INVESTIGADORES
MARTINEZ Jorge Gabriel
congresos y reuniones científicas
Título:
Investigaciones en el sitio Peñas de las Trampas 1.1: entre Megafauna y Contextos Funerarios (Antofagasta de la Sierra, Catamarca)
Autor/es:
MARTÍNEZ, JORGE G.; ASCHERO, CARLOS A.
Lugar:
San Miguel de Tucumán
Reunión:
Jornada; VII Jornadas de Comunicaciones; 2005
Institución organizadora:
Facultad de Ciencias Naturales e Instituto Miguel Lillo
Resumen:
Se presenta en este trabajo una síntesis de los hallazgos e implicancias arqueológicas resultantes de las investigaciones realizadas en el sitio Peñas de las Trampas 1.1 (PT1.1), con particular énfasis en el hallazgo de una estructura de inhumación correspondiente al Holoceno Medio inicial. Este sitio fue detectado en diciembre de 1999 como parte de un plan de prospección, en el ámbito de la Puna meridional argentina. El mismo consiste en un alero rocoso de 23 m de boca por 8,5 m de profundidad, el cual se ubica a 7 km al noreste de la actual localidad de Antofagasta de la Sierra (Catamarca), a una altitud de 3.625 msnm. Como resultado de una primera excavación, se identificó una sucesión de capas estratificadas sin restos culturales asociados, compuestas por excrementos de megafauna con pequeños y escasos restos óseos fósiles. Posteriores análisis confirmaron que estos excrementos y los restos fósiles corresponden a un gran perezoso terrestre (Megatheriinae) y a caballo extinto (Hippidion sp.), los cuales se asocian a dos dataciones del Pleistoceno Tardío: 12.920 ±190 (UGA-9074) y 12.510 ± 240 (UGA-9258) años antes del presente (Martínez et al. 2004). Durante una segunda excavación (junio de 2000) realizada en un sector contiguo al anterior, fue detectada una estructura de cavado, en cuyo interior fue hallado un gran número de elementos culturales, los cuales dan cuenta de un depósito intencional. Esta estructura deprimida de forma oval (ca. 95 x 65 cm), estaba revestida en sus bordes por haces de gramíneas, los cuales fueron datados por 14C en 8.440 ± 40 años antes del presente (UGA 9073) (Martínez et al op. cit). Se asume por el momento que los restos arqueológicos ubicados en el interior de esta estructura, se corresponden con esta cronología. En el interior de la misma, se registró la presencia de diversos restos óseos humanos, lo cual permitió establecer que se trata de un entierro secundario múltiple, ya que fue establecido un número mínimo de individuos igual a cuatro, aunque ninguno presenta su esqueleto completo  (ver Binda et al. en este volumen). La recuperación de estos restos óseos humanos -posiblemente los más antiguos del NOA- constituye un valioso portal para el conocimiento sobre diversos aspectos paleobiológicos de estos individuos (por ejemplo, paleodieta mediante análisis isotópicos), como así también para explorar antiguas prácticas funerarias, en donde pudo haber sido frecuente el transporte de ciertas partes anatómicas del cuerpo de los muertos. Estos restos fueron hallados en asociación con una serie de elementos de carácter ritual. Si bien las condiciones de preservación de materiales orgánicos son excelentes, este ?ajuar? funerario se presenta altamente fragmentado. No obstante, este conjunto de tecnofacturas refleja una notable diversidad de materias primas y también una gran complejidad artesanal. Entre los hallazgos, se destaca la presencia de los siguientes elementos: cueros gamuzados, los cuales fueron cocidos y pintados de color rojo; numerosas cuentas de collar confeccionadas con semillas de plantas alóctonas; fragmentos de malla de red teñidos de rojo y pintados en negro, confeccionados con fibra vegetal probablemente también de origen extra-local; una especie de tocado realizado con plumas entretejidas; y finos cordeles de fibra vegetal. Estos cordeles fueron analizados, y se determinó que corresponden a Acrocomia chunta, cuya área de procedencia se encontraría a más de 600 km lineales (Rodríguez com. pers.). La presencia de elementos exóticos en este y en otros sitios del ámbito puneño, ya sea como bienes estrictamente rituales o utilitarios (según su contexto), denota una clara manifestación de la existencia de mecanismos sociales de interacción entre grupos humanos que emplearon recursos de diferentes entornos ambientales. Esta interacción no sólo debe pensarse desde el intercambio de bienes, sino también desde el intercambio genético y de información, como parte de una trama de relaciones sociales que habrían permitido sostener en el tiempo el flujo de estos elementos. La ausencia de evidencias sincrónicas a PT1.1 en regiones extra-puneñas sigue siendo un tema pendiente en la Arqueología del NOA, lo cual permitirá a futuro conocer y explicar integralmente las complejas dimensiones sociales, tecnológicas y ambientales de los grupos cazadores-recolectores de la Puna.