Invarianza de género del Cuestionario de Agresión Buss y Perry

REYNA CE; LELLO IVACEVICH MG; SÁNCHEZ A; BRUSSINO SA

Bogotá

Congreso; XXXIII Congreso Interamericano de Psicología; 2011

Diversos estudios señalan diferencias de género en el comportamiento agresivo utilizando la versión original o adaptaciones del Cuestionario de Agresión de Buss y Perry (1992). Los hombres resultan más agresivos físicamente, con discrepancias en las escalas de agresión verbal, hostilidad e ira (por ejemplo, Andreu, Peña, & Graña, 2002; Buss & Perry, 1992; Nakano, 2001; Santisteban, Alvarado, & Recio, 2007). Sin embargo, el estudio de las diferencias de género sólo tiene sentido si se confirma la invarianza de medición, la cual implica que distintos grupos interpretan de manera similar un constructo (Byrne & Watkins, 2003). Investigaciones realizadas sobre el cuestionario de interés indican que la estructura dimensional es invariante respecto del género y la edad (Bryant & Smith, 2001; Fossati, Maffei, Acquarini, & Di Ceglie, 2003; Santisteban et al., 2007; Vitoratou, Ntzoufras, Smyrnis, & Stefanis, 2009). En ese sentido, este estudio evalúa la invarianza de género en tres modelos factoriales del cuestionario en adolescentes argentinos, y se examinan las diferencias de medias. Método. La muestra estuvo compuesta por 134 varones (M = 14.96 años, DT = 1.94) y 237 mujeres (M = 14.86 años, DT = 1.99) que asistían a colegios públicos de Córdoba (Argentina), seleccionados de manera no probabilística y con participación voluntaria. Se aplicó una versión revisada de las versiones en español de Andreu et al. (2002) y Santisteban y Alvarado (2009). Para la evaluación de la invarianza de género se siguió una serie de pasos jerárquicos para cada uno de los modelos considerados: a) Dos factores (en base a análisis factorial exploratorio, 27 ítems); b) Cuatro factores según Buss y Perry (1992, 29 ítems); y c) Cuatro factores según Bryant y Smith (2001, 12 ítems). Particularmente, se evaluó de manera separada para cada género el modelo de base, y luego la invarianza configuracional, métrica y fuerte (Jöreskog & Sörbom, 2006). Para la comparación de los modelos anidados se utilizaron los criterios de incremento chi2 y incremento CFI (Byrne & Stewart, 2006; Cheung & Rensvold, 2002). Se desarrollaron pruebas T para las diferencias de medias. Se utilizaron los paquetes estadísticos SPSS 18 y LISREL 8.8. Resultados. Se empleó el método de máxima verosimilitud, y se permitieron las mismas correlaciones entre los errores al interior de cada subescala que los modelos de base. a) Modelo de dos factores. Ambos géneros mostraron un ajuste aceptable. Aunque los índices fueron similares al examinar la invarianza configuracional y métrica, los criterios de incremento chi2 y incremento CFI indican conclusiones opuestas (la invarianza no se mantiene y sí, respectivamente). b) Modelo de cuatro factores (Buss-Perry). Los resultados fueron semejantes al modelo anterior. c) Modelo de cuatro factores (Bryant-Smith). Ambos géneros mostraron un ajuste adecuado (chi2 (47) = 54.19, p = 0.22 [varones]/chi2 (47) = 55.95, p = 0.17 [mujeres]; GFI = 0.94/0.96; SRMR = 0.06/0.04; CFI = 0.98/0.99; RMSEA = 0.022/0.022). Los resultados soportan tanto la invarianza configuracional como métrica (chi2 (9) = 13.12, p = 0.157; incremento CFI = 0). Tal como se esperaba, en ninguno de los modelos se sostuvo la invarianza fuerte. Diferencia de medias. Se compararon los grupos empleando la versión reducida de 12 ítems; sólo resultó significativa la diferencia en Agresión Física, los varones presentaron puntuaciones más altas (t (369) = 2.218, p = 0.027). Discusión. En general, los resultados indican que la estructura es similar en varones y mujeres, y que el contenido de los ítems se interpreta y responde de manera semejante; sin embargo, las conclusiones son dispares según el modelo e índice considerado, con un mejor ajuste a partir de la versión reducida de 12 ítems. Se señalan las limitaciones y sugieren futuras líneas de acción.