INVESTIGADORES
BILLI Noelia
congresos y reuniones científicas
Título:
"Althusser y Blanchot: la espectralidad de un encuentro"
Autor/es:
NOELIA BILLI
Lugar:
Buenos Aires
Reunión:
Jornada; II Jornadas Espectros de Althusser; 2011
Institución organizadora:
Proyecto UBACyT: "Discurso, Política, Sujeto: encuentros entre el marxismo, el psicoanálisis y las teorías de la significación" (FSOC, UBA)
Resumen:
En ?La corriente subterránea del materialismo del encuentro? (1982), Althusser establece los lineamientos principales para la renovación de un pensamiento materialista en la filosofía contemporánea. Allí, la denominación de ?materialismo aleatorio? le permite rastrear un linaje de pensadores que, en su modo de abordar las problemáticas ontológicas, políticas y éticas, se alejan del idealismo; linaje que se habría iniciado con el atomismo antiguo y cuyo influjo llegaría hasta Derrida y Deleuze. Rechazando el materialismo dialéctico y el materialismo histórico (por considerarlos aún deudores del esencialismo y el idealismo), Althusser considera que es en el ?materialismo aleatorio? o ?del encuentro? donde se halla la única posibilidad de radicalización de los fundamentos materialistas que habrán permitido resistir a la corriente idealista que construye los edificios filosóficos de occidente. En la entrevista con Althusser publicada por Fernanda Navarro en 1988 (Filosofía y Marxismo, Siglo XXI), el autor explica que lo decisivo del ?materialismo aleatorio? no es tanto su carácter sistemático sino antes bien que representa una ?posición en filosofía?. Un posicionamiento que es, según se entenderá aquí, una perspectiva para abordar el mundo, ya sea en su aspecto político o en su faz literaria. Esto permite comprender por qué Althusser llama ?subterránea? a la serie bastante disímil de escrituras que él mismo incluye en este linaje: no se trata de autores desconocidos sino antes bien de saber preparar el oído para escuchar aquello que la tradición occidental ha acallado en su pensamiento. En efecto, debe considerarse que esta misma preparación de la escucha (la realizada por Althusser, la que ensayo aquí en esta exposición) es en sí misma una posición filosófica y política por cuanto es lo que habilita la relectura de ciertos escritos de nuestra cultura. Teniendo en cuenta lo anterior, en esta comunicación se distinguen dos objetivos principales. El primero, mostrar por qué es posible incluir la escritura de M. Blanchot en la corriente subterránea del materialismo aleatorio althusseriano. El segundo, aportar elementos para el desarrollo de esta noción, que Althusser alcanzó a enunciar y rastrear en determinados textos de la tradición pero que todavía dista de estar agotada. Muchos de los desarrollos blanchotianos van en la dirección señalada por Althusser: el vacío no-negativo como principio ontológico, y la desviación y el desorden como fuerzas de construcción del mundo. Ilustraré este señalamiento principalmente a través de dos textos: ?La última palabra? (relato de 1935-1936) y La espera el olvido (novela corta de 1962). El primero de ellos, se abre con la incertidumbre que provoca el hecho de que no haya ?consigna?, esa palabra clave que operaría como Origen del Sentido. Ante semejante ausencia, si bien pareciera que el relato se va desmoronando, sin embargo no deja de presentirse la afirmación de lo que no puede ser abatido por ningún hecho: que ya-desde-siempre hay. En rigor, la referencia al ?hay? [Il y a] como ?última palabra? da cuenta de un cierto fondo de indeterminación e impersonalidad ?no recuperable ni dialectizable por la organización social y política? que preside tanto los encuentros entre los distintos personajes del relato como la narración (imposible entonces) de esos encuentros. En el segundo texto, pondré de relieve la importancia del vacío como condición de posibilidad del encuentro de los personajes. En efecto, esta novela, extraña al canon desde todo punto de vista, avanza de manera fragmentaria y postula así la interrupción como aquello que habilita la articulación de las voces en ese espacio instersticial del diálogo siempre fallido. Como señala una de las voces, los personajes están ?reunidos: separados?, sintagma que impide decidir cuál de los dos estados es primero y que anuncia, en consecuencia, un modo del estar-juntos que rechaza la fusión comulgante pero también el individualismo. En referencia al objetivo antes planteado de enriquecer el planteo althusseriano, hacia el final intento mostrar por qué una cierta ?espectralidad? es aquello que mejor define, quizás, el espacio en que Althusser y Blanchot se encuentran. En vistas a ello, encuentro muy pertinente retomar elementos de la ?fantología? derrideana, no sólo porque uno de sus mayores inspiradores ha sido el propio Blanchot, sino también porque es precisamente contra una cierta interpretación del texto de Marx que Derrida la desarrolla in extenso (en Espectros de Marx. El estado de la deuda, el trabajo del duelo y la nueva internacional, de 1993), procediendo, de alguna manera, a la profundización de la crítica al materialismo dialéctico que Althusser habría iniciado. En los ecos entre Althusser y Blanchot, y a través de Derrida, es que este trabajo encuentra un espacio para sentar una ?posición en filosofía?.