INVESTIGADORES
PENCHASZADEH Ana Paula
congresos y reuniones científicas
Título:
“Formas y figuras de la extranjería en la teoría de George Simmel
Autor/es:
PENCHASZADEH, ANA PAULA
Lugar:
FCS – UBA
Reunión:
Jornada; VII JORNADAS DE SOCIOLOGÍA. PASADO, PRESENTE Y FUTURO (1957-2007); 2007
Institución organizadora:
FCS - UBA
Resumen:
Si bien en Simmel podemos encontrar una justificación de la necesidad de la diferencia para la identidad - tomando a la lucha como forma de socialización altamente productiva y eficaz y sacando a la luz esta escandalosa evidencia que lo emparenta con la lectura ‘realista’ de la política - es posible, también encontrar en su teoría elementos para trascender este enfoque claramente ‘negativo’ de la identidad. En referencia al segundo a priori de la vida social empírica, Simmel sostiene que la vida no es enteramente social (Simmel, Sociología: 48). En textos posteriores asociados a la cuestión de la cultura, agregará que la vida, si bien toma forma en función de lo social como límite, representa la lucha constante por rebasar estas formas. La vida humana rebasa constantemente la forma con la que se manifiesta. En este hiato entre individuo (fuente de vida) y sociedad (forma) se esconde la posibilidad de rebasamiento de los límites y la idea de que existe una discordancia permanente e inerradicable entre el mundo de la vida y el mundo objetivo de sus representaciones. Algo siempre queda por fuera de la socialización; de alguna forma el sujeto mantiene con el mundo una relación de extrañamiento constante. Este margen es constitutivo de la posición ‘extranjera’ del hombre en el mundo. Por un lado, nuestra existencia es posible gracias a una estructura formal en la cual nuestra vida puede desplegarse en tanto vida-con-otros-siempre-ya-dispuesta;  por otro lado, el extrañamiento respecto de lo social implica la trascendencia de estos límites, gracias a una instancia individual privilegiada como centro de irradiación de la vida. Finalmente, el tercer a priori de las acciones recíprocas descansa sobre el postulado de que la vida social no transcurre psicológicamente sino fenomenológicamente mediante una unión inmediata del destino individual con el del todo social [“Nuestra vida cognoscitiva descansa en el supuesto de una armonía preestablecida entre nuestras energías espirituales (por individuales que sean) y la existencia exterior, objetiva” (Simmel, Sociología: 54)]. La socialización se manifiesta inmediatamente en las prácticas de forma que cada individuo halla su lugar en la estructura social tornándose un ‘elemento social’.