del hombre que, desde siempre, hace que se lo considere un instrumento tanto de su construcción como de su propia destrucción.