INVESTIGADORES
ECHAVARRIA Corina
congresos y reuniones científicas
Título:
Contexto de descubrimiento y participación transformadora: algunas reflexiones situadas
Autor/es:
ECHAVARRIA, CORINA
Reunión:
Encuentro; II Encontro Internacional Participação, Democracia e Políticas Públicas; 2015
Resumen:
En el contexto de producción de los estudios enfocados en la participación ciudadana se reitera el análisis de los procesos de formulación de políticas públicas y/o de implementación de instituciones participativas para la gestión de lo público. Mientras, que en el paso ?de la cantidad a la calidad? en las propuestas analíticas y críticas de las experiencias participativas, emerge recurrentemente la referencia a la dimensión ?pedagógica? de la participación, a los ?aprendizajes?, al ?impacto ciudadano? de la democratización de la gestión. La premisa, no desarrollada, de estos trabajos es que las experiencias de participación en la formación de la voluntad colectiva son procesos pedagógicos que proporcionan aprendizajes, tanto para los ciudadanos como para los actores gubernamentales en ellas involucrados. En este contexto consideramos cabe preguntarse: ¿cuándo podemos hablar de una participación transformadora? ¿cómo analizar las prácticas vinculadas a la producción y transmisión de valores, capacidades y saberes desarrollados en los espacios participativos? En el contexto de las discusiones del paradigma deliberativo de la democracia, dos son las sendas que abrimos para abonar esta problemática: la del pragmatismo norteamericano y la filosofía de la acción. El primero, al indagar sobre las posibilidades de la democracia como proceso que permite el cambio incremental, se centra en el carácter situado de la acción creativa, en la libertad situada del ser humano; y la segunda, refiere a los procesos de transformación dialógicamente concebidos, a los diálogos con potencial transformador. En este trabajo reconocemos y discutimos sus aportes ?cruces, convergencias y distanciamientos-, para la complejización del análisis crítico inmanente de las experiencias de participación de los ciudadanos. Asumiendo como hipótesis de trabajo que este ejercicio posibilita poner en evidencia las potencialidades de los espacios abiertos al desarrollo de una acción comunicativa en sentido fuerte, así como dar relevancia en la discusión al espacio de problematización o ?contexto de descubrimiento? de lo que es relevante para los ciudadanos.Los avances sobre las contribuciones puntuales de dichas tradiciones no proyectan sobre campos de discusión más amplios, a partir de los cuales es posible continuar tensionado los procesos de implementación de instituciones de gestión participativa, para dar cuenta de los problemas que enfrentan los diseños cuando se trata de propiciar una deliberación exitosa. A modo de síntesis podemos consignar las siguientes contribuciones reconocidas en los recorridos realizados: A-El pragmatismo destaca el contexto situacional y biográfico de acción y su carácter recíproco: nos dirige la mirada a hacia los ?constreñimientos contingentes?, reconocidos escuetamente por Habermas, en el funcionamiento del espacio público democrático y, consecuentemente, del ?éxito? o ?felicidad? de la orientación al entendimiento que funda la legitimidad del modelo democrático deliberativo. Donde, a nuestro criterio, adquiere centralidad la noción de ?reciprocidad?, tanto intersubjetiva ?basada en las expectativas acerca de los planes de acción de los otros actores- como con las condiciones en las que la acción se desenvuelve que preceden y desafían al actor. Además, nos advierte sobre la potencialidad de los contextos como ?fuente de inspiración? y no sólo como fuente de restricciones o coacciones. Lo que lleva a resignificar la acción como una permanente definición y apertura de fronteras, y a destacar la importancia de captar el dinamismo de las interacciones con las normas y con los estímulos del ambiente.B-Desde el pragmatismo también es posible ampliar la problematización acerca las normas y valores en términos deliberativos: pasar de la preocupación por el fundamento de la legitimidad de las normas (centrada en la idea de autolegislación discursiva) hacia la génesis de la ?normatividad? o la experiencia de la que surge la fundamentación de los argumentos. Lo cual, en el modelo deliberativo, implicaría la inclusión o la consideración del proceso de publificación de una cuestión, desde la perspectiva de la resolución de problemas. Los que permite poner la atención sobre algunos silencios de la teoría habermasiana ?vinculados al contexto de descubrimiento propio del espacio público informal que sustenta la validez democrática de la institucionalidad estatal-, donde se soslaya la comprensión de los flujos de comunicación en el propio espacio público y, consecuentemente, las dinámicas asociadas al propio proceso de publificación de las cuestiones de interés para los ciudadanos. C-Desde la filosofía de la praxis, el énfasis se concentra en la posibilidad de pensar la propia condición de existir, donde -como explica Fiori (2002: 16)- ?el destino, críticamente, se recupera como proyecto?. Los diálogos con potencial transformador, entonces, serían aquellos vinculados a la reflexión sobre esta situacionalidad. En tal sentido, esta perspectiva remite, pone el foco en hombre situados, enraizados en condiciones temporales y espaciales que los marcan, impedidos de localizar al ?otro? correctamente, en diálogos sobre asuntos vinculados a ?situaciones límites?, a las cuales no cabría otra alternativa más que la adaptación (inmovilismo fatalista). Distanciándose de los presupuestos de la política deliberativa de la precedencia de un proceso de racionalización moral y político como condición para la transformación democrática, tanto de los ciudadanos como del sistema político administrativoD-Finalmente, aún en el campo de la filosofía de la praxis, es posible complejizar la noción de publicidad que subyace al modelo deliberativo. En este caso, la publicidad adquiere un sentido particular, refiere a la publificación o identificación y decodificación de las ?situaciones límite?, pero también la publicidad adquiere el sentido de protección. El diálogo crítico y liberador, supone la acción y no debe realizarse a escondidas, la publicidad de las discusiones es una condición de viabilidad del desarrollo del pensamiento crítico. Representa una garantía contra el potencial ejercicio de la violencia, entendida esta última en un sentido semejante al usado por Habermas para referir a las distorsiones de la comunicación y el ejercicio de la influencia antes que del entendimiento. En este contexto, adquiere relevancia el silencio -lo no dicho-, en la medida en que evidencia la estructura aplastante de las ?situaciones límite?, de la manipulación que se orienta al conformismo. Para lo cual, el ?antídoto? sería la problematización de la posición que cada uno ocupa en el proceso, en el encuentro y reconocimiento no sólo de sí mismo sino también de los otros con los que va a nombrar el mundo.Ambas corrientes confluyen en la recuperación de la ?experiencia? y, de esta manera, es posible poner de relieve el carácter situado de las prácticas que integran los espacios participativos. La experiencia se hace presente como contexto inmediato de la acción, recuperando no sólo la dimensión presente de la acción sino también su pasado y proyección futura, integra el conjunto de elementos de que disponen los ciudadanos para la resolución de sus problemas. Pero fundamentalmente se constituye en fundamento de legitimidad de los argumentos que sostienen la decisión o la norma y, consecuentemente, obliga a poner atención en el origen de los argumentos que sostienen las prácticas y, concomitantemente, las instituciones. Por otro lado, la experiencia es ese mundo compartido ?material e histórico- cuya referencia se constituye necesariamente en la condición de posibilidad de la reflexión capaz de superar la parálisis del determinismo. Los que ayudan a subrayar estos abordajes que es que no hay posibilidad de un diálogo en abstracto, de publificación y/ problematización de cuestiones, sino a partir de las propias condiciones de existencia de los ciudadanos. Es decir, los espacios públicos relevantes comprometen el desarrollo de las vidas de los ciudadanos, en tanto ponen en cuestión su posición en la estructura, evidenciado las diferencias y dejando de lado, consecuentemente, la premisa de la igualdad de la que parte el modelo deliberativo (?como si?). La recuperación de la experiencia de los participantes es una condición para mantener una práctica orientada a favor de los fines por ellos construidos.En esta línea, finalmente, avanzamos con el ?contextualismo radical? de Dewey, que ofrece elementos para pensar cómo la justificación de un juicio particular cambia en cada contexto, así como la idea de ?continuidad? de la experiencia que parte de su concepción procesual en el transcurso de una situación a otra donde es necesario superar la visión de un sujeto pasivo frente a los estímulos del ambiente. Particularmente, al trabajar la democracia como ?experiencia? da cuenta de la importancia de: la ?integración de los públicos?, cuya articulación sería un supuesto no problematizado en la política deliberativa habermasiana, derivado del intercambio comunicativo de carácter anárquico en el espacio público. Además, otras tres cuestiones nos refieren nuevamente a la construcción de los espacios participativos: percepción/experiencia de las ?consecuencias indirectas? de las decisiones públicas como punto de partida de la acción (¿qué?); el potencial de control de las decisiones públicas sobre la acción de públicos que permanecen amorfos y desarticulados (¿quiénes?); y la problematización de la desafección o apatía de los ciudadanos desde las discrepancias entre las prácticas reales y los mecanismos tradicionales de intervención en la formación de la voluntad colectiva, atribuidas a la ?incapacidad? de los ciudadanos para identificarse con los problemas allí definidos (?punto de partida? de la participación).